15-Donna

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Existen cinco etapas de duelo, negación
Ira, negociación, depresión y aceptación.
Yo voy a agregar decepción.

Dolor provocado por un desengaño. Frustración, desencanto o desilusión

Decepción:
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No sabía porque exactamente estaba decepcionada, pero lo estaba.

Quizás era de ella y su poco amor propio que la llevaron a volver a perdonar a un hombre que nunca lo amo.

Aunque también, Donna podía estar decepcionada de él y su intento de mejorar, quería más.

A ella, nunca le dio mucho, entonces se aferraba eternamente a las migajas de su amor el cual, se desarrollaba mayormente en el sexo. No lo entendía, ella era una mujer hermosa, amable e inteligente, ¿Por qué no la amaba?

Hace una semana, Donna se había enterado que Chishiya aún tenía de fondo una foto con Katari. Eso le dolia, la decepcionaba porque a ella, nunca la pondría de fondo, incluso cuando se lo pedía, no lo hacía.

Aun no entendía que era lo que le gustaba de él, quizás solamente era ese capricho de ser la primera en su vida, destinada a no poder llegar a eso.

Pero ahí estaba, con un vacío amor y un corazón que desbordaba su cariño no aceptado, tratando de ocultar mayormente su tristeza.

No era suficiente, no porque ella fuera el problema, sabia que era él y Katari.

Estupida Katari.

Odiaba su rostro, su voz, su pelo, odiaba cada cosa de esa chica, la odiaba.

Y si bien, Donna habia sido quien insistido rotundamente hasta el cansancio del hombre para volver a ser pareja, este había aceptado.

¿Por qué había aceptado si no sentía nada?

¿Dolia más el engaño físico o el mental?

Para ella, siempre fue el mental, la fidelidad no solo era un entorno físico, sino donde tu corazón pertenecía.

Chishiya pertenencia con Katari.

Y lo supo en cuanto los vio. Ella estaba a su costado, entrando al hospital, hoy era un día antes de noche buena.

Él estaba en recepción esperando que su actual novia lo recoja, sentado en esas sillas de plástico de hospital, esas azules sin vida alguna.

Akemi, estaba en la misma fila sentada, cinco sillas de distancia tenían.

Pero ahí estaban ambos mirándose fijamente como si nada más existiera, Donna los vio conectar, lo sintió, sintió su tensión con solo una mirada.

Donna sabia que ella nunca sería la número uno en la vida de Chishiya.

Había leído esas cartas que ella le había regalado a él.

La única no leída, fue la octava carta, aquella que le daba mala espina.

No era su hombre, era él de ella.

Dr. Chishiya ;Shuntaro ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora