Capítulo 7.

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Lua Alvarado

– ¿Por qué?. – preguntó Théo en la pantalla de la laptop

– Porque quiero humillar a René. Por eso. – dije

– Sí, claro. Lo que tú quieres es humillar a Ares. – llevé mi mano hasta mi pecho fingiendo estar en shock

– ¡¿Cómo crees?!.

– No te hagas, Lua. Yo sé perfectamente que tú no apuestas cualquier cosas sin querer humillar a alguien.

– Exacto. A René.

– ¡A Ares!. – gritó y mi mamá me miró

– ¿Estás hablando con Théo?. – preguntó ella

– Sí. ¿Quieres saludarlo?.

Mi mamá se acercó y vió a Théo tomando una Red Bull. Él inmediatamente dejo la lata fuera de la vista de mi mamá y la saludo.

– Hola, señora Leila. – dijo Théo tratando se sonar lo más inocente posible

Théo y la palabra "inocente" no es algo que se vea en una oración muy seguido.

– ¿Sigues tomando Red Bull?. – preguntó mi mamá

– Sabe que es como mi cerveza.

– Una "cerveza" que no quiero que mi niña tomé. – dijo mi mamá mientras me abrazaba

– ¡Mamá!. El Red Bull no tiene nada de malo. Es como si tomara una taza de café. Cosa que hago diario. – dije

– Pero taza de café negro sin leche. – dijo Théo volviendo a tomar Red Bull

Yo trate de callarlo, pero al final los tres reímos. Mi mamá me dió un beso en la frente y siguió haciendo la comida.

– ¿En que estábamos?. – pregunté volviendo a ver a Théo

– En la apuesta que quieres crear para humillar a Ares.

– René. – corregí

– Para humillar a los dos. – rodé los ojos –. Ya sé. El equipo que pierda será el esclavo del equipo que gane.

¿René siendo mi esclavo?. Suena tentador.

– Me gusta. Así René va a ser mi esclavo.

– Ares.

– ¡René!. – grité y Théo rió

– Sí. "René". – hizo las comillas mientras se seguía riendo

[...]

– ¿Y que le dijiste?. – preguntó Victoria

– Que estaba bien. – dije

– ¿Entonces esa será la apuesta?. – asentí –. Yo voy a ir a verte y te voy a apoyar.

– ¿Cómo una porrista?.

– Sí. Seré tu porrista.

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