𝑵𝑨𝑻𝑨𝑳𝑰𝑬|ʙᴇʟʟᴀᴍʏ ʙʟᴀᴋᴇ

⁰⁵⁴

ÍBAMOS por los pasillos hasta que una mujer clavó un cuchillo en el casco de Hope y comenzó a correr hacia esta hasta que la reconoció
¿Mamá? -preguntó Hope-
Diyoza -saludó Octavia aún sujetándose en uno de mis brazos-
Dios mío. Hope -la reconoció ella para luego abrazarse-
La Piedra está por ahí -señaló Echo mientras mi mirada seguía perdida en el frente. Comencé a seguirla en silencio dejando a los demás atrás-

GRACIAS a Levitt supimos que nos matarían al intentar abrir la puerta por la que deberíamos ir haciendo que vayamos hacia otra que nos llevaría fuera.
Tengo que ir a por Cardan. Id vosotros. No será difícil salir -les dije sin esperar respuesta para luego ir sigilosamente por otro pasillo. Iba a ser complicado llegar allí sin ser vista pero no me iría de aquí sin mí hijo. Abrí la puerta del compartimento y lo abracé con fuerza para luego mirarle- mamá ya está aquí, cariño. No pasa nada, nos vamos, ¿vale?
¿Dónde está papá? ¿Y la tía Octavia? -me preguntó Cardan mientras tomaba mi mano para irnos. Sentí una punzada de dolor ante la mención del primero pero antes de poder hacer o decir nada, habíamos sido atacados y tirados al suelo-

NOS habían separado y encerrado en pequeñas habitaciones.
Octavia y yo estábamos juntas y en silencio.
Cardan estaba sentado a mi lado callado y mirando hacia abajo soltando un par de lágrimas cuando le tuve que decir la verdad.
Yo trataba de consolarlo abrazando sus hombros pero me dolía tanto como a él
Yo también le echo de menos -Octavia se sentó a nuestro lado en mi cama. Pasó uno de sus brazos por mis hombros y apoyó mi cabeza en su pecho rodeando la espalda de Cardan con su otro brazo-
Quiero ver a papá -sollozó el menor. Sus mejillas pecosas estaban rojas y llenas de lágrimas a lo que volví a sentir mi corazón romperse-
Lo sé, cielo, yo también quiero -asentí con la cabeza limpiando sus mejillas- siento mucho que no hayas tenido tanto tiempo de conocerlo como yo. No es justo
No te eches la culpa de esto, Natalie -me pidió Octavia acariciando mi brazo. No me salían las palabras por lo que rompí en llanto de nuevo-
No me imagino lo que es perder a un hermano -le dije entrecortadamente- pero era el amor de mi vida. Fue mi primer amor y sé que será el último. Siempre me cuidó en el embarazo y amaba a Cardan. No puedo creer que haya desperdiciado cinco años de mi vida para luego enterarme de que estaba muerto. Le quiero mucho... ¿Por qué tuvo que morir? Le necesito ahora para que me diga cómo solucionar esto. Y que no estoy loca, que me ama y que vamos a hacerlo todo juntos
Lo sé -asintió Octavia para luego levantar la pequeña cabeza de Cardan haciendo que nos mire a ambas- tienes su réplica exacta frente a ti, Natalie. Y no dejaré que nadie le haga daño

ALGO ha cambiado. Hay celdas de sobra, pero nos han puesto juntas -me dijo Octavia dejando el libro que estaba leyendo en su regazo mirando hacia el techo- nos dan de comer. Tenemos mantas. ¿Por qué?
No lo sé. Pero no creo que sea bueno -negué con la cabeza aún caminando lentamente mientras Cardan dormía enganchado a mi pecho con su cabeza en mi hombro y su respiración chocar con mi cuello- creo que no somos sus prisioneras. Somos sus reclutas. Nos quieres para esa guerra de la que Orlando hablaba
No creo que... -comenzó pero Echo estaba frente a nosotras en la puerta. Miramos a Diyoza y Hope algo confusas pero caminamos por los pasillos a su lado-
Así es como demostramos que vamos a luchar -explicó Echo a Anders-
Me alegro. ¿Las demás estáis de acuerdo con Echo?
Sí. Libéranos y libraremos tu guerra -respondió Octavia-
La Última Guerra nos librará a todos -le dijo Anders- el adiestramiento empieza mañana. Os convertiremos en discípulos

MESES después Anders nos había entrenado como discípulos y nosotras habíamos accedido actuando siguiendo todas sus historias
Poco después Anders nos había pedido que le siguiéramos.
Bajad las armas. Todos -nos pidió el pastor cuando Gabriel abrió la puerta. Luego Octavia, Echo, Diyoza y yo nos quitamos los cascos tratando de no mostrar ninguna emoción al ver a nuestros amigos frente a nosotros-
Suéltalas -le pidió Clarke aún apuntando al pastor-
No son mis prisioneras, Clarke -respondió él-
Genial. Entonces este es el trato. Usaré la Llave para ayudarte, pero solo cuando dejes que los míos vuelvan a Sanctum. Todos ellos
Podéis iros con ella si queréis -nos miró el Pastor-
No nos vamos a ninguna parte -negó Echo a mi lado a lo que los demás nos miraron sorprendidos- tenemos una guerra que librar
Nosotras también nos quedamos, señor -añadió Diyoza siguiendo la acción de Echo. Miré por última vez a los demás y comencé a irme tras Echo hasta nuestras habitaciones-