Capítulo tres

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—Te ves hermoso. Tan dispuesto para mi.

Las palabras de Cristian resuenan en el cuerpo de Heung-Min, su pene presionado contra su estómago se remueve del placer provocado por esas palabras. Ya no iba a mentir, le encantaba cuando su compañero le hablaba de una forma sucia y dulce a la vez, su mente no tenia una distracción más que concentrarse en él. En Cristian

Las grandes palmas del moreno aprietan sus glúteos con fuerza y él no puede ni siquiera detenerse cuando sus gemidos salen de su boca, sin una pizca de vergüenza. Lo único que quiere es seguir haciendolo con Cristian. Necesita a Cristian sobre él dominandolo, tocandolo y de solo imaginarlo su miembro se pone más duro, botando el líquido preseminal.

—Cutiii— gime, pero el contrario no dice nada.

Cristian pasa de masajear sus nalgas a darle fuertes palmadas, las lágrimas se empiezan a derramar a los costados de su rostro y su cabeza empieza a nublarse, sus sentidos se agudizan y puede sentir como eso estimula para que sienta las nalgadas más fuertes aún, a pesar de que Cristian está utilizando la misma fuerza.

—Te gusta duro ¿no?— Heung-Min gimió en respuesta asintiendo frenéticamente —. Hablá putita, quiero escuchar lo desesperado que estás.

—S-sí Cris— La voz le sale rota.

Puede sentir el calor de su cuerpo pasándole factura. Sus manos sudan a través de la cinta adhesiva y que estén debajo de sus rodillas sosteniendolas para estar completamente abierto a Cristian no lo hace mejor.

Pero sí lo hace le dice su mente. El lubricante está caliente y los dedos de Cristian también, acarician su orificio con delicadeza antes de que el primer dedo del moreno se deslice con facilidad en su interior, acariciando sus paredes que extrañaban la intromisión de su Dom.

—Sos un necesitado, tan necesitado que seguro te metés los dedos pensando en mí ¿Verdad que sí amor?— dice ronco, en un susurro en su oído.

Las palabras le afectan de una manera que no puede oírse a sí mismo, si no que se enfoca en como Cristian lo toca, como le recorre ahora con dureza su interior.
Y a juzgar por la expresión de satisfacción en el contrario está seguro de que de su garganta salen cortos gritos de extasis.

El cuerpo del argentino está tan cerca de él que quiere abrazarlo, quiere besarle los labios regordetes, quiere acariciarle el rostro y decirle que ama la forma en la que lo tiene, ama la forma en cómo lo hace sentir, con miles de cosquilleos recorriendo su cuerpo cada vez que se acerca, cada vez que lo toca o el mínimo gesto de una hermosa sonrisa que le dedica a él, sólo a él.

No existe nadie más entonces, comprende que su cuerpo fue hecho para encajar en perfección con Cristian y Cristian fue hecho para él. Lo acepta.

No va a haber alguien más en el mundo como él. Sabe que su alma, su corazón, su mente y sus instintos le pertenecen al argentino.

Los balbuceos empiezan a salir de su boca, tratando de decir cosas que no puede, no ahora.

—¿Qué pasa amor? ¿Querés algo más?

—Por favor te necesito dentro de mi— Súplica, elevando la mirada para toparse con los ojos oscuros de su compañero —. Por favor.

Cristian lo observa detenidamente, lo analiza de arriba abajo hasta que de nuevo se encuentran sus ojos, transmiten algo que Heung-Min no sabe como interpretar pero su cuerpo sí porque se estremece.

Don't blame me | cuti x son (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora