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CAPÍTULO VEINTISIETE
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Me crucé de brazos, intentando disimular la cara de desagrado, pero juro que me era imposible. No por Bruna, a ella no la conocía, sino por Bianca, que no dejaba de mirarme de arriba abajo, analizándome.
Neymar pasó su brazo por mi cintura, acercándome a él, conteniéndome. Respiré profundo y me esforcé por sonreír, al fin y al cabo, era su casa. Si él las dejaba quedarse yo no podía hacer nada.
—Que... sorpresa. —Murmuró el jugador, intercalando la mirada entre su amiga y su ex.
—Era la idea —Bianca sonrió—. Cris se quedó en Brasil, pero me traje a Bru, espero que no les moleste.
—Buenas noches...
La morocha me dio una sonrisa tímida, más yo mantuve mi rostro impasible. Sentí la mano del moreno aferrándose a mi costado, por lo que volteé un poco la cabeza para poder mirarlo.
Neymar pestañó levemente, manteniéndose en silencio. ¿No pensaba decir nada o qué?
—Bueno, pero ¿y Paula dónde está? —Bianca tomó su maleta, dirigiéndose hacia el sofá—. ¿No piensa ayudarnos con el equipaje o qué?
— ¿No podés llevarlo vos? —Pregunté mordaz—. Es decir, pudiste traer la maleta desde el aeropuerto hasta acá, así que supongo que podés llevarla de acá hasta la habitación.
—Ah, veo que Junior te ha enseñado a hablar —Se rio de forma irónica—. Me pregunto qué más te habrá enseñado... a leer quizás, a ser civilizada, a tener educac...
—Bianca, basta —Neymar frunció el ceño y se puso delante de mí, cubriéndome de la rubia—. Te recuerdo que esta es mi casa y Sara es mi mujer, si quieres quedarte tienes que respetarla, sino la puerta ya sabes dónde se encuentra.
Ella abrió la boca, claramente sorprendida. No se esperaba que el jugador me defendiera de esa forma, pensaba que podía atacarme gratis delante suyo y que él se quedaría de brazos cruzados.
Bianca estaba por decir algo, pero Bruna posó las manos sobre sus hombros, en un intento de detenerla.
Paula apareció en la sala luego de que Neymar la llamase y se llevó las maletas de ambas mujeres. Ellas no tardaron en desaparecer escaleras arriba, dirigiéndose a algunas de las habitaciones de invitados, dejándonos a solas en la sala.
