Universidad. [erwin x levi]

IV: Él también.

Levi cerró la puerta de su departamento aquella noche al llegar del trabajo, suspirando, cansado.

No hablaba con Erwin hacia casi un mes, no había recibido ningún mensaje de él, y no es como si le apeteciera contactarlo primero. No quería ni siquiera verlo.

Después de aquel suceso en el salón del consejo estudiantil no cruzaron ni una sola palabra, simplemente ordenaron todo en silencio, no era un silencio incómodo, de hecho Levi nunca había sentido un ambiente tan íntimo y acogedor, pero no supo qué decir. Asumió que Erwin se sentía de la misma manera, pero cuando al fin se dio ánimos para mirar su rostro, se sorprendió por su expresión; no podía descifrar si era decepción, tristeza o... arrepentimiento.

Después de ver eso simplemente salió de allí rápidamente, sintiendo una punzada en el pecho, casi contendiendo las lágrimas. Se había sentido realmente mal de la nada, aun cuando todo se había sentido tan bien.

Dejó su ropa de trabajo lavando mientras tomaba su pijama y ropa interior y se dirigía al baño. No podía dejar de pensar en el rubio mientras veía, distraído, como se llenaba la tina. Sus besos, sus grandes y cálidas manos, sus suaves y amables toques y caricias, el calor de su cuerpo tonificado, la sensación de tener su vientre lleno, como rozaba todo a su paso y le hacía tener espasmos de puro placer, como hacía que sus piernas temblaran y sus gemidos se escaparan. 

Cerró la llave del agua, quitándose la bata que se había puesto, y se metió lentamente a la tina, agradeciendo poder sentir el agua tibia aliviando  sus nervios. Se recostó y cerró sus ojos, suspirando.

No sabía qué hacer, pero lo extrañaba. Aunque odiaba admitirlo.

Levi no entendía por qué cedía tan fácil ante Erwin, incluso desde el primer día, no pudo decirle "no" a nada, y no es como si fuese alguien con problemas al poner límites o alguien a quien le cueste decir que no, es más, él era un experto, pero por alguna razón no podía cuando se trataba de su amigo. Quizá era porque era su primer amigo, o porque era la primera persona que no se había rendido al momento de buscar su compañía, o porque mostraba real interés en él, no tenía idea, probablemente era un fenómeno causado por muchos factores que, en suma, hacen que su actitud cambie respecto a esa persona.

Cuando llevaba ya veinte minutos pensando sin parar, con la piel arrugada de tanto estar metido en el agua, llegó a la conclusión de que odiaba a Erwin Smith.

O bueno, no tanto, pero definitivamente lo iba a ignorar por completo desde ese momento en adelante. Se convenció de que todo el acercamiento que lograron tener a lo largo de todo un semestre, pues faltaba solo un día para que acabara, había sido una actuación barata del rubio, quien creía que solo quería ser cercano a él para poder conquistarlo y llevarlo a la cama. Levi se sintió sucio por un momento al pensar que permitió que aquello sucediera, pero ya había pasado, no podía volver al pasado y cambiar las cosas, es más, estaba seguro que nada cambiaría aunque volviera a ese momento para evitarlo, porque se sentía tan hipnotizado por el rubio que ni aun creyendo que él solo lo buscó para que tuvieran sexo le hubiese dicho que no, o se hubiese ido.

Se sentía ofuscado, no sabía qué tenía Erwin, no sabía si eran sus palabras o sus actos, pero definitivamente no podía negarse. Sin embargo, sabía que no podía echarle la culpa a él, después de todo daba la impresión de que apenas lo había intentado, solo se mantuvo a su lado y le decía unas cuantas cosas bonitas y ya, Levi recordó jamás haberse sentido presionado, y se sonrojó cuando recordó como era él quien a veces deseaba y se insinuaba levemente al rubio en busca de un pequeño toque.

- Qué vergüenza.

Susurró, decidiendo salir de una vez del agua.

Se envolvió en una toalla y empezó su sesión nocturna de cuidado facial, mientras escuchaba el suave jazz que había dejado reproduciendo en su computador en el cuarto. Se sintió fresco al fin.