Breve historia que da continuación a Amor Ilegal, Sukea Karatachi un asesino profesional apodado el Doctor, trabaja para Yagura Karatachi bajo la vigilancia de Zabuza Momochi, sin poder evitarlo su camino siempre se cruzará con el de Obito Uchiha, s...
En aquel parque la tranquilidad se vio interrumpida, en el momento que se escuchó un disparo, la gente empezó a huir despavorida, Kurenai cargó a su hija y empezó a correr, Yahiko se acercó a ellas para tratar de calmarlas, la policía se empezó a esparcir por el lugar para proteger a los civiles, más disparos sonaron, el pelinaranja se escondió junto a las Sarutobis detrás de unos árboles, sacando su arma, observaba hacia todos lados ya casi no quedaba gente en el lugar, una fuerte explosión los alertó.
— ¿Qué mierda está pasando? —El pelinaranja frunció el ceño viendo hacia el mismo lugar donde había visto al peliplata anteriormente.
Los diferentes agentes policiales se movilizaron hacia el lugar de la explosión al llegar observaron al detective Namikaze y los restos humanos esparcidos por el lugar.
— Esos son... —Murmuró Rasa.
— Yagura Karatachi, Zabuza Momochi... Kakashi Hatake... y Obito Uchiha. —Dijo el rubio los últimos dos nombres con pesar.
— Lo siento Minato... —Dijo Shikaku.
— Traigan los forenses...
El parque fue cerrado con cómo escena del crimen, Minato se acercó a Yahiko para cerciorarse que Kurenai y su hija estaban bien, el pelinaranja no podía creer lo que escuchó, las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.
— Quiero ver sus cuerpos... —Dijo el pelinaranja.
— Lo siento mucho Yahiko, pero ni tan siquiera sabemos dónde termina el cuerpo de uno y empieza el del otro.
— Entiendo... Pero al menos ahora ellos están juntos ¿no? —Mencionó con tristeza.— Si me disculpa debo retirarme.
El rubio vio con pena como Yahiko se alejaba, dio un suspiro resignado y volvió a su trabajo, debían recoger los restos y cerrar el caso, con Yagura muerto ya solo quedaba atrapar a los infiltrados, frunció el ceño al ver cómo un grupo de periodistas se acercaban.
— No pueden estar aquí. —Dijo el rubio con firmeza.
— ¿Es cierto que la esposa e hija del candidato sufrieron un atentado?
— ¿Quienes son los muertos?
— ¿Porque fue el atentado?
— Después les daremos una conferencia de prensa. —Dijo Shikaku acercándose a ellos, rodeó con su brazo a Minato y lo alejó de ellos.— ¿Estás bien?
— Sí... —Contestó Minato soltando un suspiro fastidiado.
— ¿De verdad murieron?
— ¿Estás insinuando que miento?
— No claro que no...
— Bien terminemos con esto.
Shikaku solo siguió a Minato para terminar de recoger todo, el rubio se veía realmente estresado sabía que esto era solo el comienzo aún debía declarar ante la prensa, servicios internos y el jefe de departamento, sería un completo caos.
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