Capítulo 2

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Era un poco abrumador para el curandero que el sueño siempre se desvaneciera, y la necesidad de estar despierto y moverse llegara. Sus ojos azules se abrieron con lentitud, esperó a que su vista se aclarara, y pudiese ver que el lecho delante de él estaba vacío... Sí, vacío, ¿Qué puede ser preocupante eso? Siempre lo ha estado... O al menos eso pensaba Alma Nocturna hasta que recordó que ahora tenía una aprendiz consigo.

Se sentó sobre sus ancas mirando hacia los lados alerta, sin conseguir ver la figura de la joven Ámbar. Decidió que tenía que salir de la madriguera; quizá estaba rondando por el campamento. Sacó la cabeza de la entrada de la madriguera, esperando a que su vista se acostumbrara un poco a la claridad y salir por completo. Miró atentamente el campamento; Corazón Soleado y Pantera compartían una presa, Zarpa de León y Burmilla salía de la cueva de los aprendices, pero no encontraba a la atigrada aprendiz.

Estrella de Rocío va a desmembrarme Pensó el curandero, empezando a preocuparse.

???: ¿Qué buscas? -una voz dijo a sus espaldas, haciendo que Alma Nocturna se sobresaltara levemente-.

Se volteó, encontrándose con la profunda mirada de su antigua mentora; Catarata. Estaba sentada observándolo. Alma Nocturna tragó saliva.

Alma Noc.: ¿Yo? -el curandero preguntó de nuevo, fingiendo no haber escuchado-.

Catarata: Obviamente no era a ti. -la gata impuso fuerza de voz en "Obviamente", indicando que estaba siendo sarcástica-. ¿Qué buscas? -repitió-.

Alma Noc.: Yo no busco nada -resopló-. 

Catarata: Puedo oler hasta aquí tu preocupación, ¿Qué se te perdió?

Alma Noc.: Ah, pues... -se le ocurrió algo con rapidez-. Hace días que no encuentro bayas de enebro, y ya se me acabó. Y el arbusto que estaba cerca del valle fue pisoteado por un venado.

Catarata: Hmmm... Ya. -la veterana asintió-. Busca mejor cerca de la quebrada, allí la puedes encontrar.

Alma Noc.: Vale, gracias... Iré allí ahora mismo. -dijo alejándose de ella rápidamente, evitándola-.

Alma Nocturna trotó rápidamente atravesando el claro, dirigiéndose al túnel de salida del campamento. Este se encontraba en una especie de cráter hondo, los primeros gatos allí aprovecharon a hacer madrigueras y algunas cuevas, excavando en las paredes incluso. La salida y entrada era un túnel amplio y algo largo, mientras que en el centro crecía un roble gigante, que anteriormente en una batalla fue quemado. Trataba de caminar lo más rápido posible por el túnel, hasta que llegó a la superficie. Salió sacudiéndose un poco la tierra de sus orejas y partes de su pelaje gris oscuro reposando unos segundos en el pasto de aquél valle verde. Examinó el valle, aún buscando encontrarse con su aprendiz.

¡Maldita sea! ¿Dónde te metiste?  Alma Nocturna estaba realmente preocupado, no sólo por el hecho de que Estrella de Rocío podría castigarlo, sino por la vida de Ámbar. Había sido nombrada aprendiz tan sólo la noche anterior, no conocía bien el territorio del Clan. 
No tuvo más opción que decidir dirigirse a la pequeña pila de rocas de la Laguna Azul, pensó que quizá estaba por allí. Dio un salto impulsado por sus patas traseras para empezar a correr, dirigiéndose como un borrón gris al bosque, donde terminaba el valle.

Al llegar, se detuvo a retomar aliento. Para él correr era la única manera de no perder tiempo y llegar rápido a donde estaba o quizá no estaba Ámbar. Luego de que se estabilizara, examinó el lugar también, encontrando una pista; Había rastros del aroma de Ámbar en unos arbustos que estaban cerca de la gran Pila de Rocas. El aroma era reciente, pero no fresco, lo que le indicaba que solamente había pasado por allí. Decidió al cabo dirigirse a la quebrada, empezando a caminar, luego trotar, y después avanzar nuevamente corriendo.

Los Gatos Guerreros: Las Seis Almas Rotas: Malos PresagiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora