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Su trabajo no era el soñado y lo sabía, pero le agradaba bastante. Era de las pocas empresas que tenían muchos trabajadores Omegas y con hijos. Los altos mandos de la empresa se percataron que los Omegas eran buenos trabajadores en atención al cliente, no todos eran extrovertidos, pero su aroma ayudaba a calmar a los clientes alterados e impacientes y como estaba en su instinto evitar conflictos se esforzaban por buscar un buena solución a las solicitudes.

La buena atención terminaba siendo un reflejo de la empresa, y al fin de mantener eso se había formado un equipo de trabajo diverso en cada sucursal: Omegas, Betas y Alfa, así podían derivar a los clientes según el carácter de este para la mejor resolución posible.

Junichiro había sido el Alfa de la sucursal anterior, pero luego de la confesión Mikey prefiero cambiarse, incluso si alguién lo mirará mal por eso, él quería trabajar sin problema ni tensión. Aquí la Alfa tenía pareja e hijos. Y ya la conocía así que era mucho más cómodo.

También era común en esta empresa, dado el porcentaje de Omegas, que los betas cubrieran los puntos por el celo de un compañero. Mikey tenía la suerte de tener un celo regular dentro de todo, así que se tomaba dos días al mes que podía pedir hasta por adelantado, casi nunca fallaba y si lo hacía era solo por pocos días, nada complicado de arreglar con los Betas que lo cubrían.

Cuando sintió el ligero calambre en su vientre casi al terminar su turno, y recordando su cambió de apetito supo que probablemente venía su celo esa noche. Así que confirmó con su jefe que se tomaría el jueves y viernes.

Sus compañeros le dieron una sonrisa cuando se apartó a hablar con el jefe y Mikey no pudo evitar sonrojarse un poco, incluso si no hablaba mucho de su vida personal en el trabajo, el aroma a Alfa se había adherido a él desde el mes pasado y ya era obvio que no había pasado su último celo solo.

Incluso si le avergonzaba no pudo evitar sonreír mientras subía la escalera de la estación de siempre para encontrarse con Takemichi.

Aún se sentía como un sueño, pero sabía que era real Estaba saliendo con Takemichi.

Había perdido la esperanza de una relación, pero ahora no solo pasarían otro celo juntos ¡Estaban saliendo, oficialmente! Acarició su nuca inconscientemente, un poco ilusionado de que en un futuro pudiera sentir la marca de mordida allí.

La noticia de Takemichi siendo estéril había sido una sorpresa, no conocía a nadie más así, pero no tenía problema con eso. Tenía a sus chicos, y los amaba con locura, no sabía desde cuándo ni cómo, pero los sentía como suyos. Aunque sabía que incluso si no estuvieran ellos seguiría queriendo estar con Takemichi sin importar nada. Takemichi había asegurado que podían tener más, no sería fácil seguramente, pero estaba la opción, solo debían planearlo y ser constante con algún tratamiento. No tenía problemas con eso, planear tener un hijo era mucho más responsable.

La inseguridad de Takemichi por su esterilidad, los había distanciado y casi hecho imposible estar juntos. Era conmovedor que Takemichi hubiera priorizado lo que creyó que era la felicidad de Mikey por sobre todo, pero tanto como era conmovedor, también era irritante.

Mikey quería dar un tirón de orejas al Alfa por no pensar que podrían ser simplemente felices juntos.

Sintió y escuchó la notificación de un mensaje y sacó con cuidado su celular.

Takemichi(Mio):

Estoy llegando ¿Dónde vienes?

Mikey:

Subiendo, ya voy.


Solo llevaban unos días juntos oficialmente, pero Mikey sabía que ya no tenía que reprimir nada, no es que se hubiera reprimido mucho antes, pero ahora estaba bien ser tan cariñoso como quisiera incluso en publico.

𝖺𝗅𝖿𝖺 𝖾𝗌𝗍é𝗋𝗂𝗅 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora