11.El amor es una mierda a veces

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Quizás Alex podría haber llamado a sus padres para que fueran a recogerla al aeropuerto, pues parecía que el vuelo la había machacado de cansancio completamente, pero ella prefería tener más tiempo sin intentar fingir una buena cara o hablar.
Le dolía el cuerpo y no es como que fuera un síntoma en realidad de alguna enfermedad, más bien era por todo con lo que estaba cargando.
Era como si hubiera caído sobre sus hombros un peso enorme que la hundía cada vez más sin posibilidad de salir, no importa cuánto luchara.

Así que tomó uno de esos taxis caros de las afueras del aeropuerto, después de todo sus ahorros seguían estando en su cuenta, excepto por los tickets del avión y las flores que le había comprado a Piper que era lo único que había gastado. ¿Qué más le daba gastar algo de más? Incluso podía permitirse comprarles un buen regalo de Navidad a sus padres y todavía le quedaría algo en los bolsillos.
Trató de ver las cosas con optimismo mientras los edificios pasaban rápido por la ventanilla del auto amarillo que la conducía a casa. Pero no tenía muchas cosas buenas que ver de aquel viaje, quizás solamente la oportunidad de sincerarse con su novia que ya ni siquiera tenía claro si lo seguía siendo.

Después de todo tampoco le había importado mucho ir a despedirla al aeropuerto como había prometido, y sinceramente le habría encantado recibir un abrazo al menos y un sincero "envíame un mensaje en cuánto llegues" o al menos desearle un buen viaje. Y hablando de mensajes, entonces recordó que su celular seguía apagado en el bolsillo de su mochila, así que rebuscó el aparato introduciendo su mano en medio del caos de cosas que habían terminado revueltas dentro de su mochila por las prisas de hacer sus maletas y salir de Pensilvania lo antes posible.

Lo encendió y mientras el aparato reaccionaba, pensó en todo lo que había pasado por su mente cuando el avión había despegado.
Habría querido llamarle a Nicky y confesarle que el viaje había sido un completo desastre, pero no tuvo el valor de hablar al respecto. Quería calmarse, pero aunque apretaba sus ojos y pretendía no llorar, las lágrimas se le escapaban de sus ojos y no quería odiar Pensilvania, pero dudaba mucho que el sitio fuera a ser pisado por sus pies otra vez, o al menos no a menos de ser estrictamente necesario.

El celular vibró en sus manos y en seguida volvió la mirada a el y revisó que tenía algunos mensajes, entre ellos figuraba uno de Piper, pero solamente de leer que la primer palabra de aquello era «perdón», se decidió y deslizó la notificación porque no quería leerlo.
Seguramente habría escrito un montón de excusas para explicarle el motivo por el que no había ido a despedirla al aeropuerto, y ella sabía bien que seguramente eso se debía primeramente a su cobardía que le impedía hacer las cosas que le causaban alguna especie de debilidad.
Entre los mensajes había también algunos de Artesian preguntando cómo estaba yendo su viaje y en seguida le respondió que ya estaba en Nueva York con la esperanza de que ella también lo estuviera, pues sin Nicky en la ciudad, luego de que le dijera que iba a pasar las fiestas en New Jersey con la familia de Lorna, definitivamente le vendría bien salir con alguien en los momentos en que sus padres se volvieran sofocantes respecto a Piper.

A penas divisó su casa sonrió enternecida por el montón de adornos que sus padres habían puesto en el jardín. Había montones de paletas enormes encajadas en la nieve haciendo visible la acera de camino al porche, sin contar los bastones de caramelo y un Santa Claus eléctrico que movía el brazo saludando. Ese era nuevo.
Las guirnaldas con esferas colgaban de la entrada del porche y no podían faltar las luces que cubrían cada centímetro del perímetro de su casa.

—Vaya que disfrutan la Navidad.— observó el conductor con una sonrisa por el espejo retrovisor mirándola entusiasmado —Ahora entiendo por qué deseaba estar en casa para las fiestas.

—Sí,— sonrió buscando su cartera —aunque eso de las decoraciones excesivas es nuevo. Es mi primer año en la universidad y al parecer mis padres necesitaban buscar algo en lo que ocuparse.

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