—Oh, por Dios— Shuhua se quejó mientras sobaba su frente en señal de que le dolía fuertemente la cabeza.—Te dije que no debíamos tomar tanto.
Apenas iban unos cuántos tragos y Shuhua sentía que todo se movía. La peliazul rió y acarició su espalda.
—Eres tan linda cuando te preocupas.
Shuhua suspiró y trató de sentarse bien en la cama de la mayor, pero tener a la contraria sobre ella acariciándola no ayudaba mucho.
—Deberíamos dormir ya— dijo Shuhua.
—No quiero— respondió la más alta tumbando a la de pelo oscuro sobre la cama mientras ella hacía lo mismo—. Quiero verte. Me gusta verte.
—Estás ebria, Soo...
—Tú también, Shu...
La menor dirigió su mirada a la chica a su lado, quien se acurrucaba entre sus brazos buscando cariño y mimos.
Yo soy la menor, soy yo quien debería ser mimado, pensó haciendo un pequeño puchero, pero igualmente comenzó a acariciar la piel de la peliazul.
—¿Te he dicho que eres linda?
Soojin sonrió con los ojos cerrados—: Sí...
Y es que Shuhua, aunque no era alguien de muchas palabras, sentía esa necesidad interna de adorar a Soojin, de decirle lo mucho que la apreciaba y lo hermosa que era.
Veía las numerosas y ya vacías botellas de soju tiradas en la alfombra, unos vasos de plástico que encontraron en la cocina y lo desolado que lucía el ambiente de esa habitación. Entonces recordó ese pensamiento que tuvo sobre los cambios que tuvo al pasar tiempo con Soojin, ese sentimiento de vacío que se apoderaba de él además de lo quebrada que se volvía su vida. No lograba comprender porqué, enserio no lo sabía. Supuso que era algo que le surgió al convivir con Soojin. Si realmente era así, era jodido.
¿No se suponía que al conocer al amor de su vida, su día a día sería mejor y más colorido? ¿Por qué estaba pasando exactamente lo contrario?
¿Por qué mientras más tiempo pasaba con Soojin se sentía cada vez más en el fondo de un hoyo sin forma alguna de salir?
Era como si... Como si Soojin la destruyera de forma inconsciente.
Miró a la peliazul que mantenía esa pequeña sonrisa en labios mientras recibía caricias en su cabeza y abdomen.
Días atrás llegó nuevamente a una conclusión de que lamentablemente ella mismo era quien le daba el único que cariño que recibía la mayor. Definitivamente el señor Seo no le daba ningún apoyo ni amor a Soojin, tampoco tenía una mamá que le cocinara galletas o al menos estuviera ahí para brindarle apoyo en los momentos necesarios. Soojin estaba sola...
—¿En qué piensas?— preguntó la más alto mientras veía los ojos de Shuhua.
La pelinegra accedió y elevó un poco su cabeza para plantar un pequeño y suave beso en los finos labios de Soojin. La antes mencionada sonrió y volvió a su lugar acostada junto a Shuhua, esta vez siendo ella quien pasaba las yemas de sus largos dedos por la suave piel de la menor y dejando besos de vez en cuando sobre la cabellera ajena.
—¿Soojin?— susurró Shuhua viendo al techo.
—Dime.
La menor suspiró un tanto cansada, definitivamente tenía sueño pero le gustaba estar recibiendo mimos.
—¿Qué te gusta de mí?
Esa cuestión invadía sus pensamientos muy seguido. ¿Qué era lo que atrajo a Soojin? Es decir, ni siquiera era alguien interesante, o una persona que hablara mucho. Simplemente lo que podía ofrecer era ser oyente y si de Soojin se trataba, pues claramente su amor. Pero quería oírlo, quería saber exactamente qué es lo que tiene de interesante.
La mayor posó su mano bajo su barbilla simulando pensar a fondo y luego en un rápido y hábil movimiento se volvió a situar sobre Shuhua, posando sus piernas entre la cintura del menor y acorralándola contra el colchón. Acarició el rostro de la pelinegra y miraba con detenimiento a su dongsaeng.
—Me gusta— dejó un beso en su rostro—Todo de ti. Cuando lo digo es en serio, amo tu bello rostro— besó su mejilla—, tus largas pestañas— besó su párpado con cuidado—, tus bonitos labios— besó suavemente los belfos rosados de Shuhua, haciéndola suspirar—. Significas mucho para mí; significas la razón de los latidos rápidos de mi corazón aunque simplemente tomes mi mano, la fuerza que tengo para levantarme todos los días de esta horrible vida.
El nudo en la garganta de Shuhua se hizo más estrecho, mas no lloraba, no iba a llorar. Su cuerpo fue recorrido por un escalofrío.
—Entonces...
—No es necesario que digas nada. Ya respondí tu pregunta, querida.
La mayor salió de encima suyo y la besó antes de apagar la luz y disponerse a dormir abrazando a Shuhua.
Esa noche, Shuhua lloró entre los brazos de Soojin, ahogando sus sollozos mientras mordía su labio inferior. No sabía si se encontraba sensible por el alcohol de tan solo un rato atrás o simplemente lo que dijo la mayor la dejó pensando.
No quería pensar en las cosas malas, pero de pronto llegó a su mente Soojin. Esa tendencia que tenía a la autodestrucción, parecía que ella mismo se buscaba su final. Fue así como comenzó a sentirse mal de que ella no podía hacer nada para detenerla, no era tan fácil como pedirle que dejara de fumar. A ese paso las cosas empeorarían, algunas veces escuchó a la peliazul toser de una forma extrañamente potente, le pidió que al menos en ese rato no fumara otro cigarrillo, pero Soojin únicamente le sonrió y dijo:
—Todo está bien, no te preocupes por mí...
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Strawberries & Cigarettes | sooshu ✔️
Fanfic❝𝗦𝗧𝗥𝗔𝗪𝗕𝗘𝗥𝗥𝗜𝗘𝗦 & 𝗖𝗜𝗚𝗔𝗥𝗘𝗧𝗧𝗘𝗦❞ ❝Siempre me dejas queriendo más... Las fresas y los cigarrillos siempre saben a ti.❞ A Shuhua le gustaba ver a la chica de mirada triste que salía a fumar sentada sobre aquel columpio, en medio de la...