Un año después.
Desperté antes de que sonara la alarma, sonreí apenas recordé mi sueño, nuevamente el chico sin nombre, que decidí llamar ángel apareció en ellos y todo fue perfecto, durante meses intenté controlar mi sueño, intentaba que apareciera, pero fue todo en vano, hasta que dejé de hacerlo, cuando dejé de buscarle había vuelto a aparecer y cada vez era más frecuente, en ese pequeño mundo de fantasía me permitía sentir.
El destino era tan bueno conmigo, que todos mis amigos quedaron en distintas universidades en Nueva York, así que, con la ayuda de nuestras familias, compramos un espacioso pent-house en el centro de Manhattan y decidimos vivir todos juntos.
Sabrina finalmente terminó su relación con Harry y al igual que yo estaba centrada en su carrera, quería ser diseñadora de modas y una excelente, tanto así que complementaba sus estudios con trabajo, era aprendiz de un diseñador de renombre y aprendía tanto como podía.
Leo y Taylor terminaron juntos, nunca antes había visto a dos personas tan diferentes complementarse de la manera en la que ellos lo hacían, Leo era la fuerza, testarudo e irritable, pero protegía y amaba a su chica con todos sus huesos, Taylor a su vez con su dulzura e inocencia le brindaba a Leo toda la paz y serenidad que necesitaba, estaban hechos el uno para el otro y a pesar de que vivían con nosotros a veces se sentía que vivían en su propio mundo. Ellos ambos habían decidido por la universidad de Columbia, Leo en Periodismo y Taylor en psicología y les iba bastante bien.
Ryan salió del closet en el último año, aunque todos ya lo sospechábamos, no cambió en nada, seguía siendo nuestro Ryan, ese chico dulce, salvaje y leal que todos queríamos. Estudia danza en Juilliard.
Y por último Rain, nuestra futura abogada, no me sorprendió que eligiera ese camino, era la persona indicada para meter a todos en cintura, siempre fue justa y defensora de los débiles.
Por mi parte, estudiaba música en Juilliard, mi sueño de convertirme en una gran cantante seguía en pie.
La primera en bajar a desayunar fue Rain. Al verme tan sonriente y distraída tomó la oportunidad para meterse conmigo.
— No me digas que ha soñado con Mr. Invisible de nuevo. — se burló mientras tomaba un par de waffles y servía café.
— Pues sí. — Hace algunos meses les había hablado a las chicas lo que me pasaba con aquel chico que solo aparecía en mis sueños.
— Sí que estás loca prima.
— No estoy loca, se perfectamente que no existe, pero mejor así ¿no? De ser real sería un completo idiota como todos los demás.
— Yo no creo que estés loca — Apareció Taylor para servirse un poco de té y tomar su tazón de frutas. — Creo que tu mente está haciendo eso para protegerte, no haz superado lo que hizo Noah y no dejas que nadie más entre a tu vida, por ello creas a este ser tan perfecto, para evitar sentirte sola, y a su vez sientes que tienes a alguien lo que te impide dejar entrar a un chico real.
— Ya empezaste — puse los ojos en blanco llevando mi taza de chocolate a mis labios — No digo que crea en esa teoría, pero si es cierta... Mi cerebro es asombroso, ojalá pudiera sacar una foto de mi mente y enseñarles.
— Creo que yo puedo ayudar con eso — Sabrina apareció en la cocina con su blog de dibujo y un lápiz — Podríamos intentar hacer un retrato hablado.
— ¡Si! — Gritaron las dos primeras y aunque quería negarme no pude, también tenía curiosidad de ver aquel chico fuera de mis pensamientos.
— Va, pero si queda bien, el dibujo es mío.
Esperamos hasta que los chicos se fueran y nos pusimos a ello, Sabrina dibujó con una precisión asombrosa cada una de las características que le di, incluso pudo recrear la sonrisa tan especial que este hombre tenía, casi grito de la emoción al ver el resultado final.
— Esperaba un vikingo impresionante, este chico es bastante normal. — Rain se encogió de hombros y se despidió de nosotras, tenía que ir a una conferencia o algo así.
— Para mi es impresionante — murmuré más para mí que para ellas.
— Es lindo, pero creo haberlo visto en alguna parte. — Sabrina se quedó mirando su propio dibujo tratando de recordar algo.
— ¿Dónde? —
— No lo sé, pero prometo decirte si lo recuerdo. —
Taylor sin embargo se quedó callada, solo observando el retrato y me dio una sonrisa preocupada, no pronunció palabra y se disculpó que debía recoger a Leo en el trabajo ya que saldrían juntos hacia la universidad.
— Eso fue raro — se quejó Sabrina encogiéndose de hombros. — Bueno, hoy tengo el día libre, ¿vamos de compras?
— No puedo, tengo una audición a las 3pm, hay una banda local que busca cantante y mis profesores creen que puede ayudarme.
— Bueno, tenemos 4 horas antes de eso ¿Qué me dices?
— Tres, tenemos tres horas... No pienso llegar tarde.
— ¡Yay! Por eso eres mi favorita. — tapó su boca riendo como una niña pequeña — No le digas a las demás.
Entre risas amenazas y promesas cada una se fue a su habitación a recoger su bolso y salimos del apartamento hacia la quinta avenida.
Tenía un lindo vestido entre mis manos cuando lo vi entrar a la tienda, era él, completamente en vivo y a unos pocos metros de donde yo me encontraba. Definitivamente Raine tenía razón y yo me estaba volviendo completamente loca, ahora no solo dormía para verlo, no, mi cerebro se las había arreglado para darme una proyección de Ángel nítida sin necesidad de dormir.
— Creo que me estoy volviendo loca, Sab.
— ¿Porqué? — siguió la dirección de mi mirada y chilló — ¿Existe? — gritó y tuve que taparle la boca para que no dijera nada más.
— ¿Tú también estás viendo lo mismo que yo?
— Pues claro. — sonrió y me arrebató el vestido de la mano — Vamos a hablarle, quizás todo sea una señal divina, vamos... — Intentó empujarme hacia el chico, pero me negué.
— ¿Estás loca? — la regañé volviendo a mirar los vestidos para evitar mirarlo a él — ¿Qué se supone que voy a decirle? No sé quién eres, pero tengo un par de años soñando contigo.
— No, pero puedes presentarte — miró nuevamente en dirección al chico justo cuando este agradecía a la vendedora y salía de la tienda. — Vamos, podemos alcanzarle. — tiró de mi brazo, pero no pudo moverme.
— No, ¿querías una señal divina? Ahí tienes tu señal divina, ya se fue.
— Eres muy terca Arielle, te vas a quedar bien sola.
— Eso ya lo sabíamos... Ahora vamos a pagar que llego tarde.
A pesar de que le resté importancia al asunto frente a mi amiga, no podía dejar de pensar en lo que había pasado, no sabía que creer ¿era una completa casualidad que ese chico existiera? ¿era realmente una señal divina como decía Sabrina? ¿O si lo he visto en algún lugar y no puedo recordar? No tengo respuesta a ninguna de las incógnitas y por mi salud mental lo dejo estar, sea lo que sea, probablemente jamás volvería a verlo y debía conformarme con lo vivido en sueños, además, estaba bastante segura que, de conocerle, me rompería la burbuja y sería tan imbécil como cualquier otro chico o, por el contrario, si es tan perfecto como Ángel, estaría ocupado, no hay posibilidad que un chico así esté soltero.
Pasé por casa con el tiempo suficiente para cambiarme, revisar que las pistas musicales de los temas que usaría para la audición estaban en mi celular y seguí hacia el bar en donde la banda tocaba y donde sería la prueba, sin saber que, al llegar a mi destino, mi vida daría un giro de 180º para siempre.
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Breathe Again
RomanceArielle Amaia Knightley Martin hizo un juramento de sangre, no volvería a enamorarse, no dejaría nunca más que los sentimientos dominaran la mente, jamás dejaría a nadie entrar a su corazón ya que el amor solo sirve para destruir y quemar todo a su...