Posesivo [Dekubaku] {+16}✅

Capítulo Treinta (final Pt. 1)

Narrador omnisciente.

—Es hora — la pared cayó en cuanto la bola de plasma se impacto en ella, rápidamente secuaces salieron dispuestos a pelear.

—Ocultense — ordenó el rubio de alas rojas y todos se ocultaron en el bosque.

Se dividieron en grupos, nuestros protagonistas quedando en el grupo dos que solo serviría de apoyo en caso de que todo saliera mal.

Un grito desconocido sono llamando la atención de los ya ocultos guerreros viendo salir una criatura extraña alta y descomunal.

—¿Qué mierda es eso? — El rubio cenizo miraba atónito la criatura.

—Hay rastros de múltiples magias — la bicolor examinaba a todos los nuevos que salían.

—El alma es débil, como siempre—la híbrida dijo desde otro extremo siendo escuchada sólo por su grupo.

—No tiene pensamientos — desde otro grupo Shinsou informó al rubio alado.

—Son los únicos que no tienen guardián — Hakamada observaba al igual que todos desde su grupo.

Los seres extraños voltearon al mismo tiempo al lugar donde el pecoso y la bicolor se encontraban, dieron gritos extraños y chillones como los de un animal agonizando antes de hechar a correr.

—¡Ahora! — La híbrida de tez morena dio un grito de guerra antes de lanzarse al combate.

"—Esta es la formación que teníamos debido a que tu gente se incorpora hice algunos detalles — la bicolor iba explicándole mientras caminaban —Ya que tu gente se especializa para combate serán los primeros en entrar en acción junto al equipo del rey Enji."

—¡Ataquen! — el pelirrojo mayor grito dando la luz verde en atacar cuando vio a Mirko adelantarse.

—¡Esto será divertido! — la híbrida brinco tensado los músculos y dando patadas a cualquiera que se cruzará en su camino aplastandolo inmediatamente.

—Tiene mucha fuerza — Tokoyami dijo asombrado moviéndose entre los árboles.

—Sigan el plan y continuen caminando — Perla ordenó al grupo de cambia formas que dirigían.

Rodearon la fortaleza cuidando que el mayor peligro estuviera cerca, notaron a ambos en el tejado esperando atacar por los que les dio luz verde para entrar con sigilo y acabar con los secuazes de la misma forma, gracias a las alas de Keigo y Perla fue un cometido fácil.

—Saquenlos — el ahora peliblanco ordenó y la pelinegra a su lado trono los dedos dejando salir a criaturas más fuertes —Veamos si esa coneja puede con esto.

—Cariño — la pelirroja le susurro a su pareja apuntando a una dirección.

—¿Que es eso? — una pluma pasó por su cuello cortando arterias pero estas se recuperaron rápidamente —¡Alejense de eso! — le grito a su gente antes de que fueran arrollados por las criaturas.