Hoy es mi primer día de clases pero aún falta una hora para salir del campus y dirigirme a las aulas. Estoy vestido desde hace horas y tengo mi mochila preparada para partir, mientras que mi compañero de cuarto sigue durmiendo. Llevamos viviendo juntos tan solo tres días, pero me he adaptado a Daejun y sus peculiaridades más rápido de lo que anticipaba. La primera vez que nos vimos, temía que fuera reacio a mí por ser extranjero, pero resultó ser un chico muy amable. Gracias a él, pude conocer la universidad y los alrededores con anticipación. Aunque me había sacado un peso de encima, otras preocupaciones invadían mi cabeza. ¿Qué ocurriría si no era capaz de seguir el ritmo de las clases? ¿sería rechazado por mis compañeros como había ocurrido en el pasado?
Había leído historias de extranjeros en Corea y muchos de ellos habían tenido experiencias negativas durante su estancia en el país. Pero en el poco tiempo que me encuentro aquí, solo he tenido intercambios positivos con los demás. Es probable que se deba a que solo tuve contacto con gente joven. Otro factor podría deberse a mi color de piel, pues no dejan de mencionarme lo blanco que soy. Cada vez que recibo ese tipo de comentarios, solo sonrío y asiento. Es demasiado pronto para discutir con alguien, así que me obligo a soportar la incomodidad.
Como no logro mantener mi inquietud a raya, termino despertando a Daejun, pues se supone que iríamos juntos el primer día de clases. Mientras que yo me demoro menos de diez minutos en estar listo, a Daejun le cuesta una eternidad alistarse para salir. Tal y como lo había predicho, llegamos tarde a la primera clase y nos toca sentarnos en la primera fila del auditorio. Repaso con la mirada al resto de mis compañeros pero no logro encontrar a Jaeho. Desde que llegué, no puedo dejar de pensar en él y sobre cómo será nuestro primer encuentro. Cada vez que me pierdo en mis pensamientos, recuerdo el motivo por el que me trajeron a este país. Si me distraigo demasiado, podrían quitarme la beca y todo mi esfuerzo sería en vano.
El día transcurre con tranquilidad y nos mudamos a otras dos salas de clase, pero no hay ni rastro de Jaeho. Aunque me sienta ansioso, contengo el impulso de preguntar por él. No quiero que mis compañeros me tomen por un acosador de celebridades, así que prometí jamás tocar el tema con nadie. Cae la noche y termino aplastado por un fracaso contundente. Ya estoy listo para regresar al dormitorio y olvidarme de todo cuando Daejun me invita a un bar para conocer al resto de los compañeros. Estoy seguro que Jaeho jamás se uniría a nosotros, pero al menos tendré la oportunidad de convivir con los demás.
Daejun parece conocer a todos y me ayuda a integrarme en cuestión de minutos. La mayoría de mis compañeros parecen ser buenos chicos y se esfuerzan por incluirme en el grupo. Se pasan haciendo preguntas sobre mi país y mi vida en general. Como no quiero atraer demasiado la atención hacia mí, retrato una imagen agradable pero que al final de día resulte poco memorable. El único chico que está empezando a molestarme es Sehoon. Ya voy por mi tercera botella de soju y sigue insistiendo para que continúe bebiendo. No es justo que me trate como el chico nuevo, ya que todos lo somos. Pero ya está borracho y me dobla en tamaño. Lo que menos necesito en este momento es hacerlo enojar y me resigno a tomar la botella que me pasa.
-Dame eso, estoy sedienta -me sonríe Minju, arrancando la botella de mis manos.
Sehoon se ve molesto, pero decide pasar por alto la interrupción de su plan para emborracharme. Minju estuvo toda la noche sentada a mi lado, pero no me había dirigido la palabra hasta ese momento. Le agradezco con la mirada por haberme echado una mano y me guiña un ojo en respuesta. Cuando Sehoon se dirige al baño, aprovecho la oportunidad para despedirme y casi salgo corriendo hacia los dormitorios.
Avanzo por una calle oscura, iluminada únicamente por faroles y al cabo de un rato siento que alguien me está siguiendo. Cuando llego a una zona más iluminada, me armo de valor y volteo pero no puedo ver a nadie. Me dirijo a toda prisa hacia la seguridad de mi habitación y cuando apresuro el paso, alguien sale corriendo de las sombras y me acorrala.
-¿A dónde te diriges con tanta prisa, chico nuevo? -Sehoon me detiene, sujetándome de la muñeca.
-Hola Sehoon, ya se hizo tarde y tengo que ir a dormir -intento soltarme, pero me sostiene con más fuerza.
-Pero la estábamos pasando tan bien. Además, ni siquiera te despediste de mí. ¿Tanto me desprecias? -se acerca más a mí y puedo percibir el alcohol en su aliento.
-Lo siento, pero no fue mi intención ofenderte. Mira, estoy muy cansado. Nos vemos mañana, ¿está bien?
-No te hagas del difícil. Me di cuenta cómo me mirabas en el bar.
Me sujeta contra la pared de un edificio y tengo que estirar el cuello para mirarlo, pues es más alto que yo. Estoy a punto de replicar a su insinuación pero no me da tiempo porque empieza a besarme de imprevisto. Al principio estoy tan sorprendido que no logro reaccionar, pero unos segundos después lo empujo y me hago a un lado. Parece estar a punto de acercarse de vuelta, pero no le doy tiempo y salgo corriendo.
-¡Ni se te ocurra contarle a nadie de esto o estás muerto! -me grita, tambaleándose-. Nos volveremos a ver pronto, Arian.
Ese idiota está tanborracho que ni siquiera puede pronunciar bien mi nombre, o tal vez no se losabe bien. Al llegar a mi habitación, cierro la puerta con seguro y me deslizohasta el suelo. Jamás hubiera esperado que mi noche terminara así. Después detodos mis esfuerzos por pasar desapercibido, capté la atención de alguien ypresiento que me causará problemas en el futuro.
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Eres solo un fan
Roman pour AdolescentsCuando creía que ya nada valía la pena, Adrian encuentra un rayo de luz que lo saca de la oscuridad. Contra todo pronóstico, se encuentra cara a cara con el chico que ha amado en secreto por tantos años. Pero se trata de un idol de k-pop que jamás s...