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Era domingo, la verdad no tenía mucho que hacer. Alice fue a pasear con una de sus amigas, y yo me iba a quedar en casa jugando con la computadora, pero eso también me aburría. Por lo cual, comencé a recorrer todo el departamento. La habitación de Alice, la cocina, el baño, la sala de estar, la terraza, y mi cuarto, pero aún así, seguía aburrido. Tenía hambre, así que me dirigí al McDonald's. Mientras iba caminado, iba reflexionando en todo lo que había sucedido este último mes. La verdad me sentía agradecido de poder tener un trabajo y un lugar donde vivir y además, estaba conociendo gente nueva. Pero, a pesar de tenerlo todo "¿por qué aún me siento mal cuándo estoy solo?" Me cuestionaba mil veces a mí mismo.

Cuando finalmente llegue al McDonald's, vi a una persona muy familiar en la fila. Sí, definitivamente era Samuel. Cuando ambos terminamos de pedir nuestra orden, me acerque a su mesa y lo salude.

- Que casualidad, ¿cómo estás compañero? ㅡ Le regale una pequeña sonrisa. ㅡ ¿Qué haces aquí?
- Y, lo que todos hacen, vine a comer. ¿A qué más? ㅡ Samuel me miró con esos ojos cansados y su mirada completamente fría, que ya me había acostumbrado a ver casi todos los días.
- Siendo sincero, caes mejor cuando sonríes. ㅡ Me senté en su mesa y comencé a comer.
- ¿Quién te invito?
- Me invite yo solo, porque por tu cuenta no vamos a llegar a nada. ㅡ Me empecé a reír. ㅡ Oh, por cierto. Me gustaron mucho los videos de gatitos que me enviaste. ¡Son muy lindos!
- Ah, sí. Es verdad. ㅡ El chico aparto la mirada un tanto avergonzado y molesto. ㅡ A mí también me gustaron los videos que me enviaste.
- ¿Sabes? Tengo una idea millonaria, si es que no nos echan y los dos terminamos vendiendo merca por las esquinas de las escuelas públicas, podríamos tener un café llamado: "El gato cósmico."
- ¿Un café? No sabemos ni usar las máquinas y vos queres tener un café. Además, yo si quiero ser psicólogo. ㅡ Samuel suspiró y le dio un bocado a su hamburguesa.
- Oh, y... ¿tenes un propósito por el cual quieras serlo?
- Sí. Pero es muy personal como para contártelo.
- Oh. Entiendo. ㅡ Me le quede mirando fijamente al chico.
- Quieres que te pregunte el por qué quieres ser psicólogo también. ¿No es así? ㅡ Samuel me miró irritado.
- Sii, ¿cómo supiste?
- Tus ojos, tus ojos me lo dicen todo. Con tan solo una mirada, ya dices todo. ㅡ Samuel nuevamente suspiró. ㅡ Y vos, William, ¿por qué quieres ser psicólogo?
- Para ayudar a enfermitos como vos. ㅡ Me contuve la risa y continúe hablando. ㅡ Es broma, solamente me gustaría poder ser la ayuda que en su momento tanto necesite.
Samuel parecía muy atento a lo que le estaba diciendo.
- Oh, entiendo. Pero, no necesitas ser psicólogo para ayudar a "enfermitos como yo." A mí ya me ayudaste una vez.
- ¿Qué? ¿Cuándo?- ㅡ Lo mire extrañado esperando una respuesta de su parte.
- No, olvídalo, no dije nada.
- Oh, está bien. Por cierto, Samuel. ¿Cuándo es tu cumpleaños? ㅡ Cambie de tema, para evadir el momento incomodo.
- El 18 de septiembre ¿y el tuyo?
- El 4 de febrero. ¡Falta poco! Y no estoy para nada emocionado.
- Bueno, no falta poco. El tiempo pasa muy lento.
- ¿Qué dices? Si pasa rapidísimo. Parece como si fuese ayer que hacía motos de papel de color rojo.
- ¿Te gustan las motos? ㅡ Samuel me preguntó.
- Sí, desde pequeñito. Siempre quise una.
- Mhm, ya veo. ㅡ Samuel se me quedó mirando por unos segundos. ㅡ Tal vez, dentro de poco te podrás comprar una.
- Soy pobre. ㅡ Le dije.
- Vamos, solo bromeaba con eso. No lo eres. ㅡ Samuel empezó a rascarse el cuello.
- No, no. No es porque vos lo hayas dicho, realmente lo soy. Conseguí una casa y un trabajo gracias a Alice. Antes yo vivía en un alquiler de muy bajos recursos. De vez en cuando, aparecían ratas, y a una de ellas le puse Vanesa.
- ¿Por qué le pondrías nombre a una rata?
- ¿Y por qué no?
- ¿Y tu mamá?
- Murió. ㅡ Le respondí.
- ¿Y tu papá?
- No sé.
Samuel parecía un poco estupefacto debido a que yo respondia con bastante calma cada una de sus preguntas.
- ¿Tu papá solamente desapareció?
- No. Él estuvo gran parte de mi infancia, fue un gran tipo, siempre intentaba darme todo lo que quería.
- ¿Y por qué te tomas tan a la ligera la muerte de tu madre?
- No sé. La gente muere, ¿no?
- Sí, pero...-
- Ya no tengo hambre. ¿Y si vamos a caminar por ahí? ㅡ Intente cambiar el tema.
- Te diría que no, pero como no tengo nada más que hacer. Entonces, bueno. ¿Vamos a la playa?
- Ew, playa, arena, mar salado. ㅡ Sentí un gran escalofrío y puse una cara tonta.
- ¿Cómo? La playa es genial.
- Que asquito, eres un rarito.
- ¿Así? Entonces... ㅡ Samuel se levantó y tomó su mochila. ㅡ Me voy.
- Nooo, era broma. Vamos a la playa.

Samuel y yo caminamos un largo rato por la ciudad antes de llegar a la playa. Recorrimos casi todos los lugares del centro de la ciudad, y como siempre, yo fui el único que estaba hablando, el solamente me oía con atención. Cuando llegamos a la playa, nos dirigíamos al mar, fue ahí cuando el comenzó a hablar.

- A mí siempre me gustó la playa, es un lugar muy tranquilo cuando no está lleno de gente. ㅡ Empezó a respirar profundo. ㅡ El aire acá es mucho más bonito que el de la ciudad, a pesar de que está tan cerca. Aunque no se compara a las estrellas.
No quería interrumpirlo, así que solamente me limite a asentir con la cabeza. Lo cual lo extrañó bastante.
- ¿Por qué no dices nada?
- He hablado todo el camino, siempre hablo demasiado.
- ¿Y eso qué tiene? A veces es bueno hablar mucho.
- ¿Eso crees? ㅡ Le pregunté mientras tocaba el agua con mis manos.
- Se, mantienes a la gente distraída, deberías ser animador de cumpleaños y contarles historias a los niños.
- Vos también sos un buen oyente. ㅡ Sonreí y le tire un poco de agua.
- Es que no tengo nada interesante que contar, soy una persona aburrida. ㅡ Dijo mientras también tocaba el agua con sus manos. ㅡ Me agrada la gente que habla, siento que se puede aprender mucho de ellas, aunque vos sos estresante, se puede aprender mucho de vos.
Mis ojos volvieron a brillar.
- ¿El agua del mar de afecta al cerebro? Es raro escuchar de vos esas cosas.
- Entonces no lo digo más. ㅡ Samuel me tiro agua en la cara, y comenzó a reírse.
- Eu, eso es trampa. Yo solo estaba bromeando. ㅡ Yo también le tire un poco de agua.
- Lo sé. Y yo también. ㅡ Samuel me empujó y me tiro al mar.
Me levante lo más rápido que pude, pero ya estaba completamente mojado, no se podía arreglar. Samuel comenzó a reírse aún más, y comenzó a correr por toda la costa, mientras yo lo perseguía.

Después de correr y tontear un buen rato, nos preparamos para ya cada uno irse a su casa. Samuel me preguntó dónde quedaba la mía y quedó un poco sorprendido de lo lejos que quedaba del trabajo. Así que decidió acompañarme a la parada de colectivo.

- ¿Y cuantos colectivos tenes que tomarte para llegar a tu casa?
- Y, ahora estamos un poco cerca. 3 nada más.
Samuel me miró impactado. ㅡ ¿Y de tu casa al trabajo?
- Cómo 7 maso menos.
- Fua, eso es un montón. Yo tengo todo re cerca. No me gusta viajar en colectivo.
- A mí si, puedo escuchar música con mis auriculares y las nenas me ven como si fuese un minio aesthetic.
- Pff, en que tonterías te fijas.
Una pequeña brisa cálida se sintió pasar. Y el colectivo ya estaba llegando a su parada. Me despedí de Samuel y él se despidió de mí.

Cuando llegue a mi casa, me puse a tocar el piano después de mucho tiempo. Realmente estaba inspirado, me hacía mucha falta salir y más en compañía, ya que me sentía solo. Mientras tocaba las teclas del piano iba recordando cada momento del día de hoy, y se me dibujaba una sonrisa tonta en mi rostro.

Samuel me mandó un mensaje, que decía así: "Gracias por sugerirme salir juntos. Valió la pena. Mira, un video de un chico cortando jabón. Suena bonito, pero prefiero los videos de astronomía."

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