Iniciativa

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Tighnari puede sentir como sus orejas tiemblan de incomodidad y sus mejillas se tiñen de rojo. Su cola se frunce entre sus piernas y Kaveh, quien está sentado frente a él, con una taza de café amargo en sus manos, le mira con incredulidad.

—No lo volveré a preguntar —Tighnari dice, harto de sentirse avergonzado—. ¿Me ayudarás o no?

Bueno.

Tighnari sonó un poco exigente esta vez, lo que hace que Kaveh borre esa expresión de incredulidad de su rostro y la cambie por una de... Tighnari ni siquiera sabe lo que significa esa cara, pero se arrepiente por completo de haber venido desde su casa a perder el tiempo con Kaveh, que ni siquiera está haciendo el esfuerzo en ayudarle. Se supone que es su amigo y los amigos siempre están disponibles para este tipo de situaciones, por más bochornosas que sean.

—Déjame aclarar esto... —Kaveh toma un sorbo de su café y se ríe. Tighnari está a punto de perder su paciencia, levantarse e irse por donde vino—. Llegas aquí y me buscas para darte consejos de... ¿sexo? —el rubio pregunta mientras degusta el amargo sabor de café y ahoga una risa para que su amigo no se sienta más incómodo. De todas maneras, Tighnari asiente para darle a entender que, justamente, esa es la razón por la que ha venido—. ¿Por qué recurres a mí, en primer lugar?

Esta vez, Kaveh suena casi tan ofendido como aquellas veces en las que solía quejarse de que Alhaitham le quitaba la llave y lo dejaba fuera de la casa como un gato callejero. Tighnari sabía de antemano que Kaveh haría esa pregunta estúpida. Lo conoce muy bien y sabe que el rubio es una completa reina del drama y que su estado de ánimo tiene drásticos cambios en intervalos de tiempo muy cortos.

—Porque eres mi amigo —responde Tighnari, esperando que Kaveh se centre en darle soluciones a su problema y no más problemas.

Y porque no le dirá que escuchó muchos rumores mientras recorría el bazar de la ciudad sobre él, y cómo algunos eruditos hablan sobre lo bueno que es Kaveh en el sexo y, que en algunos casos, se especula que la razón por la que vive con alguien de tan buena posición socioeconómica dentro de la nación, es porque Kaveh presta sus servios a Alhaitham.

Tighnari no dirá eso, por supuesto. Tiene moral y sabe que un comentario así volvería loco al rubio.

—¿No tienes más amigos? —Kaveh pregunta, cambiando la expresión de su cara. A Tighnari le resulta curioso como el color de sus ojos es capaz de cambiar también—. Eso es triste.

Tighnari lo niega.

No es que no tenga más amigos, de hecho, sí conoce a mucha gente, pero a nadie tan descarado como Kaveh.

—Bueno, también porque tienes bastante experiencia en esto... —dice, tratando de evitar el contacto visual para no sentir vergüenza de referirse al sexo—... Ya sabes.

Kaveh lo mira ofendido nuevamente y Tighnari comienza a pensar que fue una pésima idea venir hasta la casa que el rubio comparte con Alhaitham.

Por un lado, se siente avergonzado y humillado, pero por otro, realmente necesita ayuda y sabe que Kaveh es el único en todo Sumeru que puede ayudarlo.

Tiene muchas ganas de sorprender a Cyno en la cama y no sabe a quién más acudir sin sentirse como un degenerado. Además, Kaveh es un desvergonzado, no le da vergüenza hablar de sexo.

—¿Y por eso quieres que te ayude a follarte a Cyno?

—No.

—¿Entonces?

Tighnari suspira una vez más y se rasca el puente de la nariz, cansado de intentar que Kaveh entienda las razones de por qué está aquí.

—Sólo quiero cambiar algunas cosas cuando Cyno y yo, ya sabes... hacemos eso.

SEXOLOGÍA CON KAVEH ─ cynonari. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora