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Después de haber desayunado y platicado un rato con la persona al que veía como lo más cercano a un padre, Mariana regresó a su hogar, esa pequeña cabaña de madera en la que apenas cabían algunos cofres, su cama y un par de hornos. Pero que a pesar del reducido espacio, resultaba suficiente para el chico con gafas y le era bastante acogedora, aunque sabia que esa no sería su casa por siempre, pues planeaba construir algo más grande y bastante más decente para alguien como él.

Era fiel creyente de que sus mascotas merecían un espacio más grande en el que pudieran estar bien, en el que pudieran correr y jugar tranquilamente. Así como también deseaba cumplir su sueño de poder ayudar animales necesitados y hacer un sembradío como el que tenía Pol para poder tener mucha comida para él y sus mascotas.

Saludo alegré de poder volver a ver a su monito capuchino al que había nombrado como Timo, al cual había encontrado lastimado con Aroyitt y Mayichi. Y a su loro, Petra, regalo de la híbrida gatuna. Les dijo un par de palabras bonitas y lo mucho que los había extrañado el día anterior y esa noche. Para Mariana era importante hablar con sus mascotas, aunque ellos no le respondieran. Él prefería hablarles como a las personas, pues creía que ellos también eran pensantes y tenían sentimientos, y hablarles bonito o contarles su día siempre era reconfortante, eran su terapia.

── ¿Qué opinas, papi? No soy muy bueno haciendo planos, pero creo que esta muy bien, se ve bastante coqueto, ¿no? ─sonrió mostrándole el papel cuadriculado con el dibujo de la estructura que tendría su hacienda al monito que solo respondió con un sonidito. Quería algo lo suficientemente grande como para poder cuidar a un elefante o que cupiera un montón de gente.

La idea que tenía en mente se veía mejor estructurada de lo que había dibujado en el papel cuadriculado, pero había hecho el intento por plasmar lo que quería con la mayor claridad posible.

Suspiro mirando un poco más convencido después de hacerle algunos retoquetes al dibujo y asintió sintiéndose bastante más convencido, tomando el papel en sus manos para colgarlo en la pared junto a su cama.

── Ésta es nuestra meta, papi. ─tomó en sus manos al monito y le acarició con cuidado la cabecita, sin quitar la mirada de su obra de arte pegada en la pared.

Ahora solamente tendría que colectar los recursos, hacer las bases del edificio y conseguir un trabajo. El dinero no llegaba de la nada y sabía que tendría que conseguir dinero para diferentes cosas, se estaba quedando sin comida y el material de construcción no era muy barato del todo. Tenía algunas cosas para vender en la tienda de empeños donde trabajaba su amigo vaca, Noni, pero aún así sabía que le darían lo mínimo por esas cosas y no sería suficiente para todo lo que tenía planeado.

De pronto se le prendió el foco. ¿Por qué no le pedía trabajo al señor Spreen? Estaba construyendo un restaurante de pollos, ¿no? ¿Por qué no trabajar para él? Al menos con lo poco que ganará en ese lugar podría ir pagando poco a poco los materiales y construiría gradualmente su casa hasta tenerla terminada. La idea era perfecta, ahora solo faltaba ir a pedir el trabajo y cruzar los dedos para que el señor Spreen lo aceptará.

Pero ahora tenía otros planes, tenía que ir a vender algunas cosas a la tienda de empeños para poder comprar algo de comida. Mañana lo haría, o quizás incluso más tarde.

Mariana buscó con tranquilidad cosas que pudieran llamar la atención del señor Tanizen y que suponía tendrían un mayor valor que unas simples monedas de bronce, llevándose una pequeña decepción al haber encontrado una que otra cosita no muy interesante.

── ¿Solamente tengo ésto? Nombre, me van a dar una mierda me parece, man, pensaba que tenía cosas más importantes, Timo. ─gruño bajito sacando un traje de peruano, una caracola marina y una sopita de macaco. A la vista no parecían la gran cosa. Pero si algo le había enseñado Barca, su amigo, es que las cosas por más tontas que parecían, si les inventaba una buena historia podían darle una buena cantidad de dinero.

Trato de idearse unas cuantas historias que pudieran ser lo más interesantes posibles. La historia del traje del peruano era sobre que había tenido que luchar con él y contra sus llamas escupidoras, aunque solamente lo hubiese encontrado tirado por ahí. La caracola diría que era la que sale en Bob Esponja en un episodio especial y la sopa de macaco, bueno, que era eso, una sopa que te daba un efecto maligno que podía acabar con tu vida, o la vida de quién lo probase, no tenía muchas ideas en mente, pero para él le parecía ya bastante interesante.

Ya con las ideas muchísimo más organizadas metió las cosas a su mochila y camino hasta la puerta de su pequeño hogar, despidiéndose de Timo y Petra, prometiendo volver pronto, saliendo de su hogar y cerrando bien la puerta, nunca sabía cuando algún loquito saldría a querer ir robarle lo poca mierda que tenía.

Partió yendo derecho hasta encontrarse con el edificio blanco con decoraciones negras y algunas plantas, lo que más le gustaba del lugar, es que fuera bastante orgánico. Sonriente llegó hasta la puerta y tocó tres veces esperando paciente a su amigo de cabellos bicolor y cuernitos en la cabeza con voz un tanto graciosa y peculiar.

La puerta se abrió y detrás de ésta pudo visualizarlo. ─ Bienvenido a empañas Tanizen, donde todos sus deseos se hacen realidad, pasa, pasa, Mariana. ─hizo un pequeño ademán con su brazo dejando ver lo caballeroso que el híbrido era, causando una pequeña y amistosa sonrisa en el chico de gafas.

── Buenas, Noni, ¿cómo estás, man? ─saludó con alegría el castaño siguiéndole el paso al híbrido de vaca, hasta que se posicionó detrás del la mesa de negocios.

── Estoy bastante bien, señor Mariana, gracias por preguntar ¿usted que tal se encuentra? Me contaron que ayer en la noche había estado muy mal por la fiebre, ¿se encuentra mejor? ─se notaba en el rostro del contrario la preocupación.

── Si, si, me encuentro muy bien, solamente fue una reacción de mi cuerpo por la falta de sueño y esas cosas. ─explicó tranquilamente restándole completa importancia al acontecimiento. Estaba seguro que quién le había comentado al chico frente a él había sido Mayichi.

── Oh, pues me alegra muchísimo, señor Mariana, ¿tiene algo para vender el día de hoy? ─decidió cambiar el tema al ver subir a su jefe, no deseaba ser reprendido frente a su amigo.

── Ah, si, si, de hecho quiero vender unas cosas, déjame sacarlas de la mochila. ─hurgó entre las cosas que llevaba en la mochila y sacó las cosas que tenía para vender poniéndolas sobre la mesa.

── Oh. ─alcanzó a decir Noni siendo interrumpido por el sonido de la puerta del local siendo tocada con un poco de brusquedad, saliendo casi corriendo detrás de la mesa para ir donde la puerta y abrirla, encontrándose con un pequeño grupo de personas, entre ellas, Juan el hechicero y a Spreen, quienes platicaban animadamente ignorando al híbrido de vaca completamente.─ Bienvenidos a empañas Tanizen, donde todos sus deseos se hacen realidad. ─termino de decir cerrando la puerta detrás del grupo de chicos, volviendo a su puesto de trabajo.








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Me duele la manoooooo, bueno, lo dejó hasta acá porque tengo mucho sueño, bye bye, mañana le sigo y corrijo los errores de ortografía y así.

──      miyu.

worse days. ㅤ» ㅤspriana. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora