『 𝒄𝒐𝒄𝒐𝒏𝒖𝒕 』. - Hyunknow ·❆

𝒻ℴ𝓊𝓇

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Una mañana muy calurosa y para peor, no había luz. Avisaron de antemano pero nadie se lo creía hasta que la dichosa luz se fue por muchas zonas. La casita donde vive Hyunjin, toda su residencia, todo el municipio no tenía luz. El pequeño pelinegro había despertado con una capa de sudor cubriendo su cuerpo.

Estaba muy enojado, tenía calor y eso no le agradaba para nada, entonces se metió al baño, tomó una ducha y cuando salió, se puso su ropa interior y un camisón de una tela bastante fresca porque estaba bastante desgastada, era muy vieja pero de buena calidad para seguir intacta. Se dirigió a la sala y ahí decidió por hacerse un desayuno que no tuviera que usar algo caliente, por ello, solo optó por una ensalada de frutas.

Se sentó en el patio delantero con Kkami. Vio a más personas fuera de sus casas, algunos tenían hijos y esto mantenían una piscina llena de agua y ahí jugaban, otros con sillas y cavas con hielo y supuso que dentro habían bebidas. Siguió comiendo viendo a Kkami corretear en círculos al estar persiguiéndose la cola, comenzó a reírse hasta que notó un auto estacionándose frente a su casa, giró su cabeza y observó la cabecita roja que bajaba de ese coché. Entonces dejó el plato que aún tenía unas frutas y se levantó rápido, con una sonrisa amplia, extendiendo sus brazos.

— ¡Innie! — Se lanzó a sus brazos, escuchando la risa del mencionado y los ladridos de Kkami.

— Me alegra muchísimo verte, Jinnie. — Le revolvió el cabello. — Veo que estás bien, estás más lindo que nunca.

— Si bueno... — Se sonrojó, mientras se acomodaba en la silla y su amigo lo acompañaba a su lado. — Minho me cuida mucho.

— Ya me di cuenta... — Soltó una risa suave. — Me encanta verlos felices o más a ti.

Hyunjin asintió y rápidamente entró a su casa para buscar algo. A los pocos minutos apareció con dos juguitos en cajitas de cartón, le entregó una a el pelirrojo y se quedó con la otra.

— ¿No tienes calor? — Asintió. — Hoy el día esta horrible.

— Realmente si. — Tomó del jugo con ayuda de la pajilla.

Ambos siguieron hablando, sobre todo, sobre Jeongin, ya que él no suele estar en Corea, más bien, está constantemente viajando a causa de su trabajo y además, no vive en el país. Suele regresar de visita, para ver a su familia y amigos. Duraron alrededor de dos horas en eso, entre charlas y risas cuando un auto muy conocido por Hyunjin se estacionó en su respectivo puesto, al pelinegro se le iluminaron sus ojitos, ese brillo de emoción al ver a su novio llegar era maravilloso.

— ¡Amor! — Corrió a sus brazos, lanzándose a esto y enrollando sus piernas en la cintura de este.

— Hola mi amor. — Besó su mejilla. Luego de bajarlo, es que miró al acompañante de su novio. — Yang Jeongin... — Sonrió. — Que sorpresa, ¿cómo has estado?

— De maravilla. — Se dieron un rápido abrazo para terminar los tres sentados.

Así comenzaron una extensa conversación, Minho quitándose el saco que tenía puesto, además de desabrochar los primeros botones de su camisa, no sin antes quitarse la corbata. De verdad el calor estaba infernal y él, que acababa de llegar, no podía más. Ya entendió la escasa ropa de Hyunjin y lo desordenado que andaba Jeongin. Solo un par de horas después, la visita decidió irse, quedando en que volvería cuando hubiera luz. La pareja se quedó fuera, mirando el cielo que lentamente iba perdiendo el tono azul y era acompañado por auroras bastante lindas.