Juegos del destino

5

Vanessa
Odio las despedidas.
Cuando Emi se subió al micro me largué a llorar. Lo despu con la mano desde la plataforma en la terminal, y mientras más se alejaba el micro más triste me sentía.
Y de eso habían pasado ya dos semanas. Emi me llamaba todos los sábados y me quedaba sentada junto al teléfono durante horas.
Me contaba todo, sus entrenamientos, los amigos de la pensión, cómo tenía que guardar la comida que le mandábamos porque los otros de la sacaban, cómo lo hacían atajar saltando, corriendo...
Yo no tenía mucho que contar, mí vida era ir a la escuela, volver, estudiar, atender la cantina y leer. No tenía muchas amigas asique salía poco era más entretenido escuchar sus aventuras.

Hoy era diferente. Salía con las chicas a bailar, salimos a comprar ropa con mis amigas y nos fuimos arreglamos juntas, tomo casi toda la tarde de mí sábado los que fue bueno, porque me distrajo de pensar en Emi. Porque hoy no me llamó. Ese fue el primer sábado que no me llamó de muchos otros.
Pase sábados completos en casa, cerca del teléfono, por si llamaba no quería no estar. Las horas que estaba en la cantina me llevaba el teléfono celular, que era nuevo y me lo había comprado trabajando extra. Le había dado mí numero al papá de Emi, para que se lo diera a el. El Beto, su papá, me dijo que pruebe de llamarlo yo y me dio el número de la pensión donde se estaba quedando.
Lo hice, la primera veze atendió y hablamos como antes, se lo escuchaba algo cansado, y había mucho ruido de fondo, pero me habló como cuando estaba acá. Otro día que lo llame me atendió un compañero de él, me dijo que Emi estaba entrenando y esa situación se repitió, una vez estaba entrenando, la otra bañandose, la siguiente había salido a comprar. Tampoco lo llamaba todos los días, porque no quería quedar como una loca, pero lo extrañaba. Pase de compartir todos mis días con el hasta no compartí ni una palabra. 
A los tres meses me cansé de intentar.
Y me dolió, me dolio tanto que un día papá me encontro llorando esocndida en las gradas del club.
—ay hijita—me dijo— es por el Emi, ¿verdad? —Asintí. Papá se sentí al lado mío y me envolvió en sus brazos. —sabes que se te notaba desde que eras chiquita que Emi era más que tu amiguito.

Llore más. Pero él siguió hablando.

—si... Y a él también se le notaba. Pero te enamoraste de un hombre cuyo camino va en otra dirección al tuyo mí amor.

—papa yo lo extraño mucho

Papá me miró, ya no tenía más palabras de consuelo, asique solo me abrazo más fuerte.

31 de Agosto 2009 Mar del Plata.

Cansada cerré el libro que tenía adelante mío. Me dolía la espalda y me picaban los ojos, pero tenía un examen de química en unos días y necesitaba una nota alta.

Había decidido estudiar kinesiólogia y con mí inminente graduación de secundaria, la búsqueda de facultades y becas era mí prioridad. Había decidido ir a la facultad en Buenos Aires. Pero debía rendir ingreso, las notas más altas obtenian un beneficio asique aspiraba a eso.

No me iba sola, mí papá y mí hermano se venían conmigo. A Lucas le dieron un trabajo en el puerto. Era un capo con los barcos y ahora se iba a ser jefe de mecánicos allá. Papa pensaba ponerse un delivery o algo asi. Pero digo que solo se iba a morir.
Todo eso estaba a la espera de los resultados de mis exámenes asique mis días se habían reducido a estudiar, trabajar, estudiar, dormir.
Hasta hoy. 31 de Agosto.

— che... Vane—a mí papa se lo notaba incómodo —¿qué haces hoy en la tarde?

—pa, lo mismo que todas las tardes, estudiar.

—bueno, por ahí te podes tomar un recreito. Vamos a tomar unos mates con el Beto.

Lo mire extrañada. Yo no lo veía al Beto desde hace meses.

—¿y por qué tendría que ir yo?

—por que voy a estar yo— por la puerta entro Emiliano. Más alto si eso era posible, con el pelo largo, un arito en la oreja izquierda y más lindo que nunca.