ADVERTENCIA :
Escenas sexuales y lenguaje explícito, si no te agrada este tipo de contenido favor de saltar este capítulo
Lionel esta acostado boca arriba, tratando de encontrar figuras entre el relieve del rasposo techo, es con lo que puede entretenerse estos aburridos días. Fuera de poder ver y conocer un poco más a fondo a Guillermo no hay nada realmente interesante.
Es de noche, todo está tan en silencio que puede escuchar el tic tac de las manecillas del reloj y el propio latido de su corazón. Le encantaría tener una bala sólo para poder acallar cualquiera de las dos cosas.
Escucha unos pasos que se han hecho conocidos para él ya. Sabe que es Guillermo y una sonrisa complaciente se dibuja en su rostro. No se levanta siquiera para poder confirmarlo.
-- ¿Regresás por mí oferta?
Escupe con su característico humor.
-- Tienes razón.
Eso lo descoloca. Se acomoda rápido sobre la cama y lo mira con escepticismo.
-- ¿La tengo?
Ve los suaves rizos moverse con el asentimiento del contrario. No entiende si es que ha llevado sus alucinaciones a otro nivel o simplemente se trata de una broma.
-- Voy a ayudarte a huir.
Ahí está, se ha vuelto loco. Se vuelve a tirar a la cama y empieza a tararear tranquilo.
-- ¿Me entendiste?
Pregunta ofendido al ver que no ha reaccionado como esperaba.
-- No existís, no te escucho.
-- ¿Qué te pasa? ¿Estas drogado?
-- Me gustaría...
Dice al aire. Cierra sus ojos y trata de concentrarse para dormir. Escucha el tinteneo de las llaves y el ruido de la reja abrirse, Guillermo está de nueva cuenta adentro.
-- Creo que el que está drogado soy yo.
Confiesa el agente, recargandose en la pared frente a la litera.
Lionel lo mira otra vez, con esas ojeras y su traje desaliñado. Parece que se la ha vivido en la comisaría estos días.
-- ¿Por qué te has clavado conmigo?
Cuestiona ahora el argentino. Y Guillermo no sabe que responder, porque ni siquiera él entiende esta extraña obsesión que lo ha envuelto, sólo sabe que esa necesidad creciente por desenredar todo este caso era una emoción dependiente. Era un anhelo más allá de sus ideales y creencias, algo nuevo que le ha quitado la venda de los ojos.
-- ¿Por qué me hiciste caso aquel día?
Ambos se miran a través del espacio, conectando sus pupilas aferrantes a una respuesta que no tienen. Divagando en aquel inminente destello de lujuria. Escuchan la pesadez en su respiración y y observan el ratico movimiento de su caja torácica.
-- ¿Por qué no me tenés miedo?
Se acercan por instinto y se posan frente a frente, a centímetros de chocar sus bocas.
-- Sí lo hago, pero parece que mi curiosidad es mayor.
Guillermo replica relamiendo sus labios. La tensión los abruma, sintiendo la decadencia de su propia racionalidad. Ha olvidado incluso ha lo que venía principalmente.
-- ¿Por qué te reprimes entonces?
Lionel se refiere a lo obvio, a lo que no se puede ocultar más. Es algo que no pueden apagar porque ya no es una simple chispa, ahora se ha convertido en una flama que busca extinguir todo a su paso.
-- No soy tan fuerte.
Alcanza a murmurar.
-- No te contengas.
Eso es suficiente para que el deseo los absorba tan fuerte como un hoyo negro que traga todo a su alrededor. Juntan sus labios en un beso necesitado, adolorido.
Se tocan sin pausas, entre gruñidos feroces. Han llegado a la catarsis de esa prohibida relación y ya no hay forma de regresar atrás.
Es increíble lo voluble que se han vuelto.
Cierran sus ojos, disfrutando del sabor que ofrecían sus besos. Sin separarse empiezan a despojarse de sus propias prendas, dejando que el gélido aire acaricie sus pieles.
Guillermo lo admira por primera vez desnudo. Siguiendo la línea negra de aquellos tatuajes que cubrían el brazo ajeno. Y Lionel no puede creer que bajo el aburrido traje negro que portaba diario una imponente figura se escondía.
No tienen que mediar palabras, sólo señales silenciosas que se los llevan hasta tener a Guillermo dejando un camino de candentes besos por su cuello y pecho, bajando por su abdomen y vientre. Lionel deja escapar unos bufidos por la desesperación, el encanto de tener al agente a nada de hacerle una felacion.
Un tronado beso es depositado en su ingle, acompañado de un chupeton que incluso le deja remarcado, es llamativo.
-- Me lo voy a tatuar. Será una forma de tenerte cerca.
Guillermo sonríe por lo bajo, no quiere creerlo y continúa con su trabajo.
Apenas detecta el almizcle que emanaba de Lionel y ya su libido se alza hasta el tope. Le da el ánimo suficiente para finalmente egullir todo el falo contrario. El pedazo grueso y pesado de carne llena toda su húmeda y cálida cavidad y los sonidos lacivos se deslizan por la comisura. Tiene que obligarse a controlar su respiración si no es que quiere provocar ruidos de más. El guardia aún seguía afuera, durmiendo en su silla.
-- No tenés idea de las veces que soñé con esto.
Sisea Lionel, enterrando sus dedos en los rizos ajenos, examinando los llorosos ojos oscuros desde su altura.
Esta a segundos de correrse cuando una explosión que remueve todo el lugar los alarma.
-- ¿Por qué estamos recibiendo órdenes de este pendejo?
Pregunta Diego a través del pasamontañas. Fijando por el vidrio blindado del camión al argentino que se asoma por la camioneta junto a su jefe.
-- Es nuestro trabajo.
Responde seco Edson. Ajustando su chaleco antibalas.
-- Nuestro trabajo es la coca, no rescatar ratas albinas.
-- Sólo cállate y estate listo para cuando el explosivo detone.
Los dos farfullan hartos de tener que estar encerrados en el mismo lugar. Tratan de distraerse con algo más antes de escuchar y quedar un poco cegados por la explosión a unos metros. Era la señal.
Edson encendió el camión y lo puso en marcha mientras Diego iba para atrás, listo en cuanto tuviera que abrir las puertas y recibir a Messi.
Todo paso tan rápido que los policías apenas pudieron reaccionar.
N/A
No se que tan rápido consideran que escalaron las cosas pero desde el inicio estaba la tensión plebes, si o si tenían que pasar al sexo enseguida jajaja.
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I'm in love with a criminal
FanficFrancisco Guillermo Ochoa Magaña es un miembro honorable de la Interpol que recide en México, su país natal. Trabaja en conjunto a otros policías e investigadores de todo el mundo. Una mañana se le presenta un caso particular. Un criminal argentino...