Capítulo 2

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Íbamos cogidos de la mano por las calles de Paris, recordando entre risas algunos momentos desde que nos conocimos.

— ¿No te parece increíble que llevemos ya cuatro años y medio?

— A mi lo único que me sorprende es como he podido vivir sin ti.

— Oh Nick.

— Vamos a acelerar un poco el paso que empieza a hacer frío y no quiero que te enfermes — la cogí de la mano y empecé a dar unos pasos un poco más rápidos —

— Nick frena no puedo ir tan rápido.

— ¿Porque no?

— Los tacones —se los señaló, yo me puse delante de ella —

— Agárrate a mis brazos.

— ¿Que? —ella lo hizo— ¿Porque? — la cogí en brazos— ¡¡Nick!! —

— Anda vamos. 

— Estas loco de verdad.

— Tú me haces perder la cordura —fuimos por las ultimas calles que nos quedaban antes de llegar a nuestro destino con Rachel como si fuera un bebé en mis brazos —

— Que vergüenza.

— ¿Porque?

— Todos nos miran.

— Normal que te miren, eres preciosa.

— No creo que miren eso Nick parezco tonta aquí a tus brazos.

— No pareces tonta pareces una princesa llevada en brazos de un caballero.

— Bájame Nick.

— Pero aún no hemos llegado.

— He dicho que me bajes —respondió tajante, la deje en el suelo de golpe — Pero ten cuidado— me miro a la cara y se dio cuenta de que su comentario no me había sentado bien — Cielo —

— El restaurante está a dos calles, vamos —no la deje oportunidad de hablar y empece a caminar —

— Entiéndeme todos nos miraban me daba mucha vergüenza —comentó ella mientras andábamos—

— No te miraban porque estuviéramos haciendo el ridículo sino porque no todos los días se ve a un chico tratando así a una chica Rachel — Después de mi respuesta ella se quedó pensativa, el resto del camino que quedaba nos lo pasamos en silencio —

— ¿Tenemos reserva? — me pregunto Rachel —

— Si — Entramos al restaurante, Rachel hablo al ver lo silencioso y pensativo que yo estaba — Buenas noches.

—Buenas noches señorita.

— Teníamos una reserva al nombre de Rachel.

— Mmm el nombre Rachel no figura en la lista pero "mi princesa Rachel" si, ¿son ustedes?

— Si —respondí, vi como Rache me miraba emocionada —

— Entonces adelante —Ambos seguimos al camarero que nos sentó en una mesa con vistas a la Torre Eiffel, el paisaje era precioso — Les dejo aquí las cartas, disfruten de la velada.

— Muchas gracias — dijimos al unísono —

—  Ves mirando tu, yo iré al baño, enseguida vuelvo —me levante y me dirigí al baño, cuando acabe y iba hacia la mesa pude ver a Rachel mirándome, sabía que se venía charla.

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