꒰⌗𝟎𝟒⸝꒱

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Kim EunWoo, por primera vez en dieciséis años, estaba preocupado.

Sabía que ese momento tendría que llegar algún día, que su hijo se haría mayor y saldría con chicos, pero, para él, Sunoo aún era su niñito.

Su pequeño había ido a un baile y aunque suplicó y rogó a su mujer que le dejara ir al instituto a espiar, JiSoo se lo había prohibido rotundamente, así que no le había quedado más remedio que esperar en casa sentado en el viejo sillón del salón que había situado delante de la puerta con la lámpara del salón encendida y un viejo libro como compañía.

Como no podía hacer nada para vigilar a su hijo, le pidió a los gamberros de sus hermanos que lo espiaran durante toda la fiesta y que no lo dejaran a solas con ese jovencito lleno de hormonas ni un solo instante, pero sus hijos eran unos tarambanas y seguro que se habían olvidado de su hermano en cuanto llegaron al baile.

Su último recurso antes de resignarse a perder a su pequeño había sido pedir a Ni-Ki que compartiera el coche de alquiler con sus hijos. Con suerte esos dos volverían a las andadas y pasarían todo el tiempo discutiendo, sus parejas se cansarían de ellos y su Sunoo volvería a casa diciendo que odiaba a todos los chicos y los bailes.

—Dios, por favor, que vuelva a casa despotricando del vecino y no con una sonrisa radiante de «me he besado con un joven adolescente y quiero más» —rezó EunWoo antes de que la puerta de su casa se abriera con brusquedad y su hijo entrara descalzo y gritando.

—¡Odio a Nishimura Riki y no pienso volver a ir a ningún estúpido baile con chico alguno! ¡De hecho, no pienso salir con ningún chico! ¡Nunca!

—Gracias, Dios mío —murmuró EunWoo antes de levantarse del sofá para calmar a su hijo.

Sus hermanos, que entraron tras él, intentaron calmarlo y muy pronto no tardó en unirse a la reunión JiSoo, que salió de su habitación en la planta superior dispuesta a solucionar una vez más el enfado que su hijo tenía con el vecino.

Cuando la madre de Sunoo entró al salón adormilada, terminó de despertarse de golpe en cuanto vio a sus hijos con las ropas destrozadas y llenos de morados peleándose, a su hijo menor buscando la escopeta de perdigones con el traje de noche y descalzo, y a su marido persiguiéndolo una vez más portando el folleto de ese instituto «sólo de chicos», que no paraba de sacar en cada conversación desde que se había dado cuenta de que Sunoo era todo un hombre.

—¿Qué demonios pasa aquí? —gritó JiSoo a pleno pulmón poniendo fin a todo el alboroto.

—Sunoo odia a los hombres y las fiestas —contestó Jay muy ilusionado.

—Mis hermanos se han peleado en el baile —cotilleó Sunoo en un intento de distraer a su madre de lo que estaba haciendo.

—Ni-Ki ha besado a Sunoo... —comentó Jake evitando la mirada furiosa de su madre.

mpsa ♯݊ˢᵘⁿᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora