Capitulo 2.

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Llamaron al timbre y mi hermana, como siempre, salió escopetada. Yo, como siempre, no fui a abrir. Principalmente porque me estaba arreglando en mi casa tampoco abro nunca.

Annie, mi hermana, me gritó, odio que haga eso. Yo ya me imaginaba que era a mi a quien venían. Sabía que era Aaron, pero aún así no fui.

Por ultimo solo me faltaba maquillarme un poco, no me hice mucho ya que no quería ir pintada como una puerta y, menos, llendo con Aaron. Lo que hice fue echarme u n lo o de rímel, pintarme la raya y ponerme un poco de lip-gloss de frambuesa.

Bajé las escaleras del piso superior. Fui a la entrada que era donde estaban mi hermana y Aaron. Por la minúscula ventana que hay al lado de la puerta de entrada pude ver que había venido en moto, por lo que suponía que era el transporte en el que íbamos a ir a la fiesta. Menos mal que no me había puesto un vestido súper corto y ajustado porque se me vería hasta el alma. Yo llevaba puesto un vestido de palabra de honor de un color rosa palo, por debajo hueco y con un volante en la parte inferior bastante insignificante, lo único que le hacía al vestido era darle vuelo. Con el vestido llevaba unos mini botines de tacón negros y, a juego, un bolso de fiesta, también negro.

Me despedí de mi hermana y nos fuimos. Esta vez traía dos cascos los dos, negros. Los de mi urba no pudieron ir ya que iban a ir a la fiesta de inauguración que hacen cerca de allí cada año. Yo no solía ir nunca, este año pensaba ir o pasarme aunque fuese un rato, pero tenía planes mejores. Por esa razón me sentí un poco sola, pero m daba igual.

Fui a la barra y me pedí un tequila con ron. Y me fui a la pista con Aaron.

-¿Qué te has pedido?

-Un tequila con ron, ¿por?

-¿Pero tú estás loca?- me soltó repentinamente.

-¿Qué pasa?

-Que es súper fuerte y no quiero que llegues a tu casa y no puedas ni sostenerte en pie.

-Venga... Si me los tomo muchas veces cuando me voy de fiesta, pero si te quedad más tranquilo, sólo me tomo esto y luego ya una Coca-Cola.

-Oye tampoco es eso... Qué ahora me haces sentir culpable...- dijo poniendo morritos.

-Pues no tienes razón.- dije con una gran sonrisa.

-Ven que te quiero enseñar un sitio muy especial. Pero para eso tienes que dejar la bebida, porque tenemos que ir en moto y, no creo que puedas ir con el vaso...

-Vale...- dije haciéndome la remolona.

Casi no le estaba escuchando, sólo me fijaba en esos ojos que te hacían perder el rumbo, esa sonrisa que te llevaba al infinito, esa manera tan cariñosa de regañarme.

Pero creo que dijo que me iba a llevar a un sitio muy especial. A mi, ¿de verdad? No me lo puedo creer.

Esta vez cada uno llevaba un casco. Me subí detrás suya, me agarré con fuerza a su cintura, y me perdí en la distancia. Al cabo de un rato, me aviso de que ya habíamos llegado, pero que faltaba un trayecto en el que había que ir andando.

No tardamos más de cinco minutos en llegar. Había que pasar un pequeño trozo de playa, después una enorme y gigantesca roca y ya habíamos llegado.

Aaron tenía razón ese era un lugar muy especial, detrás de la roca resultaba que había una enorme y preciosa cascada.

-¿Te gusta? Aquí me llevaban mis padres cuando era pequeño y juré que algún día le enseñaría este sitio especial a una persona especial.

¿Había oído bien? Había dicho que yo era una persona especial. Estaba anonadada pero a la vez, me encantaba que me lo hubiera dicho a mí.

-¿Me tomas el pelo? Este sitio es precioso. Si no te gusta es porque no sabes apreciar la cosas bellas cuando las ves.

-¿Y tú crees que yo se apreciarlas?-esa pregunta, me pillo de imprevisto.

-No se, tu sabrás.- dije sin pensar.

Todo tiene un comienzo y un final. ||PAUSADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora