Celo

𝓤𝓷𝓸

Es el segundo día y apenas puedo respirar. Ayer, Naruto Uzumaki estaba de espaldas a mí, mi corazón se disparó contra mi pecho y luego tuvo que darse la vuelta y casi se me doblan las rodillas. Estoy agradecida por la increíblemente tranquilidad de Ino para mantenerme firme mientras la señora Kushina presentaba a su hijo. Claramente no causé una buena impresión, sonrojándome nerviosamente y ocultando mi rostro, pero hoy es diferente, o eso me digo a mí misma.

Mi mejor amiga, Ino, decidió quedarse a pasar la noche, así que está disfrutando del espectáculo que es mi primer enamoramiento real.

"Ay, Hinata, estás como un cachorrito necesitado de amor", dice ella, apoyándose en su codo sobre la barandilla del porche mientras lo observamos desde detrás de un árbol con sombra. No puede vernos desde este ángulo, pero tenemos una vista magnífica de él.

"Viste cómo fue ayer" le recuerdo su rápido adiós. "Quería deshacerse de nosotras tan rápido como fuera humanamente posible."

"Sí, estaba gruñón, casi como tú hermano, y también tenía prisa, pero también noté que no apartó los ojos de ti por más de un segundo para notar mi presencia. Me sentiría totalmente ofendida, pero dado lo buena que estás y que eres mi mejor amiga, supongo que puedo perdonarlo."

Hace un gesto con la mano como si hubiera olvidado todos los desaires y tengo que reírme, pero lo hago un poco fuerte y desvío la atención de él del borde del garaje donde está reuniendo algunos artículos de jardinería.

"Buenos días, señoritas", saluda, recordándome nuestra diferencia de edad.

En realidad, no estoy segura de cuánto mayor es él que yo. Una vez, la señora Kushina nos lo mencionó a mi madre ya mí, mostrándome una foto.
Había estado demasiado perdida en cómo mi corazón latía violentamente ante su imagen para escuchar lo que tuviera que decir. Cuando me reincorporé a la conversación, mi madre ya había cambiado de tema a mi educación. Algo en lo que no me he entusiasmado en los últimos seis meses. Desde que vi esa foto de él, sentí que nada importaba si no podía ir de su mano. Es patético porque no sabemos nada el uno del otro y por lo que he deducido, no le gusto al hombre. Aún así, no he podido concentrarme en ninguna especialidad o carrera todavía.

Está cortando el césped y, aunque es el primer día de junio, el calor ha subido de forma increíble, por lo que solo lleva puesta su camiseta. Lo veo trabajar, y mi cuerpo se enciende, ardiendo alrededor de mil grados aún sin los intensos rayos del sol.

"Tengo un plan." Mi mejor amiga me sonríe diabolicamente mientras alterna miradas a mi vecino y a mi.

Bajo la barbilla y sacudo ligeramente la cabeza. "Oh, no, Ino".

"Vamos, quieres su atención, y sé cómo conseguirla". Me mira fijamente mi pecho, esperando que ceda a sus planes.

"¿Qué tienes en mente?"

Se frota las manos, sonriendo maliciosamente mientras me arrastra al interior de la casa.
Ino es conocida por ser mi mala influencia.