18.No hay manera

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—Aquí está bien, señor Chapman.— dijo Alex con propiedad mientras la rubia la veía con preocupación.

Los ojos azules de Bill Chapman se enfocaron en ella a través del espejo retrovisor y una mueca de sorpresa y cavilación se asomó de su rostro.

—Tu rostro está más inflamado, Alex,— dijo con cierto pesar —¿Estás segura de que no te duele?

—¿Ésto?— señaló su mejilla ahora rojiza y al doble de lo normal —No, pero apuesto a que mañana todo el día voy a acordarme del idiota de Bloom.

—Dios...— la rubia se inclinó un poco más hacia ella para mirar —Amor, eso es... Lo siento mucho.

Incluso a través de la luz del alumbrado público, la mejilla hinchada parecía a punto de cerrarle el ojo. Y de cualquier forma era como ver a una guerrera victoriosa después de una batalla encarnizada contra un oponente que no precisamente jugaba limpio. Era hermosa, y el verla lastimada conmovía hasta la fibra más profunda del cuerpo de Piper.

—Estaré bien, Pipes.— hizo una mueca de algo parecido a una sonrisa —No te preocupes.

—Larry no debió golpearte, Alex.— Bill se giró hacia ellas —Y voy a encargarme que pague por eso también. Justo me ha escrito mi abogado, él está frente al caso y los oficiales han ido por él hace un rato. Está en calidad de detenido, por ahora son delitos menores, pero él se va a encargar de desarchivar el antiguo acusamiento.

—Pues deberá darse prisa, tiene cuarenta y ocho horas, y transcurrido dicho plazo, deberán ordenar su libertad o ponerlo a disposición de la autoridad judicial, en caso de que logren condenarlo.

—Cierto,— el hombre sonrió —olvidaba que tenemos una futura abogada entre nosotros

—Así es, señor.— Alex asintió con satisfacción.

—Ahora el problema es que seguramente los Vause van a ponerme a disposición de su odio eterno porque Alex está herida de nuevo, por mi culpa.— la rubia suspiró mirando con nerviosismo la hermosa fachada de la casa de Alex.

—Puedo ir a explicarles contigo, si quieres.— ofreció su padre —Creo que ya es tiempo de que los conozca, después de todo su hija se ha ganado el corazón de mi niñita por completo.

—¿De verdad harías eso?— Piper parecía demasiado sorprendida, y no era para menos.

Su padre no era partidario de conocer a la familia de todos con quiénes había salido, de hecho, había pasado al menos un año para que él aceptara alguna invitación a la casa de los padres de Larry cuando había estado saliendo con él, y más bien fue que ella y Carol le habían estado insistiendo con aquello, así que realmente no le había quedado otra opción más que aceptar.
Pero ahora era distinto, él mismo estaba pidiendo entrar a hablar con los padres de Alex, y quizás no era una situación muy feliz, pero quizás por ello mismo contaba más.

—Claro, cariño.— sonrió — Alex me parece justamente la chica, bueno, la persona que necesitas en tu vida. Incluso si fuera chico, me agradaría para ti.

—Eso es muy lindo, señor Chapman.— la pelinegra instintivamente miró a su novia —Me halaga mucho que piense así.

—Llámame Bill,— asintió —después de todo, creo que nos seguiremos viendo por mucho tiempo. Sé que lo suyo no es algo pasajero.

—Oh, gracias.— Alex sonrió un poco avergonzada —Pero mis padres no me permitirían llamarle así, ellos son un poco... Anticuados.

—Ahora entiendo por qué eres tan educada.

—Bueno, no exactamente... Eso de darle de golpes al pelmazo de Larry no demuestra mi educación, pero digamos que soy de buenas costumbres y su princesa está en buenas manos.

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