Capítulo 2

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Habían pasado unas semanas ya desde esa noche en la discoteca. Se quedaron en Jalisco, Eddy se excusaba diciendo que era un lugar muy bonito, con buenos lugares para entrenar y que un cambio de aires a la estrella no le harían daño.

Se encaprichó. Pensaba con gracia Saúl.

Uno de los tantos días que se quedaba sólo en el hotel comenzó con su búsqueda del moreno.

Comía mientras desde su celular buscaba su nombre en Facebook. Todo el mundo tenía uno, él también debe tenerlo.

Deja la obsesión, Saúl. Le reprochaba su Alfa, pues este estaba impuesto a que todos fueran detrás de él, no él ir detrás de alguien.

No encontró ningún perfil que concordara con la hermosa carita del rizado, frustrado dejó su celular de lado para continuar con las noticias de la mañana.

"Seh, es mi trabajo, no pasa nada". Recordó esa frase y sus ojos se abrieron de manera irreal.

Tomó su celular de nuevo, buscando ahora el perfil de Javier. Ese beta era mucho de compadrazgos, agregaba a cada persona que conocía a sus amigos, si Guillermo trabajaba en el mismo lugar que él, lo tendría agregado.

—¡AQUÍ ESTÁ!— Chilló por lo alto cuando vio el perfil.

Paco Memo Ochoa Magaña. Bonito nombre, cómo para gritarlo todas las noches.

Deja la calentura, Saúl. Volvió a ladrar su Alfa.

Su nombre ya estaba entre las manos de Saúl, al igual que su perfil, lo mínimo que pensó en hacer fue revisar a más no poder a ese hombre.

—¿Cómo te fue cuidando en changarro ayer?— Canturreó Javier, con su carita rejuvenecida y más vibrante que nunca

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—¿Cómo te fue cuidando en changarro ayer?— Canturreó Javier, con su carita rejuvenecida y más vibrante que nunca.

—Bieen, estuvo tranquilo—. Silbó desinteresado, ocupaba dormir pues la noche anterior cerró el local a las cinco.

—Sí, vi que te la pasate a toda madre en los videos que subieron—. Socarramente miró al moreno atrás de él, que se abalanzó a abrazarlo.

Guillermo rodeó la cintura de Javier con sus brazos, recargando su barbilla en el hombro ajeno, teniendo que jorobarse un poco para quedar a la altura.

—Fue aburrido porque no estabas aquí—. Depositó un tierno beso en la mejilla, Javier sonrió campante, disfrutando de los mimos—. Conmigo...— cuchicheó, dirigiendo su gran mano al suave rostro, haciéndole girar para besarlo como Dios manda.

Unos segundos se pasaron con sus labios frotándose y deseándose, segundos que para Guillermo fueron gloriosos, para Javier sólo entretenidos.

—Ya, ya—. Renegaba entre el beso, en un intento pobre de despegarse.

Lozano y Alvarez entraron, descolocándose un poco por la escena. Apenado, Guillermo decide apartarse, era vergonzoso que lo vieran de esa manera. Javier ríe por la vergüenza del contrario, que anteriormente estaba dominante con él.

Ándale | Saúl Álvarez x Guillermo OchoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora