IV» ¿Realmente quieren escuchar?

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Panich Company era una empresa independiente que financiaba y creaba proyectos tecnológicos de toda clase, por lo que tenía contactos entre las empresas más importantes de Tailandia y del mundo. La empresa había sido creada hacía varios años por el padre de Zee y mejor amigo de mi padre: Chai Panich, y había tenido un éxito indiscutible.



Luego de planificar la cita para las tres de la tarde el siguiente lunes, entré al correo electrónico y me encargué de responder los correos que pudiera porque no estaba necesariamente con ganas de entrar a la oficina de mi jefe y ver su ceño fruncido. Básicamente la mayoría se trataban de aprobaciones de proyectos, confirmaciones y planificaciones de citas entre otros. Había decenas de correos solo de ese día, y cuando acabé de contestar todos, ya era la hora del almuerzo, y por primera vez en el día sentí un poco de tensión bajar de mis hombros. El trabajo hasta el momento no había sido exactamente difícil, pero sí agotador.



—Señor Panich, voy a retirarme a almorzar. ¿Desea algo más antes de que me vaya? —pregunté sonriendo amablemente.

—Entréguele esto a la persona a cargo de recepción y dígale que vendrán por él a eso de las dos un hombre llamado Arthit Somsi—me extendió un sobre sin mirarme, y yo tuve que contener las ganas de arrebatárselo bruscamente.



Cogí el sobre y un escalofrío involuntario recorrió mi cuerpo cuando sus largos dedos rozaron con los míos al entregarme el sobre.



—Permiso —murmuré y salí precipitadamente, angustiado por lo que había sucedido... Dios, de seguro no era nada, quizás simplemente era su aura darle escalofríos a la gente.



Estaban esperando el ascensor cuando pensé que no había sido un escalofrío de esos que me daba cuando me miraba con el ceño fruncido. Este había sido más... suave y cálido.

Luego de dejar en recepción lo que mi jefe había requerido, me dirigí a la cafetería a tomar mi almuerzo. Había un montón de mujeres y hombres de todas las edades, conversando y riendo como si su trabajo y su maldita paga fueran espectaculares. Nat me estaba llamando desde su mesa luego de que recibiera mi comida, en donde estaba sentado con dos personas más que me estaban mirando con una sonrisa.

<<Por favor, Nunew, no lo arruines>> me repetí mentalmente varias veces mientras caminaba hacia ellos, porque mi historial de amistades siempre terminaba mal. Siempre hacía algo para que todos acabaran odiándome. Ya estaba grande, necesitaba comenzar a comportarme mejor y dejar de apartar a las personas y de crear muros invisibles a mi alrededor.



—Hola, chicos —la sonrisa me tiritó cuando puse mi bandeja en el puesto vacío.

—Hola —saludaron todos al unísono, sonriendo también.

—Chicos, el es Nunew. Nunew, ellos son Dakho y Khalan.

—Mucho gusto, chicos —murmuré.

—Igualmente —volvieron a decir al mismo tiempo.



Dakho tenía unos hermosos ojos azules y cabello rubio. Su piel era tan perfectamente pálida, que casi parecía un muñeco de porcelana, y Khalan era justo lo contrario: moreno, cabello castaño oscuro y unos preciosos ojos verdes que contrastaban con su piel.



—No puedo creer que esté sentado con el hijo de mi diseñadora favorita —chilló Nat de nuevo.

—Perdona que te pregunte, Nunew —dijo Khalan—, pero tu padre tiene una cadena de hoteles por todo el continente y tu madre es definitivamente de las mejores diseñadoras del mundo. ¿Qué haces trabajando aquí?



Suspiré pesadamente.



—Es una historia tan larga —me reí sin humor—. ¿Realmente quieren escucharla?

El preferido del jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora