Capítulo III

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⚠️ Advertencia - Éste capítulo contiene pensamientos suicidas.












En el último piso de un edificio lujoso de Tokyo, Sano Manjiro veía las luces nocturnas de la ciudad con poco interés desde su balcón. Su mirada cansada no parecía centrarse en algo concreto, estaba perdido en sus pensamientos. Bajo sus ojos profundos había bolsas y su cuerpo se veía pálido y delgado.

Su pelo totalmente blanco se removió ante la brisa al igual que su ropaje, que era una simple combinación de negro con negro. Sus pies descalzos sufrían el contacto con la fría baldosa, pero no parecía afectado por éste hecho.

Apoyado en la baranda, pensaba en que tanto demoraría en llegar al suelo si saltaba desde esa altura. Probablemente poco tiempo. No sabía si ese dato era bueno o malo, pero suponía que experimentarlo debe ser diferente.

Su mirada se dirigió hacia abajo, las personas caminaban centradas en sus vidas, los autos pasaban sin parar. Seguramente había ruido, pero desde donde estaba no se alcanzaba a llegar. Pensó en la posibilidad de caer sobre un coche, o incluso sobre una persona. ¿A quién le dolería más? ¿Dolería acaso?

Estaba impaciente por tener una respuesta, su cuerpo se inclinó más al abismo, siendo soportado por el barandal.

— Quiero saber...

Su pierna hizo el amagó de levantarse para cruzar la única barrera que quedaba entre él y el abismo.

Pero fue interrumpido.

— ¡Mi rey!

Su cuerpo dejó de moverse, la rabia empezó a insertarse en su cuerpo, giró su cabeza dando con el sujeto que interrumpió su acción.

Haruchiyo sintió su cuerpo congelarse al ver la mirada que le dedicaba su rey, casi como si fuera a asesinarlo ahí mismo.

— ¿Qué? —Cuestionó el peli blanco, esperando que la razón de su interrupción sea tan importante como para salvarle la vida.

— Mi rey, finalmente lo sabemos, finalmente sabemos quién es el líder de los Black Dragons.

Manjiro alzó sus cejas interesado en saberlo. Esa era una razón medianamente buena.

— Dilo —Ordenó y volvió su mirada al vacío.

El pelirosa dejo un momento de silencio antes de dar su respuesta. Sabía que su rey estaría interesado en ese tema, después de todo, esa generación de los Black Dragons los estaba perjudicando.

— Hanagaki Takemichi.

Sano Manjiro no reaccionó, no dijo ni una palabra. Sanzu sabía que estaba otra vez atrapado en sus pensamientos, y con eso en mente se acercó a su líder con la idea de observar su expresión.

Sus ojos se abrieron con sorpresa al verlo.

Sano Manjiro, él...

Estaba sonriendo.

Feel Something | MitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora