Capítulo 3

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La luz de la mañana se colaba por la ventana de la habitación. La dueña de casa fue la primera en despertar. Aún no podía creer todo lo que había vivido junto a su amada amiga del alma la noche anterior. Fue algo realmente mágico.

Una noche llena de amor, sí, pero también de una lujuria que había incendiado cada instante compartido entre ellas. Los susurros de pasión, los gemidos ahogados, los roces ardientes de piel contra piel... todo ello había dejado una huella indeleble en sus corazones y en sus cuerpos.

En solo cuestión de pocas horas, la relación que ellas tenían dio un giro inesperado, pero igualmente deseado por las dos. Las chicas pasaron de tener una bonita salida de amigas como cada año, a confesar sus sentimientos más profundos, compartir su primer beso cargado de pasión y, finalmente, entregarse una a la otra en la intimidad de la cama.

Saki, siendo algo mayor que Kano, había acumulado una vasta experiencia amatoria a lo largo de los años. Por eso, le sorprendió gratamente descubrir lo bien que se desenvolvía la más joven entre las sábanas. Kanito, su pequeña y dulce kohai, demostraba una destreza y una pasión que la dejaron impresionada.

A pesar de ser las mejores amigas, Kano siempre había sido reservada respecto a sus relaciones amorosas. Tanto así que Baby-chan solo conocía la relación que su kohai había tenido con Soyo. Esa revelación ocurrió durante una tarde de compras entre amigas, cuando Soyo, también una gran amiga de Saki, compartió detalles sobre la relación que mantuvo con Kano.

Por otro lado, Kano estaba al tanto de lo conquistadora que era Saki. En más de una ocasión, Ooga había compartido con ella sus aventuras amorosas, con lujo de detalles y todo.

"Soy una estúpida. No debí haber presumido de cuántas mujeres pasaron por mi vida, mucho menos frente a alguien a quien he amado desde el primer momento en que la vi, y de quien sospecho, también me ha amado a mí desde ese mismo instante", pensaba la mayor al recordar su tonto accionar.

A Saki le dolía pensar que, con cada nueva conquista que ella le presumía a su amada amiga del alma, su kohai sufría en silencio. Pero a pesar de sus estúpidos alardes y el dolor que seguramente le producían, Kano jamás le demostró descontento alguno al oírla hablar sobre cada una de sus hazañas sexuales. Todo lo contrario. Kano-chan siempre la escuchaba con una sonrisa plasmada en su bonito rostro e incluso le daba ánimos para seguir adelante con la chica de turno de cada semana.

- Eres fuerte, Kano-chan. Eres mucho más fuerte y valiente que yo, mi niña hermosa - susurró Saki con sus ojitos llenos de amor, depositando un beso cariñoso en la frente de la más joven, antes de incorporarse de la cama y comenzar a vestirse.

Kano despertó unos pocos minutos después, justo en el instante en el que su amiga del alma terminaba de alistarse.

- Oh, buen día, hermosa- saludó la dueña de casa.

- Buen día, Saki - devolvió el saludo Kano.

- Disculpa, si hice ruido al vestirme. No era mi intención despertarte, Kano-chan - murmuró Saki mientras se ajustaba la ropa.

- Tranquila. no te preocupes. ¿Oye, vas a algún lado?

- Sí. Debo irme. Debo... solucionar un tema pendiente

- Ah, ok. Deja que me visto también y nos vamos juntas

- No es necesario, puedes quedarte en mi casa. No tardaré mucho, vuelvo enseguida. Siéntete como en tu propia casa, bonita

- Ok, me quedo. Pero, dime algo. ¿Estás muy apurada, Baby-chan? - preguntó la más joven con una sonrisa traviesa dibujada en sus labios.

- A decir verdad, no. Tengo algo de tiempo extra... - murmuró Saki, entendiendo perfectamente el sentido de esa pregunta.

Kano no perdió segundo alguno y deslizó suavemente la sábana que la cubría para quedar completamente desnuda frente a su senpai.

- Kano-chan... - musitó Ooga, completamente excitada por la sensual figura de su adorada amiga.

- ¿Vienes? - la joven Kano preguntó, extendiendo su mano hacia la mayor.

No hizo falta decir nada más.

Saki tomó la mano de Kano, quien la atrajo hacia sí para que se recostara sobre su cuerpo, listas para revivir los fogosos momentos compartidos la noche anterior...



"Dios, esta chica es realmente un demonio", pensaba Saki mientras se vestía una vez más y Kano caía nuevamente completamente dormida en su cama después de haber hecho el amor en una nueva oportunidad.

Baby-chan tomó las llaves de su hogar, su cartera y, por último, su celular. Al mirarlo, notó que había recibido más de veinte mensajes. Todos y cada uno provenían de la misma persona.

Los primeros mensajes eran dulces:

"Amor, ¿dónde estás? Todavía te estoy esperando"

"¿Bebé, pasó algo?"

Pero fueron subiendo de tono progresivamente:

"¿DÓNDE ESTÁS?"

"NO TE LO PREGUNTO MÁS. ¿DÓNDE ESTÁS?"

"¿Qué mierda está pasando, Ooga? ¿Puedes contestar de una puta vez?"

Saki cerró la puerta de su cuarto tras de sí y llamó a la persona detrás de esos mensajes.

- Hola, soy yo

- ¡Mi amor! ¡Por fin respondes! Te estoy esperando en donde acordamos, preciosa

- Lo sé. Tuve que ocuparme de algunas cosas. Enseguida voy para allí. Espérame

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