paredes & neymar.

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Paredes había llegado bastante estresado por su entrenamiento. El ojiazul se tambaleaba, estaba extremadamente agotado.

Cerró la puerta de la casa de estilo suburbano que compartía con su esposo, Neymar. Normalmente, el argentino llegaría totalmente feliz e incluso emocionado por pasar un día más con su amado, pero no, hoy no. Hoy era la excepción.

Pero no era porque no amaba al brasileño, al contrario, él era su vida. Simplemente fue un mal día, estaba bien sentir y los malos días podían pasarle a cualquiera, era un hecho.

El centrocampista se sentó en el sofá, su cuello se movió levemente sólo para tronar sus huesos.

—Hello, meu amor. —Apareció Jr desde la cocina, con una sonrisa de oreja a oreja.

Sin embargo, la sonrisa en su cara se desvaneció de golpe al ver que su amado no lo recibía con la misma emoción. Ney se sentó a su lado, en el sofá, una mano se posó en el muslo de Leandro. —¿Tuviste un mal día, amor?

—Algo assim. —Leandro estaba siendo enseñado por Neymar, se sentía todo un brasileño. La costumbre de hablarle en su idioma ya que sabía que el moreno amaba eso aún no se iba; él lo adoraba.

¿Qué podría hacer por ti? —Ney lo miró con preocupación. —¿Hay algo de mí que te haría sentir bien?

Paredes lo miró por unos segundos, sus ojos recorrieron cada centímetro de la boca del mayor.

Una de las manos del argentino se acercó y divagó por el rostro de Neymar, hasta llegar al final de su mandíbula.

—Quiero que me beses...

—Te besaré. —Jr respondió con amor, no se tiró sobre su novio ya que sabía que estaba agotado, simplemente acercó su rostro lo suficiente como para plantar un beso delicado sobre sus labios.

Eso fue suficiente como para que todas las hormonas del argentino se descontrolaran. Perdón pero, si Neymar fuera tu esposo y estuviese al cien porciento para ti, cuando fuera y dónde fuera, ¿no sentirías lo mismo?

Yo sí.

Segundos bastaron para que los colmillos de Leandro atraparan el labio inferior de Neymar y lo atrajeran consigo, haciendo que este cayera en su regazo.

Jr se sostuvo de sus muslos, ambos estaban en una posición bastante... incitante.

El pecho de Ney estaba tan cerca de la entrepierna de Leandro, que se podía sentir como ambos corazones palpitaban. El de Leandro y el suyo.

—¿Sabés, amor? —Habló el argentino con ese tono que el moreno muy bien conocía. —Quisiera que usaras tu boca ahora mismo... ¿podríamos hacer eso, mh?

Bien, estos dos eran unos versátiles completamente pero cuando Neymar estaba arrodillado o en pocas palabras, cuando estaba haciendo felaciones sin preguntar, era la persona más sumisa de este universo.

Y Leandro Paredes amaba eso.

Neymar se acercó al oído de Leandro. —Te quitaré el mal humor. Te amo. —Este dejó un tierno beso sobre la mejilla de su novio antes de deslizarse completamente por los muslos de este, llevándose su pantalón consigo sin dejar nada a la imaginación.

De todas formas conocía a su amigo a la perfección.

El brasileño jugó con los testículos de Leandro, sacándole algunos gruñidos al ser esta una zona excesivamente sensible. Como acto seguido, escupiria en su mano para así empezar con el acto.

La mano de Neymar subía y bajaba por el tronco del pene de Paredes, masturbandolo con una suavidad y humedad que podía satisfacer a cualquiera. —Mmh...~ —Era Leandro reaccionando a los toques, al poco tiempo se había formado esa enorme erección allí abajo entre los dedos del moreno.

—¿Te gusta, meu bebe?

Preguntaba Neymar, viéndolo asentir con dificultad cuando ahora su dedo hacia círculos lentos sobre el glande hinchado frente a él.

La boca de Jr se acercó a la punta, otro pequeño escupitajo saldría de sus labios para finalmente adentrar el glande en su boca. Chupaba y lamía, también besaba lascivamente por encima de este.

Su mano seguía masturbando la superficie, sabía que esto hacía feliz a Leandro.

Este último podía sentir todos sus músculos aflojarse, su cabeza estaba tirada contra el sofá. De su boca entreabierta salían gemidos y jadeos variados. El ojiazul acercó sus dedos hacia el cabello castaño de Neymar para enredarse en ellos.

Sin duda, todo su estrés estaba desapareciendo gracias al tacto de su amado hacia él. Era como si una ola de paz cayera sobre él, nada importaba, sólo los lujuriosos pensamientos que provocaba Neymar cada que metía toda su punta en su boca y hacia círculos con la lengua.

Tan jugoso, el argentino juraba sentir cosquilleos en su espalda baja cada que la mano de Neymar viajaba por toda la extensión de su verga con ágiles velocidades. Aquella palma estaba masturbando, abrazando cada parte de esta y no podía evitar estremecerse, le fascinaba.

Era divino, el peso en su espalda había desaparecido. Jr también disfrutaba de pajearlo, de tener el control de esa salvaje erección porque sabía que era suya, y siempre lo sería.

Ya no hacía falta hablar, la forma en la que Paredes acercaba cada vez más el cuerpo de Neymar hacia él, los sonidos que salían de la boca de amor, las miradas, los roces, todo era suficiente.

Las manos de Neymar acariciaron las bolas de Leandro con ayuda de ese líquido preseminal que escurría cada vez más de su punta, llegaba a probarlo también en su lengua. Ambos tenían en claro que todo era lo suficientemente estimulante y que el brasileño lo estaba haciendo bien.

Tanto, que de un momento a otro, la piel del sofá sería apretada por las manos de Paredes y un chorro espeso sería disparado hacia la mejilla, barbilla y camisa de Neymar.

El brasileño río, el argentino jadeó.

Ney limpió el semen de su rostro y depositó un último beso sobre la polla del argentino.

—Te amo...

—Eu te amo mais. —El mayor acarició el glande. Apreciaría una última vez como la erección se desvaneció y solo así pudo sentir paz, su esposo había sido complacido y eso era suficiente.

Dejó un beso sobre la frente del argentino y salió del salón, dejándolo sólo en el sofá, completamente sudado.

Leandro Paredes estaba enamorado y estaría enamorado eternamente de ese brasileño. Ese hombre era un milagro, lo prometía.

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—Adi. ᧗

¡𝗙Ú𝗧𝗕𝗢𝗟 𝗦𝗛𝗜𝗣𝗦! ── one shots. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora