2-Curita

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Negación:
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Katari creía que la negacion era otra forma de sobrevivir, después de todo, ella vivía constantemente negando quien era.

Siempre había querido ser algo más, incluso había luchado hasta que sus pies sangraron por atención, pero nunca fue suficiente, así que como castigo, se negaba la oportunidad de comer, dormir, vivir y ser feliz.

Fue a clases de piano y sus manos no eran de pianista. También estudio inglés, pero eso era un idioma sobrevalorado para su padre. Cerámica era para gente sin futuro al igual que teatro o danza, según el hombre ella nunca fue lo suficientemente flaca para ir a ballet y aun así entreno el deporte hasta vomitar del cansancio.

Siempre fue autoexigente, nunca acepto un número que no sea un diez, ella era la número uno y no por gusto, sino por atención, aprobación y compromiso.

Negaba sus cumplidos de que era linda, no los creía porque su madre nunca se lo decía, no era buena estudiante, solamente responsable, no era buena bailarina, solo entrenaba.

-Kati, vino tu padre. -Su compañera de departamento habló, probablemente ella era la única amiga que tenía o al menos la consideraba como tal.

-¿A si? ¿Qué quería?- Cuestionó

-Verte Katari, es tu padre, no parece mala persona.-La más alta reprocho su conducta confusa, como si ella estuviera hablando de un milagro.

El señor Akiro Katari nunca había sido cariñoso con su única primogénita, a veces ella pensaba fielmente que él incluso había sido el culpable de la muerte de su madre.

Era frío, escondía su señuelo de hombre miserable bajo sus múltiples hospitales e ingresos políticos, estafador, un hombre sin principios pero algo que ella admiraba de él era su forma de mentir.

Soltó una risa nasal aunque Kuina nunca había dicho un chiste, Kuina no conocía la relación que Katari tenía con su padre, pero sabia que ella no lo quería.

-Kuina por favor, es mi padre, solo quiere su dinero y así mismo. Habrá venido a ver como vivimos para luego reprocharme que me convertí en una decepción- Ella tomo sus llaves, su turno ya estaba por comenzar y llegaría tarde, como siempre. -Me voy- Informó viendo a la chica desde la cocina.

Kuina y ella se conocieron hace casi cinco años, gracias a ella, entendió que debía ser quien decida y no lo que su padre espere

-¿Qué les dirás a todos de tu golpe? - Cuestionó atacando fríamente su aún notable decepción por el chico, su novio actual.

-No se nota tanto- tocó esa zona, dolia, tenía un moretón morado seguido por una cortada en su mejilla izquierda, se notaba, mucho.

Pero su amiga había negado, hace dos noches atrás la castaña había llegado asusta, exhausta y lastimada a la casa, aunque aún no había hablado de lo sucedido, su mejor amiga tenia sus fieles sospechas acerca del tema.

De hecho, Kuina había hablado de ello con el padre de Katari, sabía firmemente que ella nunca le pediría ayuda a nadie y mucho menos a alguien de su sangre.

-Adiós, suerte, nos vemos en la noche.-la de rastras saludo con su taza de café en mano.

Ellas no tenían a nadie pero se tenían entre sí, eso era suficiente para sobrevivir, para ambas, era una maravillosa vida.

Dr. Chishiya ;Shuntaro ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora