Aún recuerdo la noche en que despedí a mi hermana pequeña para que durmiera. Al día siguiente sería el cumpleaños de mamá y ella estaba muy emocionada por mostrarle el regalo que ella mismo hizo a mano para ella.

Me fuí a mi habitación para dormir pero antes le mandé un mensaje a Ashley, mi mejor amiga, para que venga mañana porque prácticamente ya era parte de la familia.

Ese día hablamos hasta altas horas de la madrugada sin saber lo que pasaría al otro día.

[...]

—¡Miller!— Anunció la profesora— Ve a la oficina de la preceptora* ahora mismo.

Me tensé. Sin decir nada me dirigí hacia la puerta—Profesora ¿sabe el motivo por el cual me citó?

—Me temo que no, pero supongo que no es nada malo.

Le sonreí amablemente y me dirigí a esa oficina.

Al llegar al pasillo no había nadie esperando por lo que toqué la puerta y salió una de las preceptoras de otro curso.

—Miller, su preceptora la dejará pasar enseguida, solo tome asiento y espere, no tardará mucho— Y se fué de mi campo de visión.

Me senté en la banca a esperar pensando para qué me querría.

Unos pasos me sacaron de mis pensamientos. Era un chico de un curso más alto que el mío y no estaba solo si no que con un profesor al lado con un semblante serio y frío. Y luego me di cuenta el porqué.

El chico se estaba agarrando la nariz con un trapo manchado de color carmesí.

No tenía que pensar demasiado para llegar a la conclusión de que se había metido en una pelea.

El chico me miró sin expresión alguna y se dirigió a enfermería que estaba al frente mío.

La enfermera lo recibió—¿De nuevo Rodgers?— Pero no pude escuchar más porque la preceptora abrió la puerta de su oficina llamándome para que entre.

Me senté una vez adentro y respiré hondo para esperar lo peor.

—No tienes porqué preocuparte Kat no es nada malo— Dijo la preceptora como si me hubiera leído la mente. Asenti más aliviada— Es una propuesta, o no se si llamarla así.

—¿Propuesta de qué?

—Sabes que eres el promedio más alto de toda la preparatoria, y por eso te quería proponer de que entraras al club de inteligencia— dijo con una sonrisa.

—¿Club de inteligencia?

— Así es, es un club donde todos los alumnos con un promedio que supere el nueve tiene la posibilidad de entrar y tú mi querida Kat, tienes un promedio de 9,98.

Sonreí— Muchas gracias por la propuesta, pero debo pensarlo bien, el equipo de Básquet tiene sus último torneos de la temporada y no puedo faltar a los entrenamientos.

—Entiendo, pero piénsalo bien ¿si? Si aceptas, serán parte de Olimpiadas mayores contra otras ciudades, estarían representando al colegio y más tú que eres el mejor promedio— dijo — Tienes hasta mañanas para pensarlo.

—Muchas gracias, lo pensaré.

Salí de la oficina un poco contenta pero me topé con alguien que me borró la sonrisa— ¿Asi que el club de los cerebritos eh?— Dijo el chico que ví en el pasillo hace unos minutos.

Fruncí el ceño—No puedes estar escuchando conversaciones ajenas.

Se encogió de hombros— Pero igual lo hice—Dijo en un tono burlón—Yo que tú aceptaría.

Ciudades En LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora