Tighnari, toma nota

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Luego de semejante confesión y constantes disculpas de parte de Tighnari por lo explícito que estaba siendo con sus peticiones, Kaveh decidió no darle más vueltas al asunto y comenzar a revelar sus más sinceros consejos.

En un principio, el rubio no sabía qué enseñarle al chico más bajo exactamente, ni cómo hacerlo para llevarlo a cabo. Tampoco le garantizaba que sus métodos personales le darían los resultados que estaba buscando, sin embargo, Kaveh no perdería nada con intentarlo y esperaba que Tighnari tampoco. Si bien tenía una larga lista de compañeros íntimos con los que fue formando, aprendiendo y descubriendo su sexualidad a lo largo de su adolescencia y adultez, ninguno se igualaba al anterior, por lo cual, era un trabajo muy difícil escoger en qué área del sexo iban a enfocarse. Aunque, si Kaveh lo pensaba detenidamente, Tighnari había sido bastante claro con lo que quería y esperaba aprender, por lo que la única pareja sexual con la que Kaveh había tenido —y tiene, actualmente— sexo de esa forma y encasilla a la perfección con la descripción anteriormente dicha por su amigo, es Alhaitham, su actual novio.

Kaveh duda si relevar su intimidad con Alhaitham sea una buena idea o no, y no porque se arrepienta de haber accedido a ayudarle al menor, sino porque estaría irrespetando la privacidad de su novio, no obstante, ver a Tighnari tan desesperado, le termina convenciendo.

El rubio no cree que Alhaitham se enoje si revela unos cuantos detallitos de su vida sexual. En lo absoluto.

—Hazlo enojar —dice, luego de la gran reflexión que tuvo para sus adentros, sintiéndose orgulloso de, por lo visto, su primer y sabio consejo.

Tighnari, desde su lugar, le mira con una mueca de confusión plasmada en su cara, sin entender a qué se refiere el rubio con tal comentario exactamente.

—¿Enojar a Cyno? —él pregunta y el rubio asiente satisfecho, sonriendo tranquilamente—. ¿Y eso por qué?

Si Tighnari se permite ser sincero, admitirá que él y Cyno no son de tener muchas discusiones o confrontaciones relativamente fuertes y, a pesar de haber tenido uno que otro roce de ideas lo largo de su relación, siempre han sabido cómo sobrellevar cualquier tipo de situación hasta dar con una solución que satisfaga a ambos. Puede que tengan temperamentos y formas de ser distintas, pero siempre hubo —y aún persiste— la comunicación entre ellos, por lo que Tighnari no acostumbra a enojarse o, en este caso, enojar a Cyno sin un motivo aparente o razones creíbles para expresar su malestar.

—Sólo hazlo —el rubio ordena, guiñándole un ojo, lo cual confunde aún más a Tighnari, pero este último ni siquiera se toma las molestias de cuestionarle otra vez. Si Kaveh suena tan seguro de ello, debe ser porque le ha dado buenos resultados y, a juzgar por su sonrisa fanfarrona, Tighnari se atreve a deducir que las veces que el más alto ha llegado al sexo desde tal origen han sido, por lo mínimo, un par de veces.

No pasan más de treinta segundos cuando Tighnari nota que existe un gran problema con tal método.

—No sé cómo puedo hacerlo —se sincera, mientras Kaveh deja la taza de café en la mesita de centro—. Él jamás se ha enojado conmigo.

Esta vez, el rubio es quien le mira confundido, casi incrédulo. Como si el más bajo estuviese contándole un chiste malísimo que probablemente escuchó del mismo Cyno.

—Pues dile que sus chistes son aburridos.

Tighnari bufa.

—No haré eso, Kaveh —advierte—. Quiero tener sexo con él, no herir sus sentimientos.

—Entonces enójate tú —el nombrado añade.

—¿Yo?

—Sí —Kaveh afirma, como si fuese la respuesta más obvia del mundo—. Hazle la ley del hielo o ignóralo. Verás como su paciencia se agota y se enojará luego de eso. Con Alhaitham siempre funciona de esa manera.

SEXOLOGÍA CON KAVEH ─ cynonari. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora