34

8.2K 478 142
                                    

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

Me esmeré en dejar la casa reluciente, a pesar de que ese ya no era mi trabajo, no podía dejar que Paula hiciera toda la labor sola

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me esmeré en dejar la casa reluciente, a pesar de que ese ya no era mi trabajo, no podía dejar que Paula hiciera toda la labor sola. Me estresaba que la mansión fuera tan grande y que ella se ocupara de la limpieza por su cuenta, así que me tomé el atrevimiento de darle una pequeña ayuda.

Nuestra relación había mejorado muchísimo con el paso del tiempo. Ya no se mostraba agria conmigo ni con Emma, incluso nos sonreía, demostrándonos que no usaba los dientes solo para comer.

Haber podido avanzar en el trato que nos teníamos me dejaba contenta. No quería vivir momentos tensos ahora que todo parecía encaminado. No había rastros de Bianca, ni de ninguna de las dos Brunas, las cosas por fin encajaban en su lugar y el futuro parecía brillar ante un pasado tan oscuro.

Me quité el delantal, dejándolo colgado en la cocina, y me lavé las manos para quitarme el resto de polvo. Los padres de Neymar no tardarían en llegar a la casa, al igual que Davi junto con su familia materna. Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, al contrario, el cuerpo me temblaba como si estuviese hecho de papel, pero me esforzaba en disimularlo.

Emma también estaba esperando ansiosa la llegada de la familia del jugador. Deseaba reencontrarse con Davi y ponerse al día, al igual que jugar con todos los videojuegos nuevos que Neymar les había comprado.

La puerta de entrada se abrió de repente, dejando ver al rubio que cargaba una maleta casi de su tamaño. Detrás de él apareció una mujer de cabello largo, color caoba, y un hombre que no tardé nada en saber que era el padre del brasileño puesto que eran idénticos.

Una mujer rubia entró poco después con un niño pequeño a upa, siendo seguida por un hombre que traía una maleta en cada mano.

— ¡Sarita! —Davi dejó la valija a un lado y corrió hacia mí tan pronto como me vio—. Te extrañé mucho.

Lo envolví en un abrazo y dejé un beso en sus cabellos rubios. Emma no tardó en unirse a nosotros, reclamando la atención del niño solo para ella. ¿Quién iba a decir que estos dos terminarían llevándose tan bien? Si cuando él vino por primera vez mi hermana no quería ni verlo en figuritas...

𝗙𝗮𝗺𝗲 | 𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora