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Después de unos minutos esperando en los que platicaban bajito cuidando de Mariana, poniéndole algunas prendas con un poco de agua en un intento por bajarle la fiebre, escucharon como alguien peleaba afuera de su escondite provisional.

── Mayichi, salí a ayudarme. ─escucharon al fin las dos chicas a la persona a quién tanto esperaban. Aroyitt se apresuró en levantarse de donde estaba y picar un poco de la piedra que había puesto para ir a ayudarlo, cubriendo por protección a la híbrida y al chico aún inconsciente.

Mayichi sabía que ahora podía estar más tranquila teniendo al pollero a su lado, puesto que el pelinegro tenía mucha experiencia en combate y fácilmente podía acabar con un gran grupo de zombies y esqueletos. Aunque saber que ahora tenía al híbrido, no quitaba el que se encontrará preocupada de su mejor amigo, que llevaba ya varios minutos sin recuperar la consciencia y su fiebre por más esfuerzo que hiciera por tratar de bajarla, parecía empeorar.

── Ya es seguro, May. ─murmuro la rubia con una bonita sonrisa quitando la piedra de alrededor, yendo donde se encontraba la híbrida, teniendo la esperanza de que el chico hubiese recuperado la conciencia, pero al verlo aún recostado sobre la piedra la hizo preocuparse más. ─ ¿Está muy mal, verdad? ─indagó con el ceño ligeramente fruncido producto de su preocupación.

── Debemos llevarlo a un médico rápido, su fiebre está empeorando y tengo la sospecha de que no ha estado comiendo bien estos días. ─mordió ligeramente su mejilla por dentro, llevando la tela húmeda hasta la frente blanquecina del chico.

── ¿Desde cuándo estaban acá? ─el híbrido de oso por fin se abrió paso en la conversión, recargando su peso en la pared rocosa cruzando sus brazos sobre el pecho, admirando la escena con curiosidad.

── Uhm, desde la mañana, creo. ─se apresuró en decir Aroyitt con un poco de confusión ante la pregunta del híbrido.

── ¿Y creés que no ha comido bien en días? ─las preguntas del híbrido comenzaban a ponerlas a pensar un poco, cayendo en cuenta qué, muy probablemente, Mariana no había comido bien y por eso es que se encontraba tan mal, aunque, claro, seguía siendo una suposición, una vaga idea.

── Si, pero eso no es importante ahora, debemos llevarlo con un médico para que lo revisen. ─por fin se atrevió en decir lo importante Mayichi, volteando a ver al híbrido ante sus preguntas que realmente ahora no jugaban un papel importante.

── Recordá que ahora me debes una, Mayichi. ─dejó su lugar para ir hasta donde se encontraba la mencionada y apartarla con sutileza para así tomar al chico en brazos, realmente quería irse ya, tenía que ir a minar todavía y el dúo solamente estaban quitándole tiempo.

Las dos chicas no dijeron ni una sola palabra más y solo admiraron como el oso se llevaba en brazos a su amigo inconsciente, yendo detrás de él.

── Vengan conmigo, no puedo protegerlo así. ─un poco irritado les hizo una señal con la cabeza indicándoles que lo adelantarán un poco.

Ahora los tres iban uno al lado del otro. Siendo el dúo de chicas quienes protegían a los dos chicos.

── ¿A dónde estámos yendo? ─se ánimo a preguntar Mayichi, no parecían estar yendo a ninguna de las casas de alguno de ellos y tampoco con el médico del pueblo, lo que le parecía un poco extraño.

── Pol. ─nombró el oso concentrado en evitar caer en algún altibajo del terreno hasta el pueblo cerca de la casa del mencionado.

Sabía que aquel señor podía ayudar a Mariana, después de todo, era quién más sabía de esas cosas y era muy probable que le diera un par de antibiótico de ser necesarios. Además no confiaba mucho en los médicos del pueblo y sabía bien que alguien tendría que cuidar de él, siendo Pol el indicado para hacerlo siendo el más cercano al chico en sus brazos, casi como un padre.

En minutos donde tuvieron algunos problemas en el camino, debido a algunos enemigos que salían de la nada, lograron llegar a la humilde morada del señor dueño del cine del pueblo y un enorme sembradío de patatas. Mayichi se apresuró en tocar la puerta esperando que aquel señor se encontrará ahí, teniendo algo de suerte al verle abrir la puerta un poco confundido.

── ¿Mariana? ¿Pero qué le ha pasado? ¿Le habéis hecho algo, desgraciados? ─en su rostro podía notarse la preocupación y un poco de enojo al pensar que muy probablemente el oso le habría hecho daño.

── Pol, tenéis que ayudarnos, estábamos minando con Aro y de un momento a otro se ha desmayado, tiene muchísima fiebre y creo que no ha estado comiendo bien, estoy muy preocupada. ─lloriqueo Mayichi con un poco de pánico, haciéndole ojitos.

── Pasad, pasad. Podéis dejarlo sobre el sillón, tengo que ir por un botiquín y un trapo húmedo. ─se hizo a un lado dejándoles entrar, cerrando la puerta detrás de sí, yendo por el pasillo en busca de lo dicho.

Spreen dejó con suavidad al chico sobre el sillón, llevando su mano hasta su frente, sorprendiendose un poco por lo caliente que se encontraba su piel. Pero no podía quedarse mucho, tenía que irse a seguir con lo suyo por más que le preocupará ahora el castaño.

── Díganle a Pol que mañana vendré a verlo, me tengo que ir. Mayichi, recordá lo que te dije. ─aviso para después dar media vuelta y dedicarle una mirada fugaz a la híbrida, caminando a paso rápido hasta la puerta, saliendo del hogar de su mayor.

Las dos chicas no dijeron nada, realmente no les preocupaba mucho más que su amigo, aunque ya se encontraban un poco más aliviadas a sabiendas de que Pol cuidaría bien del castaño, pero no podían dejarlo así nada más.

Pol pocos segundos después volvió a la sala con un botiquín y un boll con agua tibia con un pañuelo dentro. ─ ¿Y Spreen? ¿Se ha ido? ─buscó con la mirada tratando de ubicarlo en la sala, pero era evidente que el chico pelinegro se había marchado.

── Dijo que mañana vendría a ver cómo seguía. ─Aroyitt tomó asiento en un pequeño banquito que encontró por ahí, y acarició con ternura los suaves cabellos de chico.

El mayor no dijo nada más y se limitó en asentir, su prioridad ahora era bajarle la temperatura a Mariana y ayudarlo a recuperarse, o al menos, hacerlo volver en sí mismo.

── Mayichi, ¿me podéis traer la silla de allá, por favor? ─pidió amablemente dejando el botiquín en la mesita ratonera y el boll, sacando el pañuelo húmedo del agua, exprimiendolo un poco para después ponerlo sobre la frente tibia del castaño dormido.

Mayichi no dijo nada y fue hasta la silla que su mayor le había indicado, tomándola con ambas manos, llevándola hasta donde se encontraba.

Esa noche habían platicado muy poco con el hombre simpático, pues estaban más concentrados en ayudar a su amigo que por cualquier otra cosa, Mariana había despertado varias horas después con un fuerte dolor de cabeza, pero con menos fiebre y con gran dolor de estómago debido al hambre.

Los tres, por supuesto, se emocionaron con ello y le dieron un par de sermones sobre que debía comer como era debido y que si se sentía mal debía dárselos a conocer para evitar situaciones como las que había hecho pasar a las dos chicas.

Al final, dándole de comer un rico puré de patata con un poco de pollo para que recuperará fuerzas. Pol no dejó que se marchará hasta estar seguro que la fiebre no le volvería a dar y le permitió dormir en una de las habitaciones de su hogar. Por su parte, las dos chicas dijeron que podían volver bien ellas solas hasta sus hogares correspondientes a pesar de que los dos chicos les pidieron que se quedarán por su seguridad, pero no lograron convencerlas.

worse days. ㅤ» ㅤspriana. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora