III: Inevitable.

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Erwin no había podido dormir en toda la noche, estuvo mirando al techo y se sorprendió cuando sonó la alarma a su lado, pegando un salto. Se levantó a apagarla, subir las persianas y abrir las ventanas, sintiendo el viento en su cuerpo semidesnudo. Frotó su rostro y volvió a acostarse cinco minutos más, ni siquiera tenía sueño, estaba ansioso y frustrado, específicamente sexualmente frustrado, por lo que había pasado el día anterior en la universidad.

Él definitivamente quería llevar al pelinegro a la biblioteca, además, sabía que él quería, era obvio, pero, empezando por Hange, quien creía que tenía derecho a siquiera tocar al pequeño, todo se estropeó. Ni siquiera alcanzaron a llegar a la biblioteca, ya que, de camino hacia allá, un profesor los detuvo, inicialmente solo para saludar, especialmente a Erwin, y alargó la conversación a, al menos, veinte y pico minutos, y como si fuera poco, le pidió de favor al rubio que llevara el libro de clases a la sala de maestros, y que además, le dijera a otro profesor que la reunión era las siete de esa misma tarde, y que no podía comunicarse con él, porque algo le había pasado a su celular, y que era importante y un montón de datos que tuvieron que escuchar sin pedirlo. Levi estaba malhumorado, se sentía como una planta al lado de Erwin cada que pasaban situaciones así, simplemente existía. 

Erwin cumplió con lo pedido, ya estresado, y no paraba de asegurarse de que el pelinegro iba a su lado, disculpándose con la mirada. Levi solo asentía, dándole a entender que todo estaba bien. Sin embargo, una vez en la sala de profesores, y habiendo ya entregado la información y guardado el libro de clases, un grupo de compañeros lo detuvo, atacándolo con preguntas sobre el cierre de semestre.

Para ese punto Erwin ya sentía sus venas palpitar, ya ni siquiera sonreía mientras trataba de explicarle a sus compañeros, tanto así que hubo un punto en que lo dejaron ir, a pesar de que tenían evidentemente más dudas. El rubio refunfuñaba mientras caminaba fuera de allí, solo para no encontrar a Levi, que dijo que lo esperaría fuera. 

"Mierda".

De solo recordar todo lo que había pasado, se revolcó en la cama, desordenándola aun más, ahogando un grito en la almohada. No quería levantarse, pero quería ver a Levi, él no había contestado ninguno de los mensajes que le envió durante la tarde y noche. Se sentía en serio frustrado.

Se levantó de un solo brinco, dándose ánimos. Se calzó ropa deportiva después de asearse, y guardó lo necesario en su mochila, y junto a una botella de agua partió camino al gimnasio. Las clases iniciaban a las nueve y media de la mañana, así que podía ejercitarse con tranquilidad. O eso creía, porque no pudo concentrarse en lo que estaba haciendo ni por un segundo, lo único en lo que pensaba era en ese chico de cabello negro y tez blanca que se sentaba a su lado, ni siquiera él podía creer lo mucho que lo deseaba, ¿acaso estaba obsesionado?

- Mierda.

Murmuró, dejando caer la barra al suelo, haciendo un sonido estruendoso. La chica a su lado lo quedó mirando, desconcertada. 

- Lo siento. 

Le dijo, dedicándole una pequeña sonrisa. Ella simplemente asintió, sonrojándose. 

Después de todo, él era Erwin Smith.

Después de una hora y pico, el rubio arrastraba los pies hacia su departamento, a solo un par de calles del gimnasio, malhumorado. Luego de una ducha fría y un gran desayuno partió a la universidad.

Mientras iba caminando por el campus, ya casi llegando a la facultad, sintió su celular vibrar, emocionándolo enseguida, pero era tan solo un mensaje en el grupo del consejo escolar, dando aviso de una reunión para organizar el fin de semestre. Erwin frunció el ceño y simplemente envió un "ok". 

Universidad. [erwin x levi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora