V.

832 60 0
                                    

—¿Que hiciste que?

—Como lo hoyes, dome a Vhagar.

—¿Por eso la pelea en el tunel? ¿Es por eso todo esto?

—Si.

lo mire con pesar, mi hermano anhelaba tanto un dragón, que arriesgo su vida por ello, perdio un ojo, y domo al dragón mas grande del mundo, y aún hací yo no podía enojarme con el, sabia que para conseguir algo debía de ganárselo.

—Aemond..— logre a susurrar, sin poder creerlo aun. mi dulce hermano habia ganado un dragón..

Se acerco a mi , abrasandome, y buscando refugio en mis brazos, torpemente lo abrase, con cuidado a no lastimar su herida, aún estaba procesando todo lo que habia pasado. No sabia que decir, que se suponia que tenia que decir?

—No tienes que decir nada.— hablo el , separandose un poco, como si leyera mis pensamientos,¿eso era posible?, me pregunto cuantas veces lo habra hecho ya.

—Estoy efusivamente feliz por ti, hermano.— le sonríe sinceramente.— Pero, me preocupas, demasiado, y no puedo evitar pensar, lo que habría pasado si no hubieras podido domar a Vaghar.

Sabia que el que Aemond se convirtiera en jinete de Vaghar era en parte malo, Vaghar era de Lady Laena Velaryon, por lo que, por sucesión, tenia que ser de su hija Rhaena, dado que ella no tenía dragón aún, lo cual me hizo sentir culpable de ella, pero no queria arruinar el momento de Aemond, por lo que, no mencione nada.

—Lose Erys, creeme, pero estoy bien, y con un dragon.— expreso felizmente, nunca lo habia visto haci.— ¿Sabes cuantas cosas podemos hacer juntos ahora que tengo dragón? por fin podré volar contigo y Canibal.

—Sabes que no me gusta que lo llamen haci Aemond.— dije recelosa.— se llama Xyrger, y tomando en cuenta tu comentario, creo que si dominas perfectamente a un dragon como Vaghar, supongo que podemos convencer a madre que, regresemos volando a casa, tu y yo.

habiamos retomado la caminata, llegando a su habitación, lo cual, en todo el trayecto no paraba de hablar de como se sintio domar a Vaghar.

Cuando llegamos a sus apocentos, me recosté en una mesita, viendo como el maestre terminaba de curar a Aemond.

—Y eso paso, ¿puedes creerlo?.— termino de hablar, soltando un quejido cuando su piel sintio el paño de agua.

—Claro que lo creo hermano, sabia que algún dia tendrias un dragón.— sonrei levemente.— pero cambiando de tema, ¿que ocurrio?,antes de que yo llegara.

Tenia que saber, era mi responsabilidad cuidar de el, al igual que el cuidaba de mi, y había fallado en eso, no quería que algo haci volviera a pasar.

hiva a responder cuando la reina entro a los aposentos, la servidumbre, el maestre y mi hermano se inclinaron ante su presencia, yo nunca reverenciaba a nadie que no fuera el rey, y eso todo el mundo lo sabia bien, mi madre, por mas que trato con golpes,nunca me hizo cambiar de opinión, haci que aprendió a vivir con ello.

—Mi querido hijo.—Se lamento mi madre al verlo en tal estado.

Se agacho ante el mirandole su rostro, mire hacia la puerta, esperando, tal vez padre vendria, pero no fue haci, el no se aparecio en todo el momento que madre estuvo en la habitación, luego la mano llego, yo no prestaba atención a las platicas, estaba absorta de ellos, ni siquiera podria ver a mi madre a la cara, sentía vergüenza ajena.

—Creo que ire a dormir a mis aposentos, mi hermana debe de estar esperandome.— dije levantandome de mi asiento, yo aun estaba manchada de la sangre de Aemond pero aun haci, no me importo en ningun momento.

—Adios Erys.— se despidio mi hermano, con una sonrisa ladeada.

Mire a mi madre, por preimera vez desde que entro a la habitación, ella me miraba con rudeza,como siempre, lo cual no me sorprendio.

Me retire de la habitación, siendo reverenciada por todos, menos por mi madre y hermano, me dirigi a la habitación de mi padre, tenia que hablar con el, eso era lo que nesesitaba.

Estuve vagando por los pasillos asta encontrar a Sir Harrold, el guardia encargado de la vigilancia de mi padre esta noche.

—Buenas noches princesa.— saludo haciendo una reverencia

—Yo no diria buenas, Sir .— le di una sonrisa tratando de aliviar el ambiente.— Venia a ver a mi padre.

—Claro princesa.— se hizo a un lado abriendo las puertas de madera ante mi.

le di las gracias y pase a los aposentos de mi padre, sin duda era mas grande que la que me habian asignado a mi.

Vi a mi padre, Recostado en su cama , siendo ayudado por una sirvienta a acomodar sus almohadas.

—Padre.— dije, haciendo una reverencia, hacercandome a su cama.

—Hija, que te trae por aquí. — hablo efusivamente, algo en su comportamiento era diferente, pero no le tome relevancia.

—Vine a ver como estas, padre.

—Mejor que tu hermano me gustaria decir.— rio inconsientemente

me sente, incomodamente en el borde de la cama.

—Hablando de mi hermano padre.—trate la manera de decirlo lo más natural.— Habiamos estado pensando, se que es un poco repentino, pero Aemond esta muy emocionado ya sabes, y queria darle el regalo de que pudiera volar conmigo y Xyrger, a Krings Landing, claro si tu lo  permites y le dices a la reina.

Me miro con los ojos abiertos, tratando de entender lo que dije, de tan rápido que hable,sabia que diria que no pero tenia que intentarlo.

—Claro hija.— dijo sonriendome.

¿Que demonios le pasaba? y por que era tan feliz conmigo, después de lo que paso esperaba una reprendida o algun tipo de castigo de su parte.

—¿Estas bien padre?

—De maravilla hija mía, pero si me permites tengo que descansar para un gran largo viaje mañana.

—Por supuesto majestad, que pase una buena noche.

Dije despidiendome, feliz por primera vez, luego de una conversación formal con mi padre. 

Más no sabia que era jugo de amapola
lo que tenia drogado a mi padre.

Dragon blood - Lucerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora