Extra III (3)

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Yumiko y el futuro

Estaban en casa de los Hanagaki.

Tenía un departamento que compartía con sus hermanos, pero desde que consiguieron sus respectivas parejas ya no pasaban mucho por allí.
Sinceramente no le gustaba, era demasiado grande y frío para ella sola.

Los Hanagaki habían ampliado la casa poco después que Myoko nació, así que hoy en día era una casa lo suficientemente grande para que en la sala pudieran estar ocho personas sin problema.

Yumiko estaba en el sofá bebiendo su jugo con tranquilidad, mientras bajaba el vaso observó a las personas frente a ella.

A su izquierda, en el sofá grande. Estaba Shige con Kyoko. Llevaban poco más de un año juntos. Yumi aún recordaba lo tenso que estaba Shige con los Hanagaki los primeros meses de su noviazgo, no confiaba en no ser asesinado si tenía alguna muestra pública de afecto con Kyoko. Nadie podía culparlo porque Takemichi no despega los ojos de él desde que se había enterado de su relación, listo para atacar si veía algo que no le gustaba, la única razón por la que nunca hubo una pelea había sido Mikey y todos lo sabían. Era la mente más sensata en la casa, y aunque seguramente tampoco le fue fácil supo darse cuenta que mientras ambos se amaran solo podía apoyarlos. Poco a poco se formó la confianza para poder estar hoy masajeando las pantorrillas de Kyoko sin miedo, Kyoko totalmente relajada, acostada, y con las piernas en los muslos de Shige.

Yumiko adoraba que su amiga hubiera cumplido su meta de conquistar a Shige, Yumi más que nadie sabía que su hermano mayor no era fácil de seducir, pero Kyoko lo tenía en la palma de su mano.

A su derecha en el otro sofá estaba Ryoko con Seijun. Ambos acurrucados contra él otro con sus manos tomadas como si no pudieran estar sin tocarse.

Yumi siempre hacía una mueca de asco cuando los veía ser demasiado cariñosos, eran la definición perfecta de pareja cursi que generalmente le daría gringe en la calle, y honestamente siendo su segundo hermano mayor era más incómodo aún, pero por dentro estaba feliz. Incluso si Seijun era el mayor, desde que supieron que era Omega habían estado preocupados por él. Demasiado tímido e inseguro no parecía que tendría una vida fácil, pero se enamoró de Ryoko. Ryoko era el mejor Alfa que Yumiko podía escoger para su hermano, un tipo de Alfa confiable, amable y cariñoso que no había visto nunca, y desde que empezaron a salir adoraba el suelo por donde pasaba Seijun, llenándolo de halagos y caricias. Nunca había visto a Seijun tan feliz como estos últimos meses. Estaba segura que Ryoko había recibido consejos de su padre para mantener a su pareja Omega feliz, y Mikey había aceptado rápidamente a la pareja escogida por su hijo, siempre había tenido una debilidad por Seijun, y si veía a su hijo hacer algo que no fuera consentir a su pareja, Mikey estaba allí listo para llamarle la atención, no era que lo necesitara realmente, Ryoko estaba empeñado en ser un buen Alfa como su padre y mantener a su pareja tan feliz como veía a su madre.

Su mirada se desplazó por último a Myoko, a su lado en el sofá del centro, estaba mirando algo en el celular, cuando levantó la cabeza sus miradas se encontraron y le dio una sonrisa que conocía muy bien. Desvió la mirada, intentando aparentar que no había notado nada, pero ella más que nadie sabía que su amigo tenía más de un truco bajo la manga.

— ¡Voy a comprar más bebidas!— Se levantó rápido del sofá, sobresaltando a algunos.

Mikey vio la botella a la mitad que quedaba a la mesa. Él estaba en la mesa viendo algo en un cuaderno, Takemichi a su lado tecleando algo en el computador.

— Es muy tarde, podemos ir mañana temprano, amor.

— No te preocupes, ma, Yumiko puede acompañarme, sabes que ella ahuyenta a los malos.

𝖺𝗅𝖿𝖺 𝖾𝗌𝗍é𝗋𝗂𝗅 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora