Capitulo 1

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Astrid De Verall

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Astrid De Verall.

Hace aproximadamente tres dias que venimos navegando en el mar, todo iba tranquilo a excepción de las constantes peleas de Caspian y Apollo, como ahora, ambos estaban peleando porque el telmarino no dejaba que mi hermano guiara el barco.

—¡Por favor Caspian!—Soltó sarcastico—Soy lo suficientemente responsable para poder tomar el timon.

—No Apollo, no lo eres—Afirmó ya cansado, con mis tias los observamos atentamente.

—No te hare caso a ti—Murmuró burlon tratando de subir al timon, pero Caspian se paro enfrente de el impidiendo su paso.

—Te dije que no Apollo.

—Tu no eres mi padre Caspian, no puedes darme ordenes—Vi como eso le dolio, Cass bajo su cabeza asintiendo lentamente.

—Es cierto, no soy tu padre, pero Peter y Rose me pidieron que te cuidara como tal y eso estoy haciendo, al menos respeta mis decisiones—Apollo enojado se retiro dejandonos a los cuatro solos.

—Vaya—Musito Sammy sorprendida—Cada vez esta peor.

—Le hace falta su madre—Dijo Carol tristemente, todos asintieron.

—Pero el afirmo muchas veces que la detestaba a Rose—Agregó Sammy con confusion.

—Solo esta dolido... pero la necesita—Automáticamente todos voltearon a verme.

—¿Que?—Pregunte bruscamente, sin entender sus miradas.

—¿Como te sientes tu?—Caspian me abrazó de lado, sacudiendo mi cabello.

—Bien—Conteste segura—La extraño, a los dos, pero se que fue necesaria su partida.

En parte era cierto, estaba bien, ya no tenia tanta tristeza en mi, pero en el fondo los extrañaba demasiado, mas que nada a mi papá, amo a mamá, pero siempre fui mas unida a Peter mientras que Apollo era demasiado unido a Rose.

Caspian beso mi frente retirandose con Drinian, el capitan del barco, Carol y Sammy fueron en busca de Clary y yo me dirigí hacia la proa para poder practicar mis dones.

Respire ondo comenzando a crear pequeñas olas en el mar que estaba algo tranquilo, estaba demasiado concentrada en lo mío, pero un grito hizo que perdiera esa concentracion.

—¡Boo!

—¡Apollo!—Reclame asustada, con una mano en mi pecho, este comenzo a reir—Lo estaba logrando.

—Tranquila princesa, ni que te hubiera aventado al agua.—Rodo los ojos con burla para luego mirarme.

Ambos quedamos en silencio, mirándonos fijamente. Lolo me veia con diversion. Al entender su mirada comencé a negar algo nerviosa.

—¡Que no se te ocurra!

—Como quieras aburrida.

Alce una ceja ofendida y con mi don le arrojé un poco de agua sobre su rostro.

𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐈𝐄𝐒.²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora