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Narrador Omnisciente.

Empezaba otro día en la vida de Jimin, era la quinta vez en la semana que llevaba a Sunhee al jardín, para ser su quinto día de escuela; lo había tomado muy bien, a diferencia del primer día de la menor, oh Dios... ese primer día...

Fue una pesadilla, el solo llevarla a la puerta; fue una pesadilla.

— bien, Sunhee, vamos a buscar tu salón, ¿crees que puedas llevarme a tu salón? — preguntó Jimin, seguido de eso, se dejó guiar por la pequeña que comenzó a caminar por los pasillos de establecimiento.

Aún le parecía increíble, su pequeña hermana creció, se adaptaba muy rápido.

— ¡profesor Choi! — la menor corrió hacia aquel hombre.

Muy lindo por cierto.

— Hey!, ¡pequeña! — con bastante cuidado, cargó a la menor en sus brazos y dió vueltas con ella, una acción tierna que hacía con varios de sus alumnos. — llegaste muy rápido, eso es muy bueno, hoy podrás elegir que juguetes usar en el receso.

Jimin veía como su hermana chillaba feliz, es que sí, con escuchar la palabra "juguetes" era feliz, hoy más que nunca.

— ve a despedirte de tu hermano, ¿bien?, luego dejas tu mochila y puedes ir a jugar con los demás. — le indicó a la menor mientras la bajaba al suelo.

Después de unos minutos de una muy cálida despedida entre los hermanos, la pequeña se metió a su salón a dejar su mochila de princesas, hoy le esperaba un día muy bueno, estaba segura de que disfrutaría mucho de su día de clases.

Mientras tranto, Jimin regresó a casa, luego pasaría por ella al regreso.
Solo eran unas horas en las que Sunhee retomaba su vida como una niña corriente, era unas horas en las que Jimin también intentaba ponerle un órden a toda su vida.

Últimamente veía ofertas de trabajo, su currículum estaba listo y en perfectas condiciones, hace unos días había ido a con un consejero para que le revisaran ello. Todo estaba en órden así que no tendría problema en que lo contraten en algún sitio quizás alguna empresa, un café, lo que sea pero que tuviera una buena paga, porque sí... Jimin ya no se sentía muy cómodo dependiendo de los gastos que pagaba su tía, esa mujer, era más dulce que un dulce de leche, se hizo cargo de ellos, podrían haber tomado esa responsabilidad los abuelos o darles la espalda, pero no, ella se puso firme y trató de ayudarles en lo posible, le debía mucho.

Más que solo cuidar de ellos y Sunhee. Mucho más.


*


Yoongi no paraba de renegar con su trabajo, con su vida, con su computadora, con el aire, con todo. No había nada que no lo estuviera irritando ahora mismo, pero era su culpa, nadie lo mandó a desvelarse con sus amigos la anterior noche, nadie a punta de pistola lo obligó, sin embargo; él quiso y ahí estaban las consecuencias, su jefe gritándole que es un inepto e idiota, pues sí, en algo tenía razón.

Min Yoongi era idiota en el total sentido de la palabra.

— arregla ésto antes y agradece que estoy de buenas. — habló entre dientes el viejo sapo ese.

Por decir... viejo cascarrabias.

Yoongi no sabía cómo lo soportaba, pero en fin, era su trabajo, componer y escribir era su mayor pasión en la vida, de eso no cabía duda alguna.

Mi Sexy Vecino. [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora