♡| Capítulo 13: Extras 1, 2 & 3

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Extra 1

Un día medianamente normal en la cueva que en su momento perteneció a Akatsuki. Unos meses pasaron ya desde su disolución, pero Hidan seguía caminando por esos pasillos llenos de recuerdos.

Él amaba acariciar con la yema de sus dedos las paredes que alguna vez llenó con símbolos de Jashin-sama. También le gustaba sentarse en el sofá del comedor dónde ellos charlaban animadamente.

Y, sobre todo, le gustaba ir a su habitación. La más especial. Dónde, un día, Kakuzu le demostró con palabras y hermosas caricias lo mucho que le amaba.

Ese día medianamente normal, Hidan no estaba solo entre esas cuatro paredes.

—¿Podemos irnos ya? Empiezo a ponerme triste.

El de cabello plateado sonrió ante el comentario de su novio. Kakuzu quiso acompañarlo aquel día, pero tantos recuerdos olvidados hacían llorar al más fuerte.

Pain lloró el día en que decidieron separarse. Su jefe podía llorar, quien lo diría.

—Solo unos minutos más, Kakuzu.

Minutos, horas, segundos, poco le importaba a Hidan el tiempo que le quedara allí. Él disfrutaba sentado en la que fue su cama, acariciando esta con suavidad.

¡Por Jashin!; era tan feliz que de nada serviría salir de la cueva. Los recuerdos se irían con él.

—Eh, Kakuzu, ¿recuerdas cuando lo hicimos por primera vez?

—Oh, sí, lo recuerdo. Llorabas y gritabas tanto... Fue hermoso.

Una risa siguió a esas poco románticas palabras. Hidan sabía que no podía esperar algún comentario cursi de su pareja, el romántico era él, Kakuzu era el pervertido.

Sin continuar la conversación, Hidan envolvió su cuerpo con las sábanas, enrollándose cual rollo de canela y tumbándose en la mullida cama.

Kakuzu soltó un Aww.

—Ven. —murmuró el religioso, llamando al de hilos con un dedo. Este se acercó sin dudarlo; una vez a un lado, el peliblanco lo arrastró bajó las mantas.— Te amo.

—Hehe, yo también. —las manos del cosido acariciaron las mejillas del más bajo, disfrutando de esa suave piel que le volvía loco.— La verdad, te amo demasiado para mi economía. Me sales caro, cariño.

—Y el romanticismos se fue a la puta. —la frase del menor arrancó una carcajada al más alto.— Kakuzu, vete a la mierda.

—Yo también te quiero mi rollito de canela.

—Jeje. Bastardo atractivo.

Su unieron en un suave beso, acariciándose mutuamente entre insultos y palabras lindas.

Siempre pueden hacerse nuevos recuerdos, ¿cierto?

Extra 2

Sus manos se movían lentamente, tomando con delicadeza el cabello del mayor. Trenzaba en silencio el lacio cabello.

—Tu pelo es muy suave, Ita.

—Hm.

El Uzumaki soltó una risa, el murmullo del más alto le parecía la cosa más tierna del mundo.

—Itachi. —soltando la ya terminada trenza, el rubio se inclinó sobre el sofá, tomando entre sus manos el rostro de de piel blanca— Te quiero.

—¿A que viene eso ahora? —a pesar de la "cortante" respuesta, el sonrojo en el pálido rostro era suficiente para el ojiazul

Criminal | KakaObi → Escrito en 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora