capitulo 2: El príncipe ladrón

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Narrador Aegon
Tenía la rutina de practicar entrenamientos todas las mañanas. Pero no eran entrenamientos comunes, no. Estos entrenamientos eran impartidos por sir Criston, el guardia real de mi madre y el hombre que me enseñó todas las técnicas de batalla. Era un hombre estricto pero justo, y aunque al principio me costó aceptar sus métodos, pronto me di cuenta de mr volvía más poderoso.
Por órdenes de mi madre, también tenía que tomar lecciones con los hijos de Harwin Strong, a quienes apodaban "Los Quebranta Huesos". Sin embargo, no consideraba que ellos hicieran honor a su apellido. Eran débiles y sus movimientos eran erráticos, a pesar de ser guiados por el comandante de la guardia real.

Un día en particular, la batalla comenzó cuando Jacaerys, uno de los hijos de Harwin Strong, se abalanzó sobre mí con gran ímpetu. No me dejé intimidar y, tras unos minutos de intensa lucha, logré golpearlo en el abdomen. El chico cayó al suelo sollozando de dolor.

Aburrido de su actitud, decidí lanzarle un golpe en la espalda para aumentar sus lloriqueos. Divertido por mi ingenio, solté una carcajada. Jacaerys, enfurecido, se levantó rápidamente y me lanzó un golpe repentino. En un ágil movimiento, logré esquivarlo y bloquearlo. La sonrisa en mi rostro se volvió aún más grande.

-¿Qué sucede, Aegon? -grita Viserys desde el balcón, entrometiéndose en mis decisiones.

Rara vez Viserys se molesta en observar las prácticas, lo hace solo por petición de madre y para matar el aburrimiento. Sin embargo, no seré el bufón de Viserys.

-¿Podemos terminar? -dije, suplicando a Criston, el único que puede decidir poner fin al entrenamiento.

-Lo siento, príncipe. El entrenamiento no puede ser detenido -responde Criston, amando verme golpear a los niños Strong. No termina el entrenamiento porque le gusta presumir mis habilidades y demostrar que es un buen entrenador.

-¿Cuántas veces más debo ganar?

-No deberías hablar así, ¿te rendirás frente a la princesa? -exclama Harwin, obligándome a volver.

Lentamente dirijo mi mirada hacia Rhaenyra, ella me observa seriamente. Mi primera reacción es sonreír, agito mi mano en forma de saludo y ella responde con una hermosa sonrisa. Pero su amabilidad no es para mí, sino para los hijos de Harwin. Ella amaba a esos chicos, por eso yo disfrutaba golpearlos y humillarlos. Molesto, lanzo una patada hacia Jacaerys, él cae al suelo y aprovecho para golpearlo con la espada de madera. La espada es arrebatada por Harwin y me arroja lo más lejos posible de Jacaerys. Suelto un grito molesto, me había humillado frente a Rhaenyra.

Criton lanza una mirada seria a Harwin y luego vuelve su atención hacia mi padre.

-Majestad, yo creo que esa no es forma de tratar a un príncipe-dijo Criston, esperando que Viserys intervenga.

Viserys, con sabiduría y diplomacia, respondió-Tiene razón, Sir Criston. Aegon, discúlpate con Jacaery-Dirigió una mirada de desaprobación hacia mi,

lleno de orgullo y arrogancia, no quería aceptar mi derrota. Protestó diciendo.-Padre, no es justo que yo deba disculparme.
¿Por qué tengo que obedecer a un anciano inútil?Viserys frunció el ceño y apretó el puño golpeando con fuerza el balcón. Estaba visiblemente molesto y Rhaenyra se acercó rápidamente tratando de calmarlo.

-¡Aegon, obedece!- gritó Viserys, atrayendo la atención de los guardias y sirvientes que estaban cerca.

Yo me acerqué lentamente a Jacaerys y lo jalé con fuerza, susurrándole al oído.

-No te disculpes, espera a que él se disculpe, gusano- Jacaerys sonrió, esta vez era él el ganador. Por primera vez en mucho tiempo me había ganado, y yo era el perdedor.

𝕿𝖊 𝖆𝖒𝖔 𝕽𝖍𝖆𝖊𝖓𝖞𝖗𝖆 𝕿𝖆𝖗𝖌𝖆𝖗𝖞𝖊𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora