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Las personas dicen que "hay un tiempo para todo" tiempo para reír, para llorar, para descansar, trabajar y jugar, pero sobre todo: Tiempo para crecer. Pero, es bien sabido que "Crecer" es el tópico favorito de la sociedad; y era la sociedad quien con mano dura le exigía al tiempo (Según sus propios criterios) la hora y el momento de empujar a las personas de ser "niños" a ser "adultos" bajo el yugo del sobrevalorado criterio de "Madurar"
Pero ¿Qué es "Madurar"? Para la señora Santori consistía en apagar la vibrante llama de la ilusión ¡Extinguir la magia! Para ella solo existe una forma de ver el mundo, poco le importaba que su hija era un ser mágico. Para el desagrado de la señora Santori Anneliese creía fielmente en las "hadas" y no, no solos nos referimos a las pequeñas personitas con alas, ella creía en las imposibilidades, en la muchosidad. Creía que había misticismo e ilusión en las cosas más pequeñas. Al punto de no ver
La realidad.
Leila deseaba que su hija abriese los ojos, que colocara los pies sobre la tierra y se bajara de la nube en la que solía vivir, ella quería que su hija madurase. Eso era lo que ella más anhelaba en el mundo. Pero desde muy pequeña Anneliese se prometió a sí misma que jamás cambiaria, que la luz de su corazón siempre iba a resplandecer.
Y ahí estaba ella, madurando a su modo. En la sala de los muebles rosas, con sus amigas jugando al salón de belleza, ignorando al melodramático gato negro.
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- Esas estúpidas risillas de adolescentes no servirán de nada si sus padres se enteran de que ustedes meten a esos mozuelos aquí ¡Todos-Los-días! - Farfulla Salem remarcando las vocales de su exclamación con ímpetu. El minino lleva un adorable gorro de plástico azul bebe, de ese modo no desentonará con las chicas.
- ¡Oh, Salem, relájate! -Doll suspira restándole importancia a las palabras del felino - Eso jamás va a pasar a menos que las hienas digan algo y hasta donde tengo entendido, los animales no hablan.
Aquel tonto chiste hizo sonreír a todas las presentes ¡Hasta las hienas se rieron! Para irritación de Salem. Los animales reposan sobre el gran sofá sin perder de vista a las humanas, para ellos era divertido ver a Doll sobre una silla tratando de no quedarse sin cuello entre Ángel quien le aplica un tinte sobre las cejas y Anneliese que enrolla con destrezas los rulos de espuma sobre su cabeza. Ángel sentada frente a Doll con los pies dentro de una pequeña bañera de hidromasaje portando un albornoz de flores rosa chillón que va a juego con la media enrollada en su cabeza. Su ama, por otro lado, con una mascarilla de aguacate en el rostro; modelando unos enormes rulos amarillos de plástico ocultos tras una fina maya verde. Todo un espectáculo.
