Capítulo 5

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Alma Nocturna se alertó. Había encontrado el aroma de su aprendiz, Ámbar; todo indicaba que había casado un ave en el camino, el curandero se alivió por unos instantes...

Los cuales no fueron permanentes; el rastro de aroma que había encontrado no era reciente. 

Supuso que Ámbar estuvo allí cuando el sol estuvo en su punto más alto. Las huellas grabadas en la tierra seguían hacia delante, pero terminaban donde empezaba el pasto; el curandero decidió avanzar hacia donde las huellas terminaban, siguiendo el rumbo.

Te voy a encontrar... Pensaba Alma Nocturna mientras seguía su rumbo Aún así tenga que durar tres noches fuera del campamento... Aún así tenga que ir más lejos... Te voy a encontrar.
Aceleró el paso, casi decidido a terminar en el bosque, que quedaba más lejos del páramo. Suponía que Ámbar quizá estaba allí, para evitar ser encontrada más rápido y no estar expuesta a ser vista en el amplio terreno de pasto corto. Empezaba a pensar positivamente, con la pista encontrada.

[***]

La patrulla regresó al campamento, apenas Llamarada Danzante notó su llegada, se acercó a todos ellos, esperando saber algo de su hija.

Llamarada D.: ¿La encontraron..? -preguntó, teniendo algo de esperanza-. ¿Han sabido algo de ella?

El lugarteniente del clan, que encabezaba la patrulla, miró al suelo y negó con la cabeza.

Viento H.: No... Aún no...

Llamarada Danzante aplanó las orejas, a la defensiva y miró a Viento Helado retadoramente.

Llamarada D.: ¡Si no la encuentran pronto, Alma Nocturna tiene que pagar por esto! -bufó, con sus ojos verdes ardiendo de furia-.

Estrella de Rocío se acercó al lado del lugarteniente, mirando a la guerrera, y luego miró a Viento Helado avergonzada, el cual le devolvió la mirada de la misma forma. Llamarada Danzante dió media vuelta y trotó a la guarida de los guerreros, retirándose.

Viento H.: ¿Dónde está Alma Nocturna?

Estrella de Rocío: ¿Eh? -ladeó la cabeza a un lado, confundida-.  ¿Qué no fué con ustedes?

Viento H.: ¿Qué? No -el gato de ojos azules la miró alarmado-. ¿Si no está aquí entonces dónde está?

Estrella de Rocío: Ay, no...

[***]

El pelaje de Alma Nocturna estaba en movimiento constante por el impacto del viento en él. Se encontraba yendo colina arriba de una pendiente con las energías que tenía. Su sentido de audición estaba alerta a cualquier señal. Pasó unos minutos más siguiendo, hasta estar apoyado en la cima de un barranco. Se detuvo a observar; el barranco guiaba a un gran y furioso río. El curandero de ojos azules no pudo evitar imaginar a Ámbar cayendo por ese barranco. Agitó la cabeza, intentando pensar positivamente, hasta que un color rojo llamó la atención de su mirada a través del rabillo de su ojo. Se volteó rápidamente, encontrándose con una flor roja a su lado...

La imagen de la flor lo llevó a recordar la que había visto en las patas del cuervo que había cazado Ámbar. Quizá porque, era exactamente la misma.

Alma Noc.: ¿Pero qué..?

Pestañeó un par de veces, y a la segunda la flor había desaparecido. El gato de pelaje gris oscuro entornó la mirada y miró a otro lado, frustrado.

No entiendo nada de esto... ¿Clan Estelar, es esto una visión?.. ¿Qué significa realmente?.. ¿Qué está pasando?

Una brisa atrajo un aroma familiar hacia él. Miró a todos lados, tensandose un poco, hasta que sus ojos azules se encontraron con un hermoso ámbar.

Ámbar: ¿Alma Nocturna... Qué estás haciendo aquí? –su tono de voz se tornó a la defensiva en la última frase–.

La alegría del curandero de haber encontrado a Ámbar se alivianó cuando notó el pelaje de su lomo erizarse. Se encontraba en medio de unos arbustos, la joven salió de allí y se paró delante de él. Tenía que hacer todo lo posible por convencerla, por lograr llevarla devuelta.

Alma Noc.: Uhm... ¿Tú qué crees que estoy haciendo acá? Tu familia en el Clan está muy preocupada por ti, todos de hecho... Tienes que volver.

Ámbar: ¡No lo haré! –siseó repentinamente–. ¡No porque seas hijo de los que están al mando allí significa que puedas decirme qué hacer!

Alma Noc.: Claro que puedo, ¡Soy tu mentor!

Ámbar: ¡Porque Viento Helado te obligó! De todos modos no quieres serlo, estás actuando solo porque te sientes culpable.

Alma Noc.: Mm... ¿Y eso qué? ¿Qué con que ahora quiero serlo?... –resopló–. Escucha Ámbar, sé que te hice sentir mal... –se movió al mismo tiempo que Ámbar lo hacía; lo estaba haciendo retroceder–. Pero no lo dije en serio..

Ámbar: ¡Pff! ¿No se te ocurre qué más decir, no? –la joven lo miró desafiante–.

Alma Nocturna la miró también, quedándose en silencio.

Alma Noc.: Ámbar, de verdad... No lo dije en serio, estaba enojado –se movió un poco hacia ella–. No quería aceptar las cosas, la responsabilidad... Perdón.

Ámbar: ¡No, cállate, aléjate! –retrocedió un poco–. Arruinaste mi sueño, mi deseo de poder llegar a ser curandera... ¡Arruinaste todo!

Alma Noc.: Déjame reponerlo, por favor, Ámbar... –suplicó–. Puedo hacerlo, por favor..

Un crujido dejó en silencio a ambos. Se miraron confundidos.

Ámbar: ¿Qué... Qué fué eso?

Alma Nocturna miró al suelo, su mirada se llenó de horror y miedo en su estado puro; donde él estaba se formaba una grieta separándolo del lado de Ámbar, la aprendiz miró también, aterrada. El curandero envuelto en desesperación, se movió bruscamente intentando pasarse al lado firme, empeorando las cosas. El suelo terroso bajo sus patas se desplomó, llevándoselo a él consigo.

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⏰ Última actualización: Feb 23 ⏰

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Los Gatos Guerreros: Las Seis Almas Rotas: Malos PresagiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora