uno

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Un grupo de cinco pibes se encontraban en la casa de la tal conocida Angie Velasco, sentados en ronda en aquella gran mesa redonda la cual encima traía banda de boludeces escolares. Hojas, lápices, lapiceras, fibrones y las carpetas junto con las cartucheras propias de los individuos. Era un quilombo dónde extrañamente estaban cómodos.

— entonces, voy con Tomi a comprar la cartulina... ¿de que color?

Rodri, aún con su vista en la hoja copiando lo que Iván le dictaba, contestó.- verde, Angie.

— ¿verde?

— Si.— levantó la vista.— así queda bien, y resaltan más las fotocopias y eso que vayamos a pegar.

— dale Ro, que falta poco.— Interrumpió Iván.

Ro, ese apodo saliendo de la boca de su amigo le daba escalofríos y una sensación linda.

— ¿todavía falta?— el castaño giró su cabeza, topándose con él. Su corazón comenzó a latir un poco fuerte al darse cuenta de lo cerca que estaban. Desvió la vista al instante y soltó la lapicera, para después estirar su espalda apoyándola en el respaldo de la silla. Iván inconcientemente se alejó y estiró un poco, casi copiando el acto.

— faltan como dos páginas.— comentó, viendo su celular.

— encima Rodri la re sufre porque sos un dislexico de mierda cuando hablas.— habló Tomi, mientras se levantaba de la silla.— Bri, preparate unos mates.

La chica asintió, levantandose a la vez que Angie y se dirigió a la cocina para poner la pava.

— Tomi, ¿es tu casa?— lo miró, sonriendo apenas.

— no, pero vengo siempre, así que casi es mi casa.

— che, ¿van a comprar la cartulina o no?— preguntó Rodri.— dale que está nublado y capaz se re largue a llover.

Miraron a la ventana y si, parecía que estaba casi a punto cuando hace un par de horas estaba levemente soleado.

— uh bueno, vamos rápido Angie.— la nombrada agarró plata, su campera junto con la de Rob y salieron enseguida.— ¡no se anden besuqueando!— gritó, antes de salir, refiriéndose a los dos pibes en la sala.

Rodri solo sonrió e Iván no le dio pelota. Estaba muy mentido en su celular.

— ¿que tanto hablas con la conchita esa?

— ¿que conchita, tarado? Estoy viendo si falta más info.— en su tono de voz se notaba que no estaba tan de buen humor.

— uhh bueno, bajamos los humos. No te tomes todo a pecho.— Rodri intentaba que el ambiente no se ponga tenso, aún manteniendo una leve sonrisa y hablando de una forma agradable. Pero Iván no ayudaba mucho.

— encima la poronga esta que no carga más. Celular de mierda.

— ¿querés buscar en la compu de Brisa?

— espera que primero saco el porno y después buscan.— hablando de Roma, apareció la nombrada.— ¿dulce o amargo?

— amargo.— contestó el castaño.— Ivancito, ¿tomas amargo?

— cualquiera.— agarró la compu de Bri y apagó su celu. Se estaba quedando sin batería.— ¿no van a hacer nada?

— vos me dictas, y Bri ceba mate. Estamos esperando a los chicos.

— bueno pero boludo, quedan pocos días y no podemos seguir perdiendo el tiempo, ponete a buscar algo o que se yo.— ya se notaba estresado, pero siendo sincero Iván le irritaba de sobre manera que su grupo no haga más nada que boludear la mayor parte de tiempo. Y no lo dice por ahora mismo, sino que estuvieron toda la tarde con lo que estaban haciendo y no avanzaron ni un choto.

— bueno Iván, cálmate un poco. Faltan tres días, lo hacemos al toque.

— hay que estudiar la poronga esta también, cada uno, porque después hay que pasar al frente sin ninguna hoja.— decidió mirarlo; estaba a punto de entrar en un colapso, el estrés estaba subiendo bastante rápido.— y no digas "lo hacemos al toque", porque hace más de siete horas estamos acá metidos y no avanzamos ni una poronga.— reclamó. Su tono de voz era más grave y habló más fuerte y firme de lo normal.

Rodrigo intentaba escucharlo, enserio lo hacía, pero tenerlo cerca lo hacía perderse de todo y sus ojos no podían evitar bajar lentamente a esos labios. Se sentía extraño y siempre le daban estas sensaciones cuando su amigo estaba a esa cierta distancia.

— bueno, pero... Lo intentamos.— fue lo único que pudo decir. Su corazón se estaba acelerando más de lo normal, ¿le gustaba que Iván le hablara así? unió sus cejas al pensar eso y desvío la mirada.

— ya vengo.— se levantó y se dirigió al baño.

El ambiente quedó un poco tenso. Brisa y Rodri no eran de hablar mucho si estaban solos.

— está así porque el boludo no hizo casi nada en el año y ahora está full estresado porque quiere aprobar todo.— comentó, mientras agarraba el mate que Brisa le dió.

La chica no supo que decir. Solo asintió con la cabeza lentamente.

Al cabo de unos minutos se comenzaron a escuchar gotas caer y los pibes se miraron, pensando en Angie y Tomi que todavía no aparecían.

— uh dios, estos pibes, era comprar una cartulina acá a la esquina, no ir al centro.— la chica agarró su celular para marcar el número de su casi-algo, pero antes de llamar se escuchó como abrían la puerta.

Vieron a los nombrados anteriormente entrar, con la cartulina tapada por la campera de Robleis y un par de bolsas en las manos de Angie.

— ¿a dónde chota fueron que tardaron tanto?— preguntó el castaño. Miró hacía el pasillo al ver cómo Iván salía del baño, con cara de orto. Se sintió un poco desilusionado cuando se sentó en el otro lado de la mesa, pero no quiso tomarle importancia.

— se van a quedar a dormir, ya hablé con mi mamá por teléfono y no tiene drama.— comentaba Angie animada, dejando las cosas en la mesa.— y compramos un par de boludeces así tenemos para la madrugada. Total mañana es sábado.

A Iván no le pareció gustarle la idea cuando se lo vio fruncir notablemente el ceño. Pero la lluvia comenzaba a sonar más fuerte, entonces no tuvo otra que aceptar, ya que había venido en bici y sus viejos laburaban hasta tarde.
El caso de Rodrigo era casi el mismo, solo que tenía el plan de quedarse a dormir en lo de Iván por si se le hacía más tarde.

— ¿y en dónde vamos a dormir?— Rodri sea lo que sea que le vaya a contestar su amiga, dentro suyo le había crecido la ilusión de dormir con Iván. Sea así uno en cada esquina del colchón; quería dormir con él.

— tengo dos colchones, mi hermana duerme en la casa del novio así que hay otra cama libre.— contestó, mientras agarraba un paquete de surtidas.— ¿querés?— le ofreció al castaño. Este agarró y agradeció.

Tomas y Angie se sentaron, ahora le tocaba al primer nombrado dictarle el resumen a Carre para que copie. El ambiente quedó en silencio, descartando la burbuja donde Tomás dictaba, y también los murmuros entre los otros tres mientras pegaban las fotocopias y copiaban en la cartulina.

En una Iván y Rodri chocaron miradas, sintiéndose así un toque nerviosos. El mal humor de Iván por suerte había bajado cuando vio a todo su grupo hacer algo por fin en la tarde; se le veía más animado y el corazón de Rodrigo no podía evitar sentir cosas al verlo sonreír, entre más y cortos momentos así.

Estaba harto de sentir aquello, pero a la vez le gustaba. Y de Iván podría decirse lo mismo.

sentimientos | rodrivan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora