El otoño había llegado finalmente, justo lo que Fudou necesitaba en aquellos momentos. El chico de cabello castaño refunfuñó mientras se bajaba de su moto, acababa de llegar al trabajo y apenas había amanecido.
No era que no le gustara el otoño, de hecho agradecía que las temperaturas se volvieran más soportables y que no pareciera que el país era una olla hirviendo y sus habitantes huevos a cocer; pero la estación siempre le daba una fuerte sensación de nostalgia, el viento traía recuerdos de abandono y soledad, recuerdos de tristeza y desesperación. Que tontería, después de tantos años y aún seguía llorando en la ducha a escondidas por aquel día en que su padre decidió que su vida sería mejor sin ellos.
Aparcó la moto y se quitó el casco, respiró profundamente, a pesar de estar en la calle podía oler ya el olor a café que salía de la cafetería. Un olor que calmaba su mente, su corazón. Un olor que apaciguaba su revuelta y retorcida alma. Un momento a solas de paz, un oasis de tranquilidad en el desierto de su vida.
Sacó las llaves tarareando una nueva melodía que había compuesto un tiempo antes. Fudou formaba parte de una pequeña banda de música junto a otros tres amigos, y se reunían por diversión de vez en cuando para hacer ruido y cantar. Su música no era especialmente buena, pero en alguna rara ocasión conseguían una canción verdaderamente bonita. Aquella melodía tenía posibilidades; sin embargo, sus amigos le habían prohibido volver a hacer otra canción sobre café. Fudou agarró las llaves tras lanzarlas al aire con aire mustio, si no escribía sobre el café, ¿sobre qué otra cosa podría hacerlo? ¿Quizá sobre los bizcochos de Genda?
"Buenos días."
Fudou pegó un grito desagradablemente agudo y se le cayeron las llaves al suelo, oyó una risita tras él y al girarse frunció las cejas, recostado en la pared estaba el centro de todas sus penurias en aquel momento de su vida, un momento que creyó que podría sobrellevar con cierta tranquilidad.
"No sabía que gritabas como una niña" se le rió Kidou que parecía divertido viendo como él se agachaba a recoger el objeto caído.
"Que gracioso, no sé porque trabajas en la cafetería, con tanto ingenio podrías ser comediante."
El joven bufó y se frotó las sienes recordando el propósito con el que se había levantado. Tenía que mejorar, tenía que lograr salir adelante. Odiaba aquel lugar, odiaba aquel trabajo, odiaba a su padre por obligarle a trabajar, odiaba a Fudou que le hacía ver una y otra vez sus errores; pero al que más odiaba era a sí mismo por ser un orgulloso inútil bueno para nada.
Los dos jóvenes entraron y se dirigieron al vestuario para cambiarse al uniforme de la cafetería."Has venido muy pronto y ni siquiera tienes llave para entrar" observó Fudou girándose hacia Kidou que tenía en aquel momento el torso descubierto y quedándose en silencio unos instantes al notar unas extrañas marcas en su espalda, parecía quemazones.
"Sí."
"¿Te olvidaste de la hora o simplemente tenías ganas de hacer mi vida más difícil?"
Kidou alzó la mirada y frunció las cejas.
"No, hoy tuve que venir solo... Ya no me traerán más..." Fudou alzó las cejas sorprendido "No controlo el transporte público y no quería llegar tarde..."
La expresión del muchacho de ojos verde mar se hizo más ligera, una mueca divertida apareció en sus labios y antes de poder evitarlo se había echado a reír.
"Vaya, vaya. Realmente eres un niño rico."
El apelado se giró molesto terminando de abotonarse la camisa, apretó los dientes pero se giró de nuevo.
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Cafetería Teikoku [FudouxKidou]
FanficLa Cafetería Teikoku es conocida como una de las mejores, sino la mejor, cafetería de toda Inazuma. Pero la pacífica vida de sus empleados se ve agitada cuando su jefe, Kageyama Reiji, les presenta al nuevo trabajador: Kidou Yuuto. Kidou Yuuto es un...