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La mano de Mikey entrelazó sus dedos con la mía y le regalé una rápida mirada, asintiendo con la cabeza, tratando de darle toda la seguridad posible.

—Este juzgado concluye que, ante las tradiciones ya conocidas por nuestra sociedad, impuestas desde tiempos remotos y basadas en regímenes variados según el género, además de creerse que un pequeño puede crecer mejor en un entorno de madre omega y padre alfa, lo más conveniente es que la tenencia del menor, Sano Aoi, sea entregada a su padre alfa biológico, Ichinose Kenji.

—¿Qué?— Mi pequeño omega mordió su labio, temblando después de haber oído al alfa decir eso. Mikey soportó tantas cosas, se mantuvo firme a pesar de todo, pero luego de esas palabras, sentí que su corazón se detuvo por un segundo, antes de latir con fuerza, totalmente asustado y devastado. Mi brazo, sin poder evitarlo más, rodeó su cintura, acercando su silla y atrayéndolo hacía mí, aferrándome a él para que no se dejara vencer.— Takemichi... Él dijo...

—Aún no acaba.— Le interrumpió Jomei, captando nuestra atención.— Él va a seguir leyendo, Manjiro.

—Teniendo conocimiento de que el alfa nombrado tiene derecho al menor por ser su padre biológico.— El viejo tomó aire, antes de seguir.— Sin embargo.— Miró hacía el público, olvidándose de sus hojas por un momento.— Ante las pruebas y mi juicio personal, incluso desde mucho antes de mi charla con el agradable menor, no puedo estar más convencido al reconocer los sentimientos del omega, Sano Manjiro, por su hijo, como el amor más puro que he podido apreciar, habiendo vivido ya 67 años.— Ahora él se concentró en mirar al bastardo de Kenji.— Yo fui testigo del momento en que pasó por el pasillo cuando Aoi estaba ha- ciendo un alboroto, sin embargo, no le importó y siguió tu camino, sin darle ni una mirada al pequeño.— Kenji separó los labios, pero al instante el juez habló de nuevo.— No hay paso a negaciones porque estaría mintiendo, yo lo vi, señor Kenji.— Incluyó algo de propiedad cargada de ironía. Sinceramente, agradecí por un segundo esa egocéntrica personalidad.

—Se-Señor juez.— Habló el abogado de Kenji, levantándose de su lugar.— ¡Es-Eso no está a juicio! ¡Fue durante el receso! Mi cliente no estaba en la obligación de interesarse por el menor si aún no cuenta con su tenencia. Él-

—...Es su padre biológico.— Lo interrumpió el juez.— Claro que está en la obligación de interesarse por su hijo en peligro. Sin embargo, los únicos que corrieron desesperados al oírlo fueron el señor Sano Manjiro y el señor Hanagaki Takemichi, quienes, cabe aclarar, fueron también los únicos que tranquilizaron al pequeño y además se encargaron de que cumpliera con las normas, que obedeciera y que se encuentre dispuesto a hablar conmigo.

—Pe-Pero...

—Pero nada.— Continuó el juez.— Y, si me permite continuar, abogado.— Entrecerró los ojos.— Mi charla con el menor fue bastante corta pero muy significativa, lo único que le pregunté al niño era "¿Qué deseas hacer?" y su única respuesta, y lo cito, fue: "Quero cuidar a papá".

Sonreí orgulloso al escucharlo, era gracia como teniendo una voz tan gruesa, más que sonar adorable, sus palabras parecían una cita bibliográfica exacta de las palabras de Aoi que había memorizado aquel anciano. Mikey sonrió y me miró, mostrándome sus ojos llenos de lágrimas contenidas, con una preciosa sonrisa feliz y orgullosa en su rostro.

Me incliné y besé sus párpados, eliminando todo rastro de llanto.

—Si me permite decirlo.— Se dirigió hacia mí ahora.— Sé que usted, señor Hanagaki, es el actual alfa del señor Sano, sin embargo, ese pequeño niño de nombre Aoi, es y al parecer desea ser por mucho tiempo, el alfa que proteja a su padre por sobre cualquiera. Usted tiene mucha competencia.

𝗍𝗁𝖾 𝗉𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍 𝗈𝗆𝖾𝗀𝖺 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora