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El lugar de negociaciones parecía bastante animado con la llegada del grupo de chicos que platicaban y esperaban gustosos su turno para ser atendidos por el dueño y el empleado de la tienda de empeños, haciendo una bulla agradable para todos, aunque fuera un poco ruidosa como para no dejar escuchar muy bien a la primera interacción de cliente a empleado.Noni tuvo que pedirle que repitiera al chico de castaña cabellera y curiosa vestimenta amarillenta un par de veces lo que había dicho, y que le contará más a detalle la historia que contaba de cada artículo que iba promocionando como si fuesen los únicos en el mundo, aunque ciertamente lo eran, no los únicos, porque había miles como esos, pero no con la misma historia que el castaño se había encargado de darles.
── ¿Y cuánto quiere por estos artefactos, señor Mariana? ─habló de la manera más profesional posible Noni, sintiendo la mirada fija de su jefe en él.
── Pues la verdad es que no sé, si te soy sincero, man, yo creo que unas cuántas monedas de plata y ya está, lo suficiente para comprar los alimentos de la semana. ─rasco su nuca con un poco de vergüenza el castaño, no era la primera vez que iba a la tienda de empeños vendiendo cualquier cosa para poder conseguir un poco de dinero y poder subsistir.
── Te ofrezco dos y una moneda de bronce. ─tiro su primera oferta Noni, estando convencido de que eso sería suficiente para el chico enfrente suyo.
── Tres monedas de plata, man, solamente tres. ─negocio con un tono de suplica atorado en la voz. Noni tenía que rebajar la oferta si o si al estar siendo vigilado por su jefe, sino, le habría dado hasta unas pares más por lastima al chico.
── Dos de plata y dos de bronce. ─mordio su mejilla por dentro, no quería bajarle a una moneda de plata y unas cuantas de bronce. No quería.
── Ta' bueno, man. Tampoco me voy a poner los moños. ─se rindió Mariana, aunque realmente no había conseguido la cantidad que deseaba, era una bastante cercana y con eso podía llevarlo bien.
Noni sonrió y tomó las cosas en sus manos evitando la mirada desconcertada de su jefe, llevándolas hasta la bodega para dejarlas en su lugar y tomar la cantidad que debía darle al chico de gafas, volviendo a los pocos minutos para darle el dinero correspondiente. Era consciente de que el hombre de rubia cabellera y bastante más alto que él le reprendería más tarde, pero prefería poder ayudar a su amigo. Además molestar un poco a su jefe siempre era divertido.
Mariana tomó las monedas bastante más animado y las guardo en un lugar en su mochila a donde era difícil acceder. ─ Muchas gracias, Noni, tengo cosas que hacer, ¿me abres, por favor? ─pidió con timidez acomodando los tirantes de su mochila sobre sus hombros.
Mariana estaba enterado de que el híbrido de oso estaba en la sala también, pero cuando lo vio de reojo al estar contando la historia de sus cosas, también pudo verlo muy entretenido platicando con el chico lindo de cabellos castaño y atuendo curiosamente lindo hablando con él, así que decidió ignorarlo completamente, aunque tampoco era como si el híbrido le estuviera prestando atención. O al menos eso era lo que él pensaba.
El mencionado no dijo nada y con una pequeña sonrisa acompaño al más joven hasta la puerta, abriéndola para él. ─ Que le vaya bien, señor Mariana, ¡y recuerde, vuelva pronto a empeñas Tanizen, donde todos sus deseos se hacen realidad! ─despidió al más chico con una reluciente sonrisa y un movimiento energético de manos.
Mariana imitó su acción y poco después dio vuelta sobre sus talones para ir de nuevo a su casa, debía dejar las monedas en su lugar secreto para mantenerlos a salvó.
Pretendía salir a explorar un poco y buscar algo de comida en la jungla, hacia poco había visto unos árboles de banano mientras estaba de aventuras con Mayichi, así que iría a ver si seguían por ahí para quitarle algunos. Timo se pondría feliz si los consiguiera, son su comida favorita.
Cuando llegó se despojó de su mochila y buscó las monedas que había guardado para ponerlas en el cofre oculto debajo de su cama, ahí permanecían algunas cosas que le parecían valiosas, como el rubí naranja que le había dado Mayichi como regalo, algunas esmeraldas que había encontrado en una mina y varios diamantes que recolectó con su dúo favorito de chicas estando de aventuras, entre otros minerales y valijas extrañas. Mariana sabía que esas cosas tendrían algún valor, pero recordar que eran un poco exóticas y algunos regalos le daba sentimiento siquiera pensar en venderlas.
Metió de nuevo el cofre debajo de su cama y lo camuflo con varias cosas que encontró para hacerlo pasar desapercibido. Retomó su postura y se estiró un poco, seguía un poco cansado por haber dormido en una cama ajena, pero ni con ese cansancio dejaría atrás los planes de ir a explorar por ahí. Tomó de nuevo su mochila y metió algunas cosas que consideraba podría ocupar en el trayecto. Algunas herramientas, el poco pan y algunas papas cocidas que le quedaban, su teléfono y un kit de emergencias.
No necesitaba nada más, quizás un poco de compañía. Pero sus amigas estaban ocupadas y no sabía a quien podría invitar para que lo acompañará, así que tendría que ir solo, aunque no le disgustaba, en ocasiones ir solo a explorar le resultaba muy relajante y le ayudaba mucho a pensar.
Se despidió por segunda vez de sus mascotas y salió de casa para emprender su pequeño viaje, iria por donde quedaba la casa de Barca, que era una zona muy densa y por ahí comenzaba la jungla. Con suerte y quizás encontraba una compañía para Timo e invitaba a Barca a ir con él.
Camino por donde estaba el pequeño puente de la casa del chico con lente y voz un poco gruesa, para ir a su casa a buscarlo, si no estaba seguiría de largo. Por suerte, lo encontró arreglando un poco el terreno de su hogar.
── ¡Buenas, Barca! ─saludó caminando hasta el chico.
── Hey, hola Mariana, ¿qué haces aquí? Me sorprende que estés aquí, casi nadie viene. ─soltó con una pequeña sonrisa decepcionada. Le gustaba la soledad y la tranquilidad del silencio, pero hasta eso le frustraba en ocasiones.
── Ah, ¿y por qué, man? Si esta bien bonita tu casa. ─halagó sutilmente admirando la estructura y el enorme jardín lleno de flores y árboles bastante frondosos.
── Creo que les da flojera subir hasta acá. ─menciono en un intento por auto convencerse que por responder a Mariana. ─ pero que te trae por aquí, ¿eh? Veo que traes mochila, ¿vas a explorar? ─estaba curioso, faltaban pocas horas para que anocheciera, se preguntaba si el chico castaño era consciente de ello.
── Si, si, ¿me quieres acompañar, papi? Quiero ir a buscar cosas y una novia para Timo. ─sonrió con timidez, quería hacer lo posible por ocultar sus verdaderas razones, realmente le daba vergüenza.
── Simón, déjame ir por mi mochila y agarrar comida y esas cosas. ─camino sin mirar a su compañero hasta su hogar. ─ Ven Mariana, ¿quieres algo de comer mientras me preparó? ─volteo a ver al chico esta vez, agarrando su mochila del suelo.
Mariana solamente asintió y siguió al chico de gafas con semejanza a las ratas de Shrek. El mismo le dio unas pares de chuletas que tenía cocinadas y una pares de papas cocidas, para el castaño era estar comiendo como un rey.
Después de un rato de plática mientras Barca se preparaba decidieron que ambos estaban listos, Mariana había saciado su hambre y Barca estaba listo para ir de exploración. Ambos salieron de la casa del chico y emprendieron viaje a la profundidad del bosque frondoso.
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ㅤDos capítulos en la madrugada, soy Dios. Me espanté el sueño yo solita, lpm.
── ㅤmiyu. ✧
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worse days. ㅤ» ㅤspriana.
Proză scurtăㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ Ojalá hubiera escuchado los avisos de sus amigos pidiéndole que no se acercará demasiado al híbrido oso. Finalmente comprendía porque todos le temían y porque siempre hacían lo que él quería. Porque como sirvientes acataban sus órdenes sin...