La fiesta de bodas.

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Continuamos con lafiesta de bodas. Espero les guste :)

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Arya agarró la mano de Gendry sabiendo lo que le esperaba, una fiesta.No pudo evitar recordar la última vez que asistió a uno. Todos los que amaba murieron, todos fueron asesinados. Con cada paso que daban hacia el Gran Comedor los recuerdos de esa noche comenzaban a inundarse, el sonido de alegría proveniente del gran salón se fusionaba con el silencio del día en que Ramsey Bolton y compañía, se llevaron todo lo que era preciado para ella.

La loba no se había dado cuenta que  estaba respirando entrecortadamente o que Gendry estaba de pie frente a ella hablando en voz baja. Cerró los ojos y todo lo que pudo ver fue sangre. Sangre en el gran salón, la hoja perforando el pecho del Maestre Luwin, el sonido de Ramsey silbando-

Arya

Su nombre atravesó la nube de dolor, la conmoción de su pasado y su presente chocando casi enviando una onda de choque a través de ella.

-Arya- su tono de voz era gentil, siempre tan gentil.

Arya sintió su toque, casi como si alguien hubiera tocado a un animal salvaje; a veces se sentía así, salvaje como si ya no fuera ella misma.

-Estás a salvo, Arya, estás a salvo. Nadie puede lastimarte-Su voz fue como un bálsamo para su alma herida.

Sintió que comenzaba a poner orden en su mente poco a poco, comenzó abriendo sus ojos muy lenamente, observando con cuidado su alrededor, recordandose que ya no estaba en Winterfell- ella dio un suspiro largo- sin embargo no se atrevió a mirar a Gendry porque sabía que si lo hacía, comenzaría a llorar de nuevo. Y ella no era esa persona, nunca lo había sido, pero era como si una presa hubiera estallado dentro de ella, que se había aferrado durante tanto tiempo en Invernalia a estar cerrada. En Winterfell, estaba viva porque servía para los planes de Ramsey, pero ahora, ahora sabía lo que tenía que hacer, pero en lugar de eso, tenía que casarse, vincular a un buen hombre a sí misma solo para poder estar a salvo. Ella estaba enojada. Ella estaba cansada.

-No seas tan dura contigo misma, Arya, pasaste por el infierno y sobreviviste, no dejaste que el diablo reclamara tu alma. Si quieres ser algo, siéntete orgullosa, orgullosa de haber sobrevivido a la tormenta- Gendry hizo una pausa por un momento y luego continuó-nunca pienses que tus lágrimas son una debilidad, Arya, solo los vivos pueden llorar, solo los vivos pueden sentir- le recordó con amabilidad.

En ese momento ella no quería nada más que arrojar sus brazos alrededor de Gendry y abrazarlo. Solo él sabía cómo sacarla de los trances, solo él sabía cómo hacerla sentir como si estuviera bien aceptar lo que estaba sintiendo; como si estuviera bien ser humano.

-¿Crees que estarás bien, enfrentándote a todos? Sé que hay mucha gente allí y no es necesario que lo hagas, puedo explicarles a todos- la voz de Gendry fue fuerte y clara, recordándole a Arya que contaba con él.

Arya se enderezó y luego cuadró los hombros.

-No, haré esto- Después de una breve pausa, agregó- Quieren ver a Lord y Lady Baratheon. Y lo harán.

Algo sin nombre cruzó por el rostro de Gendry, algo tan feroz que la atrajo hacia él como una polilla a la llama. Pero se fue demasiado pronto.

Gendry asintió. Ofreciéndole su brazo, que ella tomó con cautela y sostuvo mientras se movían juntos hacia el Gran Comedor.

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Gendry mentiría si dijera que no estaba orgulloso, ella era la mujer más fuerte que había conocido y era su esposa- rápidamente terminó ese pensamiento- No deberías pensar en querer más de lo que tienes- se recordó- Arya no necesita más dolor en su vida.

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