Había sido un día de mierda. Perdí el examen más importante de geografía por fallar en una pregunta, si no lo hacía, podría haber pasado con la nota minima y todo por escuchar a ese profesor, confundiendome despúes de haberle hecho una simple pregunta.
Ahora debía recuperar esa asignatura, perdiendome una semana de vacaciones de verano. Pero para ser sincera, aquello era mucho mejor que quedarme en casa con mi madre.
-¿Vas con nosotros al parque? -Pregunto Ajax una vez salimos del instituto. Él formaba parte del grupo de amigos de Yoko, por lo que siempre intentaba invitarme a salir junto con ellos. Yoko insinuaba que yo le interesaba, pero realmente poco me importaba.
-Lo siento, Ajax. -Hice una mueca, mostrandome apenada. -Pero no puedo, debo ir a casa.
Él se mordio el labio, pensativo.
-¿No puedes llamar a casa y pedir permiso?
Era insistente.
-A mi madre no le gusta que salga. -Respondí, dando por terminada la conversación y retomando mi camino a casa.
No es que no quisiera acompañarlos ¡Demonios! Cualquier cosa era mejor que estár en casa haciendo todas las labores del hogar porque mi madre estaba demasiado ebria, si no es que inconciente, como para hacerlo. Pero, como le había dicho a Ajax, a ella no le gustaba que saliera, mucho menos sin avisar.
¿Recuerdan a esos chicos de las películas con padres ebrios a los que no les importa a que horas lleguen sus hijos? Bueno, mi madre era todo lo contrario. Era una maldita alcoholica que exigia más de la cuenta en cuanto a notas y le gustaba mi permanencia en la casa. Aquello último no era tan complicado de cumplir, ya que yo solo podía presumir de una amiga; Yoko, el idiota de Ajax solo me hablaba para invitarme a salir junto con sus amigos.
-¡Te acompaño a casa! -Grito mientras corría a mi lado.
Mierda.
¿En serio era tan difícil para él solo aceptar un no como respuesta? Pues había dejado claro, y en mayúsculas que, efectivamente, así era.
Él me sonrio y se ofrecío a cargar mi mochila. Pese a que creía que era un idiota y un insistente, acepte, y es que no iba a rechazar no cargar con ese peso hasta mi casa.
-Creo que ambos tendremos que recuperar geografía. -Solto con una risa, risa que yo seguí.
-Al menos no estaré sola junto con ese bastardo.
-¿Te refieres al profesor James? -Pregunto divertido y yo asentí con una mueca de asco. -Oh, si... Ese hombre es algo extraño.
-Un desgraciado. -Lo conrregí, para volver a provocar risas en él. -Parece como si le gustará; Siempre a mi alrededor para regañarme o mofarse de mi.
-Conmigo siempre ha sido normal... Estricto y amargado, pero normal. -Reflexiono. -Aunque no puedes negar que es atractivo.
¿El profesor James era atractivo? Gracias a todo el coraje que traía para con él nunca me había fijado lo suficiente.
Finalmente llegamos a mi casa entre risas. Había sido una caminata agradable, más de lo que pensé. Ajax era alguien agradable cuando no estaba insistiendo tanto, transmitía cariño y confianza, como si pudiese contarle cualquier cosa. Ojala fuese así todo el tiempo.
-Bueno... -Hable una vez estuvimos en frente de mi casa. Él me devolvio mi mochila y metio sus manos en los bolsillos de su pantalón. -Esta es mi casa.
-Eso note. -Sonrio.
-Gracias por acompañarme, Ajax. -Él se encogio de hombros, restandole importancia.
-Me gustaría hacerlo de nuevo... Tal vez mañana.
-Lo pensaré. Adios. -Dije antes de entrar en mi casa.
El sonido de la puerta cerrandose invadio toda la pequeña casa, seguramente mi madre lo había escuchado. No quise anunciar mi llegada, ya que ella podía estár inconciente o dormida y realmente era más tranquilo hacer las labores de la casa con ella dormida.
Asome mi cabeza en la sala de estár, para comprobar si mi madre se encontraba allí. No me equivoque, estaba dormida en el sillón con un programa malo de televisión en la pantalla. Suspire y tome la manta que estaba en el suelo para arroparla de nuevo.
A veces me costaba creer que esa mujer vieja y deprimida, desmayada por tanto alcohol, era la madre amorosa que mi yo pequeña conocio alguna vez. Era notorio que era ella la más afectada luego de la muerte de papá, pese a las peleas y todo lo malo que mi madre decía de él a sus espaldas, casi se deshace en lágrimas cuando recibimos la noticia de su muerte.
Pero a fin de cuentas, era una desgraciada con mi pobre padre, quien no tenía la culpa de ser como era.
Perra.
La maldije mientras subía las escaleras, rumbo a mi habitación. Me encerre con llave como solía hacer desde que papá no está, mamá ya había tenido episodios violentos conmigo por la borrachera y no me iba a arriesgar a que me pasara algo mientras dormía.
Antes de poder quedarme dormida, mi celular se ilumino, mostrando un mensaje emergente; era Yoko. No me extrañe de que me escribiera a esas horas, para ella era temprano, acostumbrando a dormir ya pasadas las doce.
Abrí el mensaje para poder leerlo.
-Encontré una maldita ouija en la casa de mi abuela ¿Quieres jugar alguno de estos días?
Fruncí el seño al leer aquello, no sabía que a Yoko le gustasen ese tipo de cosas. Yo sabía como funcionaba, fruto del particular trabajo de mi padre, pero él nunca me permitio involucrarme en eso ni saber más de lo necesario. Decía que era peligroso.
No le conteste y me fuí a dormir, a sabiendas de que aquello de jugar a la ouija no pasaría a más de un simple chiste para Yoko.
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what does the devil say? (Wenclair)
FanfictionEnid odiaba su vida. Despúes de la misteriosa muerte de su padre, vivir con su madre mentalmente inestable se hacía cada vez más pesado, como si estuviese pagando algún pecado. Una noche, su amiga Yoko la convencio de jugar a la ouija, con la espera...